Por: Partido Socialismo y Libertad (PSL)
El viernes 16 de diciembre hubo saqueos y protestas en entidades bancarias, de distintas regiones del interior de Venezuela, con un saldo aún no precisado de heridos y muertos.
El gobierno de Maduro es el responsable de la represión militar y de aplicar una medida antipopular y provocadora como lo ha sido el retiro de circulación en 72 horas del billete de Bs. 100. Esto se ha sumado a las dificultades para realizar transacciones electrónicas, lo que se constituye en un verdadero «corralito» (parecido a lo ocurrido en Argentina) contra la población.
El caos generado por las medidas financieras compulsivas, se suma a la angustiante escasez de productos de primera necesidad, la elevada inflación, y los despidos en empresas públicas y privadas, consecuencias del brutal paquete de ajuste instrumentado por el gobierno en acuerdo con el empresariado, que ha empobrecido y llevado al hambre a importantes sectores de la población del país.
Ante la grave crisis económica y reducción de los precios petroleros, el gobierno de Maduro decidió pagar servicios de deuda externa por más de 66 millones de dólares, recortando las importaciones de alimentos y productos de primera necesidad.
Durante los cinco últimos años, el Banco Central de Venezuela imprimió miles de millones de billetes de 100 bolívares, lo que se conoce como dinero inorgánico, sin respaldo en la producción nacional, generando una brutal inflación, que este año superará el 600% según organismos no gubernamentales.
La semana pasada Maduro anunció la impresión de nuevos billetes con denominaciones mayores a 100 bolívares, y un proceso gradual para la desincorporación de los billetes viejos. Posteriormente decidió la abrupta retirada del billete de 100 bolívares, que constituye la mayor parte de la masa monetaria del país, sin que entraran en circulación los nuevos billetes de 500 que sustituirían al de Bs. 100.
Por su escasísimo valor, se requieren decenas o centenares de billetes de 100 para realizar cualquier transacción común. Además, desde hace varias semanas los pagos con tarjetas de débito y crédito se han entorpecido con constantes caídas de la red, aumentando las penurias de la población para comprar comida o cualquier bien.
En los hechos, la retirada de los billetes se convirtió en la piedra angular de un «corralito» no anunciado, que limita brutalmente la posibilidad de realizar las operaciones más sencillas, como comprar comida o pagar el transporte.
Miles de venezolanos tuvieron que esperar hasta 12 horas para poder depositar los billetes de 100 en los bancos antes de que expirara el cortísimo plazo para que los billetes perdieran valor legal. Las autoridades gubernamentales facilitaron el lavado de dinero al autorizar a alcaldes y gobernadores chavistas operar como intermediarios para la realización de grandes depósitos.
Muchas personas se dirigían a los cajeros automáticos de los bancos esperando recibir otros de menor denominación que el de 100 o el nuevo billete de 500, que el gobierno había prometido que comenzaría a circular el pasado jueves 15 de diciembre, no obstante, para su sorpresa y desconcierto, seguían recibiendo billetes de 100 a escasas horas de que terminara el plazo para depositarlos en el banco, y cuando ya los comercios y transportistas no los recibían.
En este contexto de caos generalizado, en plena época navideña, el pasado viernes 16 estallaron saqueos y protestas espontáneas en el interior del país contra las medidas del gobierno, donde hay una mayor proporción de población no bancarizada, la cual resultó confiscada por la medida de Maduro.
Pese al cerco informativo tendido por los medios gubernamentales y privados, se sabe que ha habido saqueos y protestas, incluso quema de sucursales bancarias, en el estado Bolívar, y en partes de los estados Sucre, Barinas, Apure, Táchira, Monagas, Anzoátegui, Portuguesa, Mérida, y otras localidades. Todas regiones en las que el chavismo tuvo durante más de 14 años hegemonía pero que ahora reflejan la casi total ruptura de las masas empobrecidas con el gobierno.
Las protestas y saqueos han sido particularmente fuertes en Ciudad Bolívar, Tumeremo y El Callao (estado Bolívar) y en Guasdualito (estado Apure). En la capital del estado Bolívar las protestas han sido muy violentas, y reprimidas brutalmente por la policía y la Guardia Nacional. Hay heridos y más de 200 detenidos e incluso se habla de muertos, aunque esto no está confirmado.
Las justificaciones del gobierno para sus medidas criminales son absurdas. Alegan que hay mafias que sacan los billetes de 100 hacia Colombia o hacia destinos como Ucrania. No es un secreto para nadie que desde hace varios años los bolívares son utilizados en la frontera para operaciones de contrabando de mercancías venezolanas hacia Colombia, aprovechando el diferencial de precios. En estas operaciones participan empresarios venezolanos, burócratas del gobierno y de las empresas distribuidoras de alimentos estatales, así como militares de la Guardia Nacional Bolivariana, que custodian la frontera, en alianza con comerciantes y funcionarios colombianos.
