Por: Simón Rodríguez Porras
Debería resultar una obviedad. Ante un ajuste que mata de hambre a miles de personas, ante un gobierno burgués que militariza las calles durante más de cuatro meses, asesina a un centenar de jóvenes y aplica tribunales militares a quienes participan en saqueos, que impone una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta para modificar la constitución y perpetuarse en el poder, la solidaridad de los revolucionarios debe estar del lado del pueblo trabajador que lucha contra el ajuste y la represión.
Pero no son pocos los luchadores que hoy equivocadamente se ubican del lado del gobierno cívico-militar de Nicolás Maduro, avalando silenciosamente o a viva voz su ajuste y su represión. No me refiero a los intelectuales orgánicos del chavismo, como Atilio Borón, James Petras o Claudio Katz, que consideran a Maduro demasiado blando y exigen una represión aún más sanguinaria que la actual1. Me refiero a miles de luchadores que en sus propios países de Europa o América Latina enfrentan la represión, la brutalidad policial, denuncian los ajustes, se solidarizan con las luchas de los trabajadores, pero que terminan avalando crímenes que jamás tolerarían en sus propios países, persuadidos por la falsa propaganda «antiimperialista y socialista» de la boliburguesía y los militares chavistas.
La organización Frente Único Izquierda Revolucionaria-Organización Política Hombre Nuevo de Argentina ha emitido una declaración2 en la que fija posición en apoyo a Maduro. Se reconoce la «corrupción y prácticas burocráticas de una parte de las cúpulas del Estado y el PSUV», que se mantuvo un «modelo petrodependiente de escasa diversificación» y que «no ha desarrollado un cambio estructural que dé nuevas bases económico sociales»; admite que se mantiene la «preeminencia de la propiedad privada» capitalista y que hay una burguesía emergente chavista, la «boliburguesía». A pesar de todo, consideran que Maduro encabeza una lucha contra la derecha y el imperialismo, creen que el chavismo mantiene un importante apoyo popular y que recuperó el control estatal del petróleo, que nacionalizó empresas estratégicas, impulsó el control obrero de fábricas y la autoorganización popular en comunas. Por todo ello suponen que se trata de la «la experiencia más avanzada en América Latina en los últimos 15 años». Apoyan a Maduro y se consideran afines a lo que llaman «el ala izquierda del chavismo».
Esta noción de que estamos ante un gobierno reformista que se podría presionar desde la izquierda para que avance y cuyas conquistas sociales hay que defender, sencillamente no se corresponde mínimamente con la realidad. Llamamos a los compañeros a examinar las evidencias.
Un gobierno ajustador repudiado por la enorme mayoría del pueblo
Hoy el chavismo está fracturado y lo que se podría considerar su «ala izquierda» se opone a Maduro. El gobierno no solo perdió las elecciones parlamentarias de 2015, saliendo derrotado en lugares que solían ser bastiones del chavismo; también numerosos dirigentes sindicales y populares se han deslindado. Varios ex ministros de Chávez hoy engrosan las filas de la oposición y numerosas organizaciones que se reclaman «chavistas críticas» se oponen a Maduro. En unidad con sectores de la oposición de izquierda, durante varios meses funcionó una «Plataforma del pueblo en lucha y el chavismo crítico» como espacio de unidad de acción contra el gobierno desde una perspectiva independiente, realizando protestas contra la represión y repudiando el fraude constituyente. Esto refleja una tendencia más generalizada: encuestas recientes reflejan que hay más chavistas opositores que maduristas. Incluso el 51% de los chavistas consideran que Maduro debe irse sin culminar su mandato3. Difícilmente podría ser de otra manera, en un país donde el repudio popular al presidente supera el 82%4. El gobierno solo puede realizar marchas de apoyo a Maduro recurriendo a las nóminas de los empleados públicos precarizados para extorsionarlos políticamente.
