Como ya hemos venido planteando, Latinoamérica está signada por la crisis de los gobiernos «progresistas» que hegemonizaron la escena política en muchos países del continente durante un largo periodo. Este proceso se ha profundizado en el último año con la salida en agosto del 2016 de Dilma Rousseff y el PT en Brasil, a través de una medida constitucional, el «impeachment» o impedimento, fue sustituida por su vicepresidente Michel Temer (PMDB), y hoy gobierna junto con los tradicionales partidos de la derecha brasilera: el PSDB de Fernando Henrique Cardoso y el DEM. Por otra parte, la derrota electoral del partido de Ollanta Humala en Perú, quien no podía presentarse nuevamente como candidato. Sustituido por el empresario de derecha Pedro Pablo Kuczinski del Partido Peruanos por el Kambio. Mientras que en Venezuela, el punto más álgido de la crisis de estos gobiernos, el desastre económico y social se agrava, y el descontento de la población con el gobierno de Nicolás Maduro sigue en aumento.
5.1. Interrogantes y nuevos desafíos para construirnos
En esta nueva situación los gobiernos y partidos que dejaron o pueden dejar el poder, maniobran y mienten sobre su situación creando confusiones y debates en la izquierda y en la vanguardia. Entre ellos, si debemos luchar por la vuelta de Lula y Cristina, apoyar a Maduro y Evo, pues se «viene la derecha» ya que los gobiernos que los sucedieron o los van a suceder son más abiertamente pro imperialistas y anti obreros. También argumentan que las políticas económicas del imperialismo les impiden o impidieron avanzar, visto la «guerra económica» que supuestamente se habría desatado contra sus gobiernos.
Como venimos batallando desde hace varios años, nuestra opinión es que no debemos de ninguna manera apoyarlos. Pues, repetimos, estos no son ni fueron nuestros gobiernos ni son nuestros aliados, pues gobiernan y gobernaron contra los intereses de los trabajadores. Cómo actuar ante ellos, sean los viejos gobiernos «populistas» o los nuevos gobiernos de la derecha tradicional es clave para que avance una verdadera dirección alternativa desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores y el pueblo. Como explicar que fue lo que fracaso, como debatir con la vanguardia que tuvo expectativas en estos gobiernos. Estos son algunos de los desafíos que siguen planteados y por los que seguimos batallando.
¿Izquierda vs derecha?
Uno de los argumentos de quienes defienden los gobiernos «progresistas» es que se trata de dirigentes o partidos de izquierda, y que los que le suceden o pueden sucederle, son de derecha.
Coincidimos que la MUD, Temer, o Macri son de derecha e intentan aplicar más crudamente una política abiertamente pro imperialista, sin ningún disfraz o discurso populista. Pero no concordamos en que Cristina, el PT o Maduro sean de izquierda. Ninguno de los gobiernos a que nos estamos refiriendo tiene o tuvo alguna característica de un gobierno de izquierda. Los definimos como gobiernos patronales de conciliación de clases o frente populistas. Su centro fue hacer gobiernos con los capitalistas, de pactos con las multinacionales, y se demostraron profundamente anti obreros. Gobiernos que más temprano o más tarde, aplicaron fuertes paquetes de ajuste contra los trabajadores, devaluando la moneda, aumentando las tarifas de servicios públicos, despidiendo trabajadores, abriendo sus economías a los capitales trasnacionales, a la mega minería, y entregando las riquezas naturales. Por eso perdieron base social y fueron los responsables de que sus sucesores sean abiertamente de derecha y más pro imperialistas. Además de la profunda corrupción que corroe sus gobiernos y regímenes lo que irrita y provoca mayor ira en la población.
La conclusión más importante para los trabajadores y luchadores es que los gobiernos se llamen de «centro izquierda» «social demócratas» «nacionales y populares» «progresistas» o del «socialismo del siglo XXI», no sirven para resolver los problemas de los trabajadores y sectores populares, ni tampoco sirven los sucesores al estilo Macri o Temer. Que se trata de construir una alternativa de independencia de clase de los luchadores, partidos y agrupamientos que peleen consecuentemente contra los planes de ajuste, para derrotar a estos gobiernos e imponer gobiernos de los trabajadores y el pueblo.
5.2. Mientras las masas castigan a los gobiernos que las ataca, se profundiza la crisis del castro chavismo por su política de ajuste y represión
Es muy importante precisar a qué responde la subida de los Macri, Temer, Kuczinski o un posible gobierno de la MUD en Venezuela. Este es un debate de enorme importancia, pues dependiendo de la respuesta, diferentes serán las perspectivas para la izquierda revolucionaria.
El movimiento de masas repudia y lucha contra los planes de ajuste. Ese es el factor dinámico más importante, que dinamiza sus luchas y alimenta la ruptura con los gobiernos mal llamados «progresistas». Proceso que se nutre también por la brutal y extendida corrupción que corroe a todos estos regímenes. Como el caso, entre otros, de Odebrecht. Y siguen luchando contra los Macri o Temer, de la misma forma que el triunfo de Trump desató una movilización mundial antiimperialista que desde hace muchos años no se veía.
Ese repudio a los gobiernos que aplican el ajuste, no es canalizado aun por la izquierda revolucionaria que en general aún es débil. Pero lo peor es que confunde políticamente que gran parte de la izquierda reformista, centrista y sectores del trotskismo revisionista (mandelismo, MST de Argentina, MES y gran parte de las corrientes del PSOL, corrientes del trotskismo inglés) vino reivindicando a esos gobiernos y ahora oscilan entre la crítica o su defensa como mal menor frente a la derecha tradicional. En el caso del supuesto «golpe» a Dilma, esto se expresó con claridad y hasta corrientes de la izquierda revolucionaria centrista como el MRT (PTS), PO y otros, también en ese punto le capitularon al PT y al castrochavismo, asumiendo la versión del «golpe».
