Por: C-cura Petróleo
La situación de miseria y hambre de los trabajadores petroleros no se aguanta. PDVSA y sus socios transnacionales con el apoyo de la burocracia sindical del PSUV nos han impuesto salarios de menos de cinco dólares mensuales. En ninguna otra parte del mundo ganan tan poco los petroleros, tenemos compañeros ganando 48 bolívares semanales, menos de lo que cuestan dos empanadas. Tenemos que movilizarnos o nos morimos de hambre.
Esto no ocurrió de la noche a la mañana. El gobierno desarrolló durante años una política brutal de abaratamiento de la mano de obra para sostener los pagos de la deuda externa a los buitres financieros, la corrupción, la entrega de dólares subsidiados a 10 bolívares a los importadores y a empresas de maletín, los contratos con Odebrecht y las ganancias de las transnacionales en las empresas mixtas. Durante todo este tiempo contó con la colaboración de la burocracia sindical del PSUV, en su momento apadrinada por Rafael Ramírez y bautizada por él mismo como «roja rojita».
Recordemos que patronos y burócratas sindicales siempre se jactaron de que discutían los contratos «entre iguales», secuestrando la discusión y entregando todas las reivindicaciones contractuales a cuenta de un supuesto «salario social» que fue una estafa total. El resultado es nuestro actual salario de hambre. Los contratos colectivos petroleros se han discutido a espaldas de los trabajadores y excluyendo al sindicalismo autónomo, democrático y combativo de C-cura, que es la oposición obrera en la FUTPV. Para impedir que los trabajadores nos rebelemos han recurrido a la criminalización de la protesta y la violación de la libertad sindical, como por ejemplo con la detención de diez trabajadores en la Refinería Puerto La Cruz en febrero de 2014 o el despido de Orlando Chirino, Bladimir Carvajal «el técnico», Efraly Pastrán y José Salas, entre otros. Pero toda esta política se puede derrotar con organización y movilización, confiando en nuestras propias fuerzas.
Por eso llamamos a construir Comités contra el hambre y en defensa de la Convención Colectiva para preparar un plan de lucha y una gran marcha en defensa de nuestros derechos y reivindicaciones laborales, que debemos levantar desde las bases, discutiéndola en todas las áreas.
Desde fines del año pasado los trabajadores estamos demostrando combatividad y disposición de salir a luchar por nuestros derechos. Desde noviembre los petroleros y las comunidades populares en el sur de los estados Anzoátegui y Monagas venimos movilizándonos contra el hambre. En diciembre hubo huelgas de brazos caídos y cascazos exigiendo que el pago del bono de fin de año se extendiera a todos los trabajadores, no solo al personal fijo; también hubo protestas por las fallas en el servicio de comedor, exigiendo la entrega de las cestas navideñas o denunciando la mala calidad de los juguetes entregados a las familias petroleras. Los jubilados vienen movilizándose por el aumento de las pensiones y los intereses del fondo de ahorro. En El Palito, la Costa Oriental del Lago, San Tomé, Petromonagas, el CRP, y otras áreas petroleras también hubo protestas. Las imágenes del cascazo en Petrocedeño recorrieron el país por las redes sociales en enero. Esta disposición de lucha crece en la medida en que la situación económica sigue empeorando.
Es urgente de realizar una contundente marcha petrolera contra el hambre y por una convención colectiva digna, la actual se venció el año pasado, y que sea discutida con los trabajadores y todas las corrientes sindicales sin discriminaciones. La Constitución en su artículo 91 establece que el salario mínimo debe calcularse en base al costo de la canasta básica, mientras que actualmente la alimentación de una familia de cinco personas supera los 15 millones de bolívares mensuales. De tal manera que no podemos aceptar un salario menor a ese monto, con ajustes cada dos meses iguales a la inflación, debido a que los precios aumentan diariamente. Los burócratas sindicales del PSUV y los patronos de PDVSA y las transnacionales pegarán el grito al cielo diciendo que esa cifra es muy alta, pero no lo es. Lo que es inaceptable es trabajar a pérdida, como hacemos cuando nuestro salario ni siquiera cubre los gastos de alimentación. Podemos conquistar un salario digno y recuperar las reivindicaciones perdidas si nos movilizamos de manera contundente. Podemos derrotar el robo de las prestaciones sociales de los trabajadores de la nómina mayor, el mal cálculo del tiempo de viaje, el bono nocturno, horas extras, los sábados y domingos trabajados y las vacaciones. Y que se respeten las normas de seguridad y ambiente de trabajo, y la dotación de todos los implementos de seguridad personal.