De las conquistas sociales alcanzadas por el movimiento obrero y popular, hoy no queda ni rastro, luego de ocho años de ajustes, especialmente el ajuste inflacionario emprendido en 2014. El ajuste ha barrido con todo, llevando al pueblo venezolano a una situación de miseria aún peor que la sufrida en la década del 90. El salario mínimo ronda un dólar diario y se estima que tres cuartas partes de los asalariados ganan menos de dos dólares diarios. La mortalidad materna e infantil ha ascendido a niveles no vistos desde la década de 19605.Tres cuartas partes de los venezolanos perdieron peso en 2016 ante la imposibilidad de adquirir los alimentos necesarios, por escasos y caros6. El característico humor venezolano la ha bautizado como «la dieta de Maduro». La escasez de medicamentos y la desastrosa situación del sistema de salud también son mortíferas.
Las importaciones de bienes y servicios descendieron desde 66 mil millones de dólares en 2012 a alrededor de 15 mil millones para el año 2017, un recorte del 74% al servicio del pago de la deuda externa7. No solo paga deuda a costa del hambre de millones de trabajadores, luego de haber fracasado en la tarea de aprovechar la bonanza petrolera para diversificar la matriz productiva, Maduro además adquiere nueva deuda en condiciones que demuestran un entreguismo sin límites8. Mientras tanto, para cubrir el déficit fiscal ante la caída del precio del petróleo, aumentó la impresión de papel moneda de manera demencial, elevando la inflación a más de 500% en 20169. Para encubrir sus crímenes económicos, el gobierno inventó la teoría conspiracionista de que la inflación se debía a una «guerra económica».
Como se puede observar, no se trata de un gobierno que se queda a medio camino en la ruta hacia el socialismo y al que se debe apoyar críticamente mientras se le presiona para que avance más. No. Se trata de un gobierno que aplica un ajuste criminal al servicio de los buitres de Wall Street y de la burguesía nacional, que reduce al hambre a la mayoría de la población, para luego reprimirla con militares y paramilitares cuando se levanta en una poderosa protesta saqueando alimentos que no puede comprar. Y que para blindarse del repudio popular ha impuesto en una elección tramposa a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) cuyos 545 miembros son todos del partido de gobierno. La ANC fue boicoteada por la izquierda y el chavismo crítico, pues su propósito es disolver el parlamento, destituir a la Fiscal General y consolidar en la constitución un régimen dictatorial sin libertades democráticas para los trabajadores y los sectores populares.
Chávez y Maduro, auge y decadencia de un modelo nacionalista-burgués
El chavismo está en el poder desde 1998. Desde entonces ha administrado un Estado burgués que, más allá de las crisis políticas, garantiza la propiedad de capitalistas nacionales y transnacionales. En sus primeros años de gobierno, Chávez enfrentó la férrea oposición de los aparatos en los que anteriormente se había apoyado la burguesía venezolana, los partidos AD y Copei, la Iglesia Católica, la burocracia sindical de la CTV y el gremio patronal Fedecámaras, sectores que habían sido desplazados de la administración de la cuantiosa renta petrolera y que con el apoyo del gobierno de Bush organizaron el golpe de Estado de 2002. Esta confrontación obligó al chavismo a adoptar una posición de relativa independencia política respecto de EEUU, criticando el proyecto del ALCA y rompiendo relaciones diplomáticas con Israel, indirectamente conquistas ligadas a la derrota del golpe por parte de la movilización popular. También en ese marco Chávez hizo concesiones a la población, como la implementación de programas de asistencia social llamados «Misiones» que le valieron un importante apoyo popular.
En 2005, Chávez incluso empezó a autodenominarse «socialista», lo que aumentó el entusiasmo de la izquierda latinoamericana y mundial. Pero más allá de esto, siempre garantizó que Venezuela cumpliera su rol de semicolonia dentro de la economía capitalista-imperialista mundial, como suplidor de petróleo. Creó empresas mixtas con transnacionales, entregándoles concesiones para explotar y comercializar petróleo por cuarenta años. Tan fluidas eran las relaciones entre Chávez y Chevron, que en 2009 el presidente venezolano solicitó al representante de la transnacional yanqui para América Latina, Ali Moshiri, que intercediera ante Obama para concertar una visita del presidente yanqui a Venezuela. Chávez también ideó la explotación megaminera del Arco Minero del Orinoco, una franja que abarca más del 12% del territorio nacional, y la incluyó en su programa de gobierno para la reelección en 2012. Maduro, ejecutando los lineamientos de ese «Plan de la Patria» entregó concesiones para megaminería a cielo abierto a las transnacionales Barrick Gold y Gold Reserve10. Estos sectores, junto con el comercio importador y el sector financiero, fueron los mayores beneficiados del ciclo de auge del precio petrolero, que pasó de alrededor de 10 dólares el barril en 1998 a unos 140 dólares una década más tarde.