Obviamente, más allá de alguna dificultad coyuntural, al entrar en circulación los nuevos billetes de mayor denominación esas operaciones se facilitarán. Las medidas del gobierno no perjudicarán a ninguna mafia, pues dejan intactas las estructuras de crimen organizado que el propio gobierno ha favorecido y alimentado durante años. Sólo perjudican al pueblo trabajador venezolano, a los pensionados y jubilados, que padecen un terrible «corralito» y la confiscación de sus salarios y escasos recursos, ya no sólo a través de la inflación y la especulación, sino también mediante la anulación abrupta de los billetes de 100.
Ante las violentas protestas que se produjeron en distintas partes del país, el gobierno de Maduro se vio obligado a prorrogar hasta el 2 de enero la vigencia del billete de Bs. 100. Estas constantes idas y venidas, reflejan el carácter improvisado de las recientes medidas adoptadas por el gobierno, y la tremenda irresponsabilidad de un gobierno errático que se hunde en medio de desatinos que afectan especialmente a los trabajadores y sectores populares, agobiados por el hambre, la escasez, los bajos salarios, la especulación, la inflación galopante y la falta de un destino seguro en la vida de los venezolanos.
Todas estas terribles medidas contra la población cuentan con la complicidad de la oposición patronal y proimperialista agrupada en la MUD, que ha salido a intentar desmovilizar y aplacar la ira de la población empobrecida azotada por las medidas impopulares e improvisadas de Maduro.
La MUD viene de haber aceptado en la mesa de diálogo con el gobierno la no realización de elecciones de gobernadores y del referendo revocatorio, y suspendió la marcha del 3 de octubre, siguiendo las directrices de sus jefes políticos del gobierno de EEUU y El Vaticano, que intentan evitar a toda costa un estallido en Venezuela, y apuestan a una transición pactada entre el chavismo y la oposición patronal.
Los partidos de la MUD, sumidos en fuertes contradicciones internas, al igual que el gobierno yanqui y la Iglesia Católica, han pasado de la oposición acérrima al chavismo a ser pilares que sostienen a un gobierno repudiado por más del 85% de la población. El otro pilar fundamental es el estamento militar, que mediante sus operativos de represión (OLP) y sus centenares de ejecuciones extrajudiciales en el último año, se convierte en la última barrera que impide que la población pase por encima de las direcciones políticas del chavismo y la MUD y acabe mediante la movilización con el gobierno boliburgués de Maduro.
Mediante la movilización tenemos que hacer valer los derechos democráticos y sociales que el gobierno antipopular nos niega con la complicidad de la MUD.
Maduro hambrea a la población para poder seguir pagando deuda externa y subsidiando a la burguesía regalándole los menguados petrodólares por el irrisorio precio de 10 bolívares.
El gobierno corrupto y asesino de Maduro tiene que irse, tal y como exige la enorme mayoría de los trabajadores y el pueblo venezolano. El Partido Socialismo y Libertad acompaña esta exigencia que ya se ha hecho mayoritaria en el seno del pueblo trabajador, pero está consciente que la MUD no es alternativa ya que sus intereses son los mismos de empresarios y transnacionales, y no los del pueblo.
Para el PSL, la única posibilidad de comenzar a cambiar nuestra situación y superar esta tragedia social y económica que vivimos es con un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo. Ni el gobierno del Psuv, ni la MUD son opción para el pueblo trabajador y los sectores empobrecidos.
Nuestro partido le propone al pueblo trabajador que exijamos la realización de la Asamblea Nacional Constituyente libre, democrática y soberana, donde se discuta todo, no sólo la salida de este gobierno, sino el conjunto del régimen político, y que reorganice el país sobre nuevas bases al servicio del pueblo trabajador.
No obstante, en lo inmediato, llamamos a la conformación de una coordinación de sindicatos, organizaciones populares, campesinas, indígenas y estudiantiles para impulsar una salida obrera y popular a la crisis, por un Plan Económico y Social Alternativo Obrero y Popular que contemple un plan alimentario de emergencia, el rechazo a los Clap, y su sustitución por comités elegidos democráticamente en las comunidades para luchar por la comida y medicinas; aumento general de salarios y salario mínimo igual a la canasta básica ajustada cada 3 meses de acuerdo a la inflación; contra los despidos y reenganche inmediato de los despedidos; contra la represión a los que luchan o disienten políticamente, por la defensa de las libertades democráticas y contra la criminalización de la protesta; contra la entrega del Arco Minero del Orinoco y por petróleo 100% venezolano sin transnacionales ni empresas mixtas.
Esta es la tarea que tiene por delante la Plataforma del Pueblo en Lucha y del Chavismo Crítico, como organización de articulación de distintos sectores dispuestos a movilizarse contra el gobierno y su paquete de ajuste hambreador y represivo.
¡A la calle contra este gobierno hambreador y represivo!
¡Que se vaya Maduro con la movilización obrera y popular!