Detrás de la espectacularidad actual del acuerdo Obama-Raúl Castro, se esconde la trama de más de 35 años de negociaciones y acuerdos entre Fidel Castro, la dirección cubana y el imperialismo norteamericano. Nuestra corriente, encabezada por Nahuel Moreno, siempre lo denunció. En especial los acuerdos de Fidel Castro para evitar que Nicaragua se transformara en un país socialista. Para ilustrar estos antecedentes reproducimos párrafos destacados del artículo ¿Por qué Fidel negocia en secreto con Reagan? (*), de Nahuel Moreno (editado en Correo Internacional, Año I, Nº 6, mayo de 1982).
Por Nahuel Moreno
La revista Business Week comentaba en su edición del 22 de junio de 1981 que: «a pesar de los discursos de tono duro de los voceros de la administración Reagan en el mitin organizado por el Concejo de las Américas en Washington, a comienzos de junio, los círculos emigrados cubanos todavía sospechan que se están llevando a cabo negociaciones a través de intermediarios para lograr un nuevo modus vivendi con Castro». En ese mismo artículo se decía que Thomas O. Enders, nuevo subsecretario de estado para asuntos interamericanos, «estaba respaldando los esfuerzos de Edward Broadbent, líder parlamentario del Nuevo Partido Demócrata de Canadá, para continuar la mediación de la Internacional Socialista en América Central y particularmente en El Salvador. También hay sospechas de que el primer ministro canadiense, Pierre Elliot Trudeau, defensor desde hace mucho de la revolución de Castro, está esperanzado en utilizar el programa económico multilateral para la región -que quizá va a incluir a Canadá, México y Venezuela en un acuerdo con Estados Unidos- para apartar poco a poco a Cuba del bloque comunista.»
[…] El 27 de enero de este año, en una entrevista, el presidente Reagan informó que el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez y Haig se habían encontrado secretamente en México. Esto fue confirmado por el vicepresidente cubano a Granma, quien dijo que la reunión secreta había tenido lugar el 23 de noviembre de 1981 y que «el secretario de estado Haig y yo decidimos de común acuerdo que aquella entrevista debía considerarse como secreta». […]
¿Por qué Castro negocia?
Se trata de saber el porqué de estas negociaciones secretas del gobierno de Castro con el ultra reaccionario e imperialista Reagan.
El castrismo enfrenta, al igual que todos los estados obreros burocratizados y totalitarios del Este de Europa y Asia, una impresionante crisis económica, aparentemente sin salida. Castro negocia con el imperialismo yanqui un acuerdo económico que le permita superar esa crisis.
La crisis de la economía cubana, cuya razón inmediata pareciera ser el escaso desarrollo de la producción, obedece a una razón de fondo: la conducción burocrática de la economía y de la sociedad cubanas. Esa conducción burocrática se manifiesta en la falta de democracia obrera para discutir la elaboración de los planes económicos, para aplicarlos y para su evaluación crítica. Todo lo resuelve Fidel y su equipo. Esa conducción totalitaria ha llevado al desastre económico. […]
Ante el fracaso de las reformas del año 1980, Castro se ha visto obligado a continuar con sus concesiones económicas al capitalismo. En lugar de ahora hacérselas a través del mercado interno a los embrionarios capitalistas internos, se orientó directamente a hacerle todo tipo de concesiones al imperialismo. Con esta política no se hace más que seguir los pasos, como siempre, de otros gobiernos burocráticos y totalitarios, como el polaco, chino, yugoslavo y de la URSS, que promulgan leyes parecidas de protección a los capitales imperialistas.
The Economist del 17 de abril de este año señalaba como «sin hacer alharaca, Cuba ha promulgado una ley de inversiones extranjeras que permite a los capitalistas occidentales tomar un 49% del capital en joint venture [empresas mixtas] con las compañías estatales, y la repatriación total, después de pagar los impuestos, de los beneficios y dividendos». […]
El imperialismo yanqui, con la complicidad de los imperialistas europeos, de la II Internacional, del gobierno mejicano de López Portillo, como de los gobiernos panameño y canadiense, trata de utilizar la grave crisis económica del régimen castrista para el logro de dos objetivos políticos internacionales de trascendental importancia para todo el régimen capitalista, imperialista mundial: distanciar a Cuba de la URSS, tratando de lograr algo parecido a lo que obtuvo con Yugoslavia y China; hacer que Castro se transforme en un agente incondicional para desviar, frenar, y en última instancia aplastar la revolución centroamericana.
En esta etapa, ni el imperialismo ni él capitalismo tienen como objetivo central de su política lograr que la economía cubana se transforme en forma inmediata en una economía capitalista. Su objetivo esencial e inmediato es de carácter político, es decir, sumar a la dirección castrista como agente seguro de la política contrarrevolucionaria.
[…] Angola y Nicaragua
Casto ya ha cumplido un rol de primera magnitud de tipo político en África al ser la herramienta más útil que ha tenido el imperialismo yanqui para frenar el proceso revolucionario, principalmente en Angola. El castrismo ha ido a África no sólo para fortificar sus posiciones ante la presión indiscutible que el imperialismo yanqui ejerce contra el estado obrero cubano, sino también para mostrarle a Washington que la dirección castrista está por mantener dentro del capitalismo los distintos países donde hay procesos revolucionarios. Esa es la razón por la cual el ejército cubano ha sido fundamental para reestructurar el estado capitalista y para mantener la economía burguesa en Angola.
[…]Lo mismo está haciendo hoy día Fidel Castro y el FSLN en Centroamérica. Infinidad de datos demuestran como Castro y el FSLN insisten en la necesidad de que no se superen las barreras de la propiedad privada capitalista y de los regímenes burgueses en Centroamérica, y por todos los medios tratan de evitar que se origine una sola revolución centroamericana.
Dos políticas para Cuba y los estados obreros
[…] El stalinismo y muchos admiradores intelectuales de sus realizaciones nos han atacado a los trotskistas por utópicos, idealistas y que no partimos de la realidad ni logramos proyectar planes reales. En contraposición, el stalinismo era realista., lograba lo que se podía lograr: el socialismo en un sólo país contemporizando con la burguesía mundial. Nada de desarrollar la revolución mundial, eso era infantilismo de izquierda, trotskismo, un delirio que sólo servía a la contrarrevolución.
A estos argumentos nacionalistas y falsamente realistas los trotskistas hemos opuesto la política de la revolución permanente, internacional, como la única verdaderamente realista. Para nosotros, lo utópico era querer construir el socialismo en un solo país y para colmo atrasado o muy atrasado. […]
El crimen de la burocracia gobernante en este caso de Cuba, no sólo es imponer un régimen totalitario a los trabajadores cubanos, sino tan o más grave, el de no desarrollar la revolución mundial, limitándose a desarrollar el socialismo en un solo país. Es la otra cara de una política pequeñoburguesa, burocrática.
Los hechos están ahí como balance final: la política stalinista es la responsable de la crisis económica crónica. La trotskista hubiera evitado esa crisis o como mínimo hubiera de verdad mejorado la economía de los estados obreros debido a dos fenómenos que combinados serían la única solución: democracia interna para desarrollar la iniciativa de los trabajadores a todos los niveles, desarrollo de la revolución mundial para unir indisolublemente en una sola nación o federación todos los países que expropiaron a la burguesía.
(*) Ver www.nahuelmoreno.org