Además de la porción de la renta petrolera que ha sido saqueada directamente por las transnacionales petroleras, otra ha sido saqueada indirectamente. El gobierno implementó un control cambiario a partir del año 2003, manteniendo el tipo de cambio artificialmente bajo y de esa manera subsidiando a las empresas nacionales y extranjeras a las que adjudicó miles de millones de dólares para importaciones. En el año 2012, cuando la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo empezó a crecer aceleradamente, voceros del gobierno admiten que se destinaron más de 20 mil millones de dólares para fraudes de importaciones. La empresa que más divisas baratas obtuvo durante todo este período fue General Motors11.
Al no tomarse medidas de transición al socialismo, más allá de un contradictorio discurso, en la última década tanto las conquistas económicas y sociales como la relativa independencia política respecto de EEUU se han ido desvaneciendo.
En 2004, días antes del referendo revocatorio en el que Chávez triunfó por amplio margen, se realizó la reunión tripartita entre el ex presidente yanqui Jimmy Carter, el magnate Gustavo Cisneros y Chávez, en la que se pactaron los términos de la cohabitación pacífica. Cisneros se comprometió a actuar políticamente dentro del margen de la legalidad y Chávez a no entorpecer los negocios del grupo empresarial. Este fue el modelo para la política del chavismo hacia el conjunto de la burguesía. Solo los sectores que no pactaron resultaron marginados de los negocios, como los propietarios de los canales de televisión RCTV y Globovisión, con líneas editoriales claramente alineadas con la oposición de derecha. Desde entonces no hubo nuevos intentos de golpe y la mayoría de los medios de comunicación pasaron a manos de grupos empresariales afines al chavismo, adoptando en consecuencia líneas editoriales favorables al gobierno. Por ejemplo, las protestas que sacuden al país desde hace más de tres meses no son transmitidas en directo por la radio o la TV en virtud de la censura y la autocensura imperante.
En la medida en que el chavismo logró pactar con la burguesía, sus ataques al movimiento obrero y popular se intensificaron. Usó a sus agentes sindicales para dividir la Unión Nacional de Trabajadores en 2006 y creó en 2007 un aparato corporativo, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para liquidar el proceso de autoorganización popular que se venía desarrollando. En 2008 asesinó con sicarios al presidente de la Unión Nacional de Trabajadores del estado Aragua, Richard Gallardo, y a Luis Hernández y Carlos Requena, destacados dirigentes obreros revolucionarios que habían dirigido ya una huelga general estatal contra el gobierno en apoyo a la lucha de la empresa bajo autogestión obrera Sanitarios Maracay, única genuina experiencia de control y autogestión obrera en el país12. En 2009 encarceló durante un año y medio al cacique yukpa Sabino Romero por defender los territorios ancestrales de su pueblo. Policías de la alcaldía chavista de Machiques lo asesinaron en 2013. Otros centenares de dirigentes campesinos, obreros e indígenas fueron encarcelados o asesinados durante todos estos años. Ya durante el gobierno de Maduro, en 2015, los activistas de izquierda Alcedo Mora, Esneider Vergel y Eliécer Vergel fueron víctimas de desaparición forzada por denunciar corrupción. El caso no fue investigado. Nuevos dispositivos represivos como la llamada «Operación Liberación del Pueblo» empezaron a elevar el terrorismo de Estado a una escala más generalizada, con el pretexto de «combatir la delincuencia». Más de mil de jóvenes de los barrios populares fueron asesinados en ejecuciones extrajudiciales a partir de la implementación de estos operativos policiales y militares. Incluso hubo casos de desaparición forzada, como el de doce jóvenes de la comunidad afrodescendiente de Barlovento, a fines de 201613.
En definitiva, Chávez y Maduro representan dos períodos, uno de auge y el otro de decadencia, de un mismo modelo nacionalista-burgués, incapaz de realizar transformaciones de fondo, que al aferrarse al poder y ya desprovisto de apoyo popular solo le queda el sostén de las fuerzas armadas. Por eso aplica desde abril de este año el «Plan Zamora», suspendiendo las garantías constitucionales y aplicando tribunales militares a centenares de personas detenidas manifestando o saqueando.