Hay sectores sindicales que dicen las transnacionales de las empresas mixtas quieren pagar mejores salarios a los trabajadores, como si fueran «patronos buenos». Esto es un gran error, pues nadie nos regalará nada, solo con la lucha podemos arrancarle a PDVSA y a las transnacionales aumentos salariales sustanciales y mejores condiciones de trabajo. Por eso mismo es también equivocado apostar a la división de los trabajadores entre aquellos que están en las empresas mixtas y los de PDVSA, incluso planteando crear una nueva federación con la vana ilusión de que las transnacionales están dispuestas a pagar salarios de mil dólares. Eso es falso, pues en las empresas mixtas PDVSA y su filial la CVP son socios mayoritarios y no aceptarán pagar salarios por encima de lo establecido en la convención colectiva, a menos que lo conquistemos con la lucha de todos. Además, ya tenemos la experiencia de los compañeros petroquímicos que dividieron la federación petrolera esperando negociar contratos en mejores condiciones, y en la práctica se vieron debilitados para negociar con la patronal, lo cual se tradujo en una mayor pérdida de conquistas.
Por eso hoy más que nunca es necesaria la unidad de todos los petroleros para la lucha, dividirnos o vaciar nuestras estructuras sindicales le hace el juego al patrono-gobierno, que precisamente quiere que los trabajadores no tengamos herramientas organizativas para dar la pelea por nuestros derechos. Por supuesto que necesitamos recuperar la FUTPV y ponerla al servicio de las luchas, por eso desde la plancha 36, encabezada por José Bodas, seguimos exigiendo la realización de elecciones limpias y democráticas en nuestra federación y los sindicatos de base, pues sabemos que la voluntad de la enorme mayoría de los trabajadores es recuperar la democracia sindical, la libertad sindical y los sindicatos como herramientas de lucha.
Solo los trabajadores pueden recuperar la industria petrolera
¿Quiénes son los culpables del desastre en el que se hunden PDVSA y el país? Quienes han dirigido la industria durante todos estos años, de manera corrupta, dilapidando la mayor bonanza petrolera de nuestra historia, violando los derechos de los trabajadores y criminalizando nuestras luchas. Nuestra corriente siempre luchó contra el saqueo y la corrupción, fuimos los primeros en denunciar a nivel nacional e internacional que PDVSA se caía a pedazos por falta de inversión y mantenimiento en las áreas operativas. Ahora las autoridades han admitido que durante el gobierno de Chávez los gerentes ligados a Ramírez obtuvieron por sobreprecios en contratos alrededor de 35 mil millones de dólares. Y el nuevo presidente de PDVSA y ministro admitió que la empresa se encuentra en una grave crisis financiera y con una gran caída de la producción. Le echan la culpa a los bajos precios del petróleo, pero el barril ha ido subiendo y ya ronda los 60 dólares, sin embargo nuestros salarios son cada día más miserables.
O ponemos en pie a esta gran masa trabajadora explotada y oprimida, recuperando nuestros sindicatos de base y nuestra federación para ponerlos al servicio de los trabajadores, conquistando nuestros derechos salariales y laborales, o seguirá la desinversión y la corrupción, continuará el deterioro de las instalaciones y la deserción de miles de trabajadores con largos años de experiencia que renuncian para irse a trabajar a otros países buscando sobrevivir.
¡Solo la lucha cambia la vida de la clase trabajadora!