Hablan dirigentes del Partido de la Democracia Obrera (IDP) de Turquía
El gobierno de Erdogan usó el fracaso del golpe del 15 de julio para decretar el estado de emergencia y profundizar la represión, tanto sobre el pueblo turco y sus trabajadores, como sobre el pueblo kurdo. Luego ingresó militarmente en Siria. ¿Hacia dónde va Turquía? Sobre ello hablamos con Murat Yakın y Atakan Çiftçi, dirigentes de la sección de la UIT-CI
¿Cómo evalúa IDP la situación política de Turquía después de la intentona fallida de golpe? ¿La crisis política está superada?
La primera verdad que destapó el intento del golpe de estado es la falsedad del mito según el cual, en una Turquía integrada con el capitalismo europeo y mundial, la era de golpes ya se había cerrado. La segunda realidad que quedó clara es que Turquía está viviendo desde hace tiempo una crisis del régimen político. A pesar de que los golpistas fueron derrotados, han logrado con violencia entregar el mensaje de su líder, Fettulah Gulen, a Tayyip Erdogan.
Aunque utiliza el nuevo período de post-golpe como una buena herramienta para sus fines presidencialistas, Erdogan ya sabe que en la noche del 15 de julio estuvo en el umbral de una ejecución por parte de los golpistas. Al contrario de lo que parece, entró en el nuevo período mucho más debilitado.
Ha causado gran preocupación en los sectores burgueses turcos hegemónicos cómo quedó la situación después de 15 de julio (15J). Especialmente la tensión entre Ankara y EEUU y la UE. Además, la crisis del régimen no se ha cerrado y el problema kurdo puede asumir un nuevo contexto.
Los diferentes sectores hegemónicos, que tomaron opuestas posiciones durante el 15J, ahora intentan unir sus fuerzas con la consigna de «conciliación nacional» para poder quedar en pie. Después de la intentona golpista se pusieron en marcha dos procesos similtáneos y aún ninguno de ellos pudo ganar supremacía.
Por un lado, Erdogan intenta dar confianza al sistema debilitado, diciendo «estoy yo, no os preocupéis», prometiendo que si se le apoya el régimen sobreviviría sin problemas. Por otro lado, el líder del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), Kemal Kiliçdaroglu, está presionado para participar en la conciliación nacional. Por esto, se entiende que la burguesía está buscando un gobierno de coalición con AKP, CHP y MHP (Partido del Movimiento Nacionalista, partido pro fascista).
¿Cómo quedó la relación de Erdogan con EEUU y la UE?
«Occidente» no quiere a Erdogan. Después del golpe nadie lo llamó para brindarle su apoyo, porque sus políticas pragmáticas y espontáneas se han convertido en un dolor de cabeza para el imperialismo. Sin embargo, hay que tomar con mucha reserva las opiniones de que Turquía va a romper el bloque occidental para acercarse al eje ruso-chino.
Es muy difícil tal ruptura. O mejor dicho, para que ocurra un hecho de tal envergadura, deberá haber conflictos internos muy violentos –tal vez hasta una guerra civil– entre la burguesía misma, con la participación de diferentes sectores de la población. Erdogan busca aprovechar las brechas en el campo imperialista para ampliar su margen de maniobras en sus relaciones con occidente.
¿Cómo interpretar el giro hacia Rusia y Putin y el sorpresivo reconocimiento del rol de Al Assad en una transición?
La mejora de las relaciones de Turquía con Rusia e Irán, incluso con Siria, con quien se llegó al umbral de una guerra militar, son producto de la búsqueda antes mencionada. Que la intervención actual del ejército turco en Siria (Yerablus) no engañe a nadie. Esta intervención tiene la potencialidad de arrastrar a Turquía a una guerra no solamente con ISIS y los kurdos, sino también con el régimen sirio, que puede acabar con el poder de Erdogan. Con esta intervención militar, el presidente ahora es más susceptible al control del imperialismo.
¿Qué consecuencias tiene el estado de emergencia de Erdogan?
Si lo que derrotó al golpe de Estado hubieran sido las movilizaciones de masas, ahora Turquía estaría en un proceso de democratización. Pero no ha sido así, la intentona se disolvió a causa de peleas e intrigas en el seno de los organismos estatales (seguridad, militares) y por la intervención del aparato del AKP en las calles, junto a elementos de los servicios policiales afectos al gobierno.