¿Cómo enfrentar a la derecha y al imperialismo?
Siendo Venezuela un país semicolonial saqueado y dominado por EEUU, es una importante necesidad para los trabajadores y los sectores populares desarrollar una perspectiva antiimperialista. No puede solucionarse la brutal crisis económica y social que padecen las mayorías explotadas y oprimidas, sin afectar los intereses del capital financiero y las empresas transnacionales. En lo inmediato habría que dejar de pagar la deuda externa y realizar importaciones de emergencia de alimentos y medicinas. Habría que nacionalizar la industria petrolera, echando a Chevron y las demás transnacionales, para aprovechar esos recursos invirtiéndolos en una reforma agraria y en la industrialización del país. Ni el chavismo ni la oposición patronal están dispuestos a tomar ese tipo de medidas. Maduro está demostrando en los hechos que matará a tanta gente como sea necesario, por hambre o por bala, para resguardar los intereses de los acreedores financieros y las grandes petroleras.
Pero Maduro va mucho más allá en su servilismo. A través de la filial petrolera Citgo, de propiedad 100% estatal, donó 500 mil dólares para la toma de posesión de Trump, 625 mil dólares para la celebración del 4 de julio en Houston y pagó unos 300 mil dólares a una empresa de lobby ligada a Trump, Avenue Strategies, para que intercediera ante el presidente yanqui. Una verdadera humillación para un pueblo que padece los rigores del ajuste inflacionario. No podemos dejar de recordar al Che Guevara adviertiendo que las burguesías nacionales no eran más que el furgón de cola del imperialismo. Aplica también para la boliburguesía.
La coalición de la oposición patronal, la MUD, integrada por partidos que abarcan desde la centroizquierda a la derecha, obviamente tampoco es alternativa. Únicamente lograron capitalizar el voto castigo masivo en diciembre de 2015 gracias al odio popular al ajuste y la represión de Maduro. Durante todo el año 2016, pese a la anulación del parlamento, la MUD apostó al diálogo con el gobierno, en negociaciones patrocinadas por El Vaticano y Unasur. Ese diálogo culminó con la MUD suscribiendo un documento que avalaba todas las reivindicaciones disparatadas del gobierno, incluso un reclamo territorial contra Guyana originado en el siglo XIX, cuando era un territorio del imperio inglés14. Esto demuestra que durante todo este tiempo los operadores del imperialismo yanqui no han intentado derrocar a Maduro, sino obtener acuerdos para una salida electoral, dentro de los protocolos burgueses legales. La MUD, todavía después de cuatro meses de intensas protestas populares y una insólita represión, sigue negociando con el gobierno con la mediación de El Vaticano y el ex presidente español Rodríguez Zapatero. Hay que agregar que en las presiones diplomáticas a Maduro por parte de EEUU se han descartado medidas como la suspensión de Venezuela de la OEA15. Hasta ahora, la política de Trump guarda continuidad con la de Obama, al anunciar confiscaciones de cuentas y propiedades de altos funcionarios venezolanos en EEUU. Hasta ahora no hay noticia de que ninguna de estas confiscaciones se haya llevado a cabo. Sin exageraciones ni falsificaciones, la oposición de izquierda siempre ha rechazado la injerencia de EEUU y la OEA en Venezuela16
Un problema central que devela la orientación de los distintos actores políticos en Venezuela es el de la deuda externa. Maduro ha optado por pagar a rajatabla todos los vencimientos de deuda, recortando unilateralmente el consumo y las importaciones, intensificando la entrega de recursos naturales y creando zonas económicas especiales para la implantación de maquilas superexplotadoras. La MUD no cuestiona estas fórmulas, pero agrega a su repertorio antipopular y antiobrero la privatización de algunas empresas públicas. En cambio, organizaciones de la oposición de izquierda como el PSL plantean un programa económico alternativo que contempla el no pago de la deuda externa, por tratarse de una deuda odiosa contraída contra la voluntad del pueblo venezolano y que solo ha beneficiado a corruptos y capitalistas; otras medidas como la nacionalización de la industria petrolera, una reforma agraria para rescatar la producción de alimentos y la recuperación de las empresas básicas de Guayana bajo una administración democrática a cargo de sus trabajadores.
Rescatemos el internacionalismo
Apoyar a Maduro significa colocarse detrás del principal agente efectivo del entreguismo ante el imperialismo hoy. No luchar contra Maduro significa dejar en manos de la MUD todo el espacio político de la amplísima y absolutamente mayoritaria oposición popular y obrera al gobierno. La izquierda latinoamericana, si quiere pasar esta prueba histórica, debe entender la legitimidad de la rebelión popular, de los centenares de disturbios espontáneos en barrios pobres como El Valle, La Vega y Palo Verde en Caracas, y en otras ciudades del interior. Protestas y saqueos que son condenados por los políticos burgueses de la dirección de la MUD, preocupados por sostener un orden capitalista corroído por la crisis. Organizaciones como la Fejuve boliviana, con una gran tradición de lucha revolucionaria, que se pronunció en repudio a Maduro y en apoyo a los trabajadores venezolanos17, la declaración de la seccional de Rio de Janeiro del PSOL deslindándose de todo apoyo a Maduro18 o los compañeros de Izquierda Socialista, que realizaron un importante acto de solidaridad con el pueblo trabajador frente a la embajada venezolana en Argentina, son un ejemplo a seguir.
Solo el triunfo de la movilización popular puede cortarle el paso a la imposición de una dictadura por parte de Maduro o a una transición pactada hacia un «gobierno de unidad nacional» de la MUD y sectores del chavismo para seguir aplicando el ajuste. Una rebelión triunfante, como el Argentinazo, aunque no logre imponer un gobierno de los trabajadores, mejoraría la correlación de fuerzas en favor de los sectores populares y posibilitaría un proceso de reorganización obrera y popular, a la vez que generaría mejores condiciones para exigir mejoras sustanciales en las condiciones de vida. Esta es la cuestión crucial hoy en Venezuela. Pero para triunfar, el pueblo venezolano no solo tiene que superar el terrorismo de Estado y una dirigencia opositora patronal enemiga de los trabajadores, también tiene que librar la lucha en ausencia de fuertes organizaciones obreras y populares, destruidas por la represión y la cooptación chavista; por si fuera poco también debe luchar en aislamiento ante la falta casi total de solidaridad de las organizaciones sociales y la izquierda latinoamericana.
La tradición del internacionalismo, cuyo principio es el de la hermandad entre los trabajadores y los oprimidos de todos los países en una causa común contra los explotadores, es una de las bases fundamentales de la izquierda revolucionaria. Las degeneraciones chauvinistas y «campistas» de los nacionalismos y el estalinismo corrompieron a gran parte de la izquierda durante el siglo XX. Hemos llegado a ver recientemente casos extremos como el apoyo de sectores de izquierda al dictador fascista de Siria, Assad, o al presidente ruso de extrema derecha, Putin. Todo con argumentos supuestamente antiimperialistas. Lo mismo viene ocurriendo con Maduro. La difícil coyuntura venezolana nuevamente pone a prueba principios de la izquierda revolucionaria como la independencia de clase y el internacionalismo. Siendo optimistas, solo cabe esperar que el reflujo de la llamada «marea rosa» de gobiernos pseudo progresistas y la agudísima degeneración de la experiencia chavista, permitan a los revolucionarios sacar las debidas conclusiones y confluir hacia la unidad en el lado justo de las luchas.
Notas
1.- Ver, «Venezuela y la guerra civil» de Atilio Borón, 23 de mayo de 2017 (http://www.atilioboron.com.ar/2017/05/venezuela-y-la-guerra-civil.html); «James Petras: Maduro no debe permitir que siga actuando esta oposición militarizada», 11 de junio de 2017 (https://www.aporrea.org/actualidad/n309836.html) y «La izquierda frente a Venezuela», de Claudio Katz» (https://www.aporrea.org/actualidad/a247569.html), 12 de junio de 2017.
2.- «Profundizar la lucha contra la derecha y el imperialismo», 8 de junio de 2017 (http://frenteunico-hn-ir.org/2017/06/08/venezuela-profundizar-la-lucha-contra-la-derecha-y-el-imperialismo/).