Después del fallido intento golpista, en el sector público fueron despedidos 76.597 trabajadores, de las cuales 40.029 han sido detenidos y 20.355 encarcelados. La ola de detenciones se extiende para incluir a los sindicalistas, los socialistas y los opositores kurdos. Para eso usa el estado de emergencia.
Erdogan piensa que ha llegado el mejor momento para excluir de la vida política al HDP (el Partido de Democracia del Pueblo, pro kurdo) y reestructurar el estado a base de la enemistad contra el pueblo kurdo y la clase trabajadora.
Es consciente del vacío político que se creó después del 15J. Con rápidas y continuas movidas busca llenarlo para su beneficio, debilitando y confundiendo a sus oponentes. Por otra parte, para ganar la confianza de los sectores burgueses está preparando un paquete de ataque neoliberal sin precedentes contra los trabajadores. Intentará derrotar todas las conquistas económicas y sociales que aún existen.
¿Qué postura tiene la oposición kemalista del CHP? ¿Con qué postura fue el IDP al acto en plaza Taksim que convocó al CHP?
El CHP tomó posición contra el golpe y así tuvo una oportunidad de asumir protagonismo en la democratización del país. Pero esto parece bastante efímero pues, por un lado, resiste contraer las reivindicaciones de las masas que se movilizaron durante la revuelta de Gezi hace dos años y ,por otro, da apoyo a los planes de AKP de reestructuración del estado y pierde legitimidad ante las masas.
Después del intento de golpe las masas que protagonizaron las jornadas de Gezi en junio de 2014, por primera vez en dos años, confluyeron en la manifestación de Taksim. Y a pesar de la voluntad de la dirección del CHP se demostraron como una enorme fuerza social, por las libertades, y críticos al régimen de Erdogan. Sin embargo, esta fuerza aún no ha construido una dirección y un programa independientes, ni ha sido capaz de unir a los trabajadores turcos y kurdos. Este es el más importante hándicap del movimiento obrero de hoy.
El IDP ha participado en esta manifestación organizada por el CHP con sus propias banderas y consignas, y fue uno de los pocos partidos que se movilizó a la izquierda de la socialdemocracia. Nuestras consignas fueron «¡No al Golpe! ¡No al Estado de Emergencia! ¡Solución: Gobierno obrero y popular!» Repartimos miles de hojas y vendimos nuestro periódico. Caminamos junto a la Confederación de los Sindicatos Revolucionarios (DISK) y gritamos –además de las consignas mencionadas– «¡Turquía, fuera de OTAN! ¡Que se cierre la base de Incirlik!»1 y «¡Trabajo, Pan y Libertad!».
Participamos en la manifestación con nuestras consignas, porque pensamos que hoy más que nunca es imprescindible estar en la calle contra los golpes, contra el régimen represivo, contra el estado de emergencia.
¿Cuál es la política del HDP? ¿Se diferencian de las acciones del PKK?
En este proceso, el HDP sigue su política reformista. Después del fracaso del golpe, esperaban que Erdogan y el AKP cambiaran su política de guerra contra los kurdos. Llamaron al gobierno a retomar el proceso de negociación y levantar el régimen carcelero de aislamiento sobre Ocalan, que sufre desde hace más de un año y medio. Pero, después de la derrota de las elecciones de 7 del junio de 20152, Erdogan empezó a construir una nueva política de alianzas y proyecta un bloque de poder reaccionario en base al odio al pueblo kurdo. Era obvio que a pesar de no tener éxito el golpe, en el corto plazo, Erdogan no iba a cambiar su política anti kurda. Después del intento golpista, Erdogan ha llamado a los principales partidos opositores (CHP y MHP3) a construir una «unidad nacional» contra el golpe, excluyendo al HDP, e intensificando la represión sobre el HDP y el pueblo kurdo.
De hecho, el HDP había obtenido un gran éxito electoral el 7 de junio de 2015 con el 13% de los votos, creando la esperanza dentro de las masas de que, más allá del pueblo kurdo, podían frenar las políticas antidemocráticas y antiobreras de Erdogan. El HDP, ante el relanzamiento de la guerra sucia al pueblo kurdo, no intentó movilizar a las masas contra la política de guerra de Erdogan ni pudo distanciarse de los actos armados del PKK. Así, el HDP quedó paralizado bajo la presión de las políticas represivas del gobierno y por la política de la lucha armada del PKK, que facilitó la criminalización y el aislamiento de lHDP. En este cuadro, las acciones terroristas del PKK y las políticas reformistas de HDP debilitaron la lucha del pueblo kurdo y dificultaron la unidad de los trabajadores turcos y kurdos.