3.- Vanessa Davies, periodista y ex dirigente del PSUV, «Encuesta revela que hay más chavistas descontentos que chavistas maduristas», 13 de julio (https://www.aporrea.org/ideologia/n311420.html).
4.- «En el mes de julio cayó a 17,4 % el nivel de aprobación del presidente Nicolás Maduro, según el más reciente sondeo de la firma encuestadora Datanálisis, señalándose que este nivel de popularidad es el más bajo para un presidente desde el año 1990 (en Venezuela)», «Popularidad de Maduro cae en julio», 2 de agosto de 2017 (http://www.elimpulso.com/home/popularidad-maduro-cae-julio).
5.- Ver «Las mujeres venezolanas no están solas», Ingrid Luciano, 15 de mayo de 2017 (http://laclase.info/content/las-mujeres-venezolanas-no-estan-solas/).
6.- Ver «93% de los venezolanos compra la mitad o menos de los alimentos que necesita», Alicia Aguilar, 4 de julio de 2017 (http://efectococuyo.com/economia/93-de-los-venezolanos-compra-la-mitad-o-menos-de-los-alimentos-que-necesita).
7.- Ver «Venezuela paga la deuda a costa de un recorte cada vez mayor de importaciones», Mayela Armas, 8 de mayo (http://laclase.info/content/venezuela-paga-la-deuda-a-costa-de-un-recorte-cada-vez-mayor-de-importaciones/).
8.- Ver «El BCV vendió a Goldman Sachs bonos de Pdvsa con un 69% de descuento», Laclase.info, 29 de mayo de 2017 (http://laclase.info/content/the-wall-street-journal-goldman-sachs-compro-bonos-de-pdvsa-con-un-69-de-descuento/).
9.- Ver «Causas reales de la inflación. La crisis y la alocada emisión de dinero», Manuel Sutherland, 29 de marzo de 2016 (https://alemcifo.wordpress.com/2016/03/29/causas-reales-de-la-inflacion-la-crisis-y-la-alocada-emision-de-dinero-vzla-al-eeuu/).
10.- Ver «Levantemos un gran movimiento contra el saqueo del Arco Minero del Orinoco», Armando Guerra, 27 de agosto de 2016 (https://laclase.info/content/25220/).
11.- Ver «Conozca las empresas a las que Cadivi les autorizó más de 300 millones de dólares», YVKE Mundial, emisora radial estatal, 17 de noviembre de 2013 (https://www.aporrea.org/actualidad/n240073.html).
12.- Ver «La masacre de la Encrucijada», Simón Rodríguez Porras, 27 de noviembre de 2014 (http://laclase.info/content/la-masacre-de-la-encrucijada/).
13.- Ver «Detención-desaparición forzada y ejecución sumaria de 12 jóvenes en Barlovento no debe quedar impune», Red de apoyo por la justicia y la paz, ONG chavista de DDHH, 27 de noviembre de 2016 https://reddeapoyo.org.ve/detencion-desaparicion-forzada-y-ejecucion-sumaria-de-12-jovenes-en-barlovento-no-debe-quedar-impune/).
14.- Ver «Venezuela: en qué consiste el acuerdo anunciado en el diálogo entre gobierno y oposición y por qué causó polémica» 13 de noviembre de 2016 (http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37965250).
15.- Ver «EU descarta suspensión inmediata de Venezuela de OEA», 28 de marzo de 2017 (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/03/28/eu-descarta-201csuspension-inmediata201d-de-venezuela-de-oea).
16.- Ver «El Partido Socialismo y Libertad rechaza amenazas del imperialismo norteamericano y la UE», 20 de julio de 2017 (http://laclase.info/content/el-partido-socialismo-y-libertad-rechaza-amenazas-del-imperialismo-norteamericano-y-la-ue/).
17.- Ver «Fejuve de El Alto, Bolivia, se solidariza con lucha del pueblo venezolano contra Maduro», 11 de mayo de 2017 (http://laclase.info/content/fejuve-de-el-alto-bolivia-se-solidariza-con-lucha-del-pueblo-venezolano-contra-maduro/).
18.- Ver «El PSOL-RJ está con el pueblo de Venezuela, no con el gobierno de Maduro», 2 de agosto de 2017 (http://laclase.info/content/el-psol-rj-esta-con-el-pueblo-de-venezuela/).