¿Qué reacción hay entre los trabajadores? ¿Qué postura asumieron los sindicatos?
Las políticas represivas del gobierno afectan también al movimiento obrero. Después de la declaración de emergencia, el estado interviene en huelgas y acciones de resistencia de los trabajadores para aplastarlos. A pesar de la intensificación de la represión, la resistencia y las luchas obreras todavía siguen, aunque sean parciales y aisladas. El sector más afectado por la represión es el de los empleados públicos y de educación. El gobierno los ataca con la excusa de expulsar a los golpistas del estado. De hecho, aprovechando la intentona golpista, el gobierno trata de eliminar las conquistas de los trabajadores públicos y de despedir a los opositores de la izquierda y del movimiento kurdo. Especialmente criminaliza al sindicato más progresivo (la Confederación de los Trabajadores Públicos – KESK) a pesar de que no tuvo nada que ver con los golpistas.
Los principales sindicatos de la izquierda como DISK (la Confederación de los Sindicatos Revolucionarios) y KESK han repudiado tanto el golpe como las políticas represivas del gobierno. El principal problema es que la burocracia sindical no ha movilizado su base ni contra el golpe ni contra la represión. Unos días después del golpe, los sindicatos izquierdistas y el HDP,constituyeron una plataforma llamada «Unidad de Fuerzas por el Trabajo y la Democracia» contra el golpe y el estado de emergencia. Es cierto que la construcción de este tipo de unidad de acción es positiva para defender los derechos económicos y democráticos de los trabajadores. Pero la burocracia sindical y la dirección del HDP no tienen perspectiva ni voluntad de movilizar a los trabajadores y el pueblo kurdo contra la represión gubernamental. Por eso la plataforma unitaria no da aún pasos para movilizar realmente. La burocracia sindical y el HDP la instrumentalizan para sus maniobras políticas.
¿Qué consignas está levantando el IDP?
Desde el primer momento estuvimos contra el golpe sin dar ningún apoyo al gobierno y a Erdogan. Un golpe exitoso aniquilaría las últimas conquistas democráticas y económicas del pueblo trabajador. Ahora nuestro centro político es parar las políticas represivas y antiobreras del gobierno. Erdogan instrumentaliza el intento de golpe para atacar a los trabajadores y el pueblo kurdo. A través de la ley del estado de emergencia, el gobierno deja de lado el parlamento y pone en marcha sus políticas represivas y antiobreras con los decretos de ley. Por eso, derogar el estado de emergencia es hoy una de las tareas más importantes hoy. Reclamamos la libertad de los presos políticos, periodistas e intelectuales, y la reincorporación de los profesores cesanteados. Luchar contra la guerra y la represión sobre el pueblo kurdo también es esencial.
Por otra parte, luchar contra la intervención militar del Estado turco en Siria es muy importante porque el gobierno lo hace por sus políticas expansionistas y antikurdas. Otro eje importante es desenmascarar el discurso anti yanqui que el gobierno empezó utilizar después del atentado para consolidar sus bases, señalando que EEUU apoyó el golpe contra Erdogan y el gobierno de AKP. Es una hipocresía total, ya que el gobierno utiliza este discurso en la política interna, y sigue toda su colaboración con el imperialismo. Contra las políticas hipocráticas del gobierno defendemos la ruptura definitiva con el imperialismo, empezando por salir de la OTAN y cerrar sus bases en Turquía.
Para cumplir estas tareas gigantescas hay que construir un frente único de los sindicatos, el movimiento socialista y el HDP. Este frente no debe ser un instrumento para las políticas reformistas y las necesidades por el corto plazo de la burocracia sindical y la dirección del HDP, sino una herramienta para movilizar las masas contra las políticas antiobreras, antidemocráticas, expansionistas y proimperialistas. Por eso, exigimos que la Plataforma unitaria se reoriente sobre este eje.
1. Base militar yanqui en Turquía
2. En la elección nacional de 7 de Junio de 2015 el AKP ganó con el 40% de los votos y fue el primer partido de la elección. Pero desde 2002 por primera vez no podría ganar la mayoría absoluta en el parlamento, particularmente debido al suceso electoral del HDP, obteniendo 13% de los votos. Fue un golpe duro para Erdogan y su plan de cambio constitucional presidencialista.
3. MHP: el Partido del Movimiento Nacional. Es un partido ultra-nacionalista turco.