Los trabajadores y el pueblo, huérfanos de dirección, enfrentan los gobiernos y su contrarrevolución económica y continúan luchando
Los triunfos electorales de Macri en Argentina o de la MUD en las parlamentarias de diciembre del 2015 en Venezuela, son expresión de un voto para castigar o derrotar en las urnas a los que las masas hacen responsables de su situación de miseria y , equivocadamente, votan al oponente patronal más fuerte para derrotarlos. No se trata de una filiación orgánica o respaldo a los programas de los partidos de la derecha tradicional, decimos que se trata de voto castigo, ya que no le dan cheque en blanco a ningún gobierno pues los trabajadores y sectores populares siguen dispuestos a movilizar, y esto se expresa en que siguen habiendo huelgas, marchas y protestas contra los planes económicos. Esto se evidencia en Argentina en diversas luchas aunque parciales y en Brasil, con las innumerables huelgas en distintos sectores. Quizás Venezuela sea un caso particular, donde a pesar de la profunda crisis económica y social y el gran malestar y repudio de la mayoría de la población al gobierno de Maduro, sigue habiendo un rezago muy claro en la lucha de clases, más allá de que se hayan producido estallidos localizados y esporádicos en algunas regiones.
Se abre así nuevamente un ciclo de inestabilidad política, cuya base es la crisis económica y la política de los patrones y gobiernos de que esta crisis la paguen los pueblos, sean los Maduro, Correa, Bachelet, o los nuevos gobiernos agentes directos del imperialismo como Macri, Temer o Kuczinski, que sumado a la corrupción hace que la situación sea altamente explosiva. En el documento del CEI de marzo de 2016 decíamos que «Latinoamérica seguía, con desigualdades cruzada por huelgas y confrontación social» y que no había «todavía un corte».
Ahora, frente a los nuevos gobiernos conservadores como el de Brasil o Argentina, este proceso de agudización de la confrontación social va a seguir y aumentar. La decadencia de los gobiernos seudo progresistas también va a continuar con posibilidades de huelgas, movilizaciones populares o nuevas semi insurrecciones que pueden provocar caídas o cambios de los gobiernos. La caída de Dilma confirma esta tendencia. Su caída fue un subproducto de las movilizaciones de junio de 2013 que pusieron en evidencia que el PT/CUT/UNE perdió el control del movimiento de masas. Por eso la mayor parte de la burguesía brasilera forzó, con el impeachment, el recambio de gobierno buscando una superación de la crisis política que no logró.
De esta forma y ante los nuevos hechos, no debemos descartar nuevos estallidos. A esta situación de inestabilidad se suma México, con su lucha contra el Gasolinazo de Peña Nieto, contra la corrupción y los asesinatos como los de Ayotzinapa, la lucha contra la reforma educativa protagonizada por los maestros, para nombrar las más importantes; Perú con las movilizaciones contra la corrupción y el aumento de los peajes; Chile con sus masivas movilizaciones contra el sistema de pensiones privadas, la huelga en la mina El Teniente y una presidenta que cuenta tan solo con 16% de apoyo.
5.3. Venezuela: El chavismo en el punto más crítico de los últimos 18 años
La situación en Venezuela sigue marcada por una profunda crisis económica y social. Una verdadera catástrofe para los trabajadores, la juventud y sectores populares. El 2016 cerró con una inflación de 830% y una caída del PIB de 12%. El 2017 no avizora nada bueno. Mientras tanto el gobierno opto por apoyarse en los empresarios, aplicando el más brutal ajuste conocido por el pueblo venezolano en décadas.
Desde enero del 2016 el gobierno viene reuniéndose con los patronos semanalmente y sin falta en el Consejo Nacional de Economía Productiva. Es allí donde se acuerdan los aumentos de precios de los productos de la dieta básica; se concretan los despidos en numerosas empresas privadas, y s ele otorga recursos y toda clase de beneficios a los empresarios. En este organismo participa incluso Lorenzo Mendoza, presidente del Grupo Polar, el más grande del país, con el cual el gobierno tenía enfrentamientos. Estos se terminaron. Maduro no volvió a increpar a Mendoza públicamente.
El descontento con el gobierno es masivo y generalizado. Hoy el chavismo es absoluta minoría en el país. Recientes encuestas le asignan a Maduro un porcentaje de apoyo del 10%, el nivel más bajo del chavismo en 18 años.
La contradicción es que el movimiento de masas no termina de entrar en escena
No obstante el malestar social y el descontento creciente, producto de las tremendas calamidades que vive el pueblo trabajador venezolano, el movimiento de masas sigue rezagado. No entra con fuerza a luchar y movilizarse. Aunque hemos planteado desde hace un tiempo la posibilidad de alguna forma de estallido social, este no termina de expresarse.
Hay luchas y pequeños estallidos localizados en algunas regiones, como fue el caso en diciembre en los estados Bolívar y Apure, como consecuencia de la crisis que se generó con la decisión gubernamental de sacar de circulación el billete de 100, en apenas 3 días, el cual es el de más alta denominación del país.
En las últimas semanas de febrero empezó un relativo reanimamiento, especialmente en el seno de la clase obrera. Ejemplo de ello son la marcha del sector salud en Caracas, realizada el 7 de febrero; la masiva asamblea de trabajadores de Sidor realizada el día antes, donde los sidoristas aprobaron luchar por las elecciones del sindicato, como paso previo a la discusión del contrato colectivo que esta vencido. Otro dato es la huelga de trabajadores de la bloquera Piovesan que trabaja para la Gran Misión Vivienda Venezuela, plan de construcción del gobierno. Así como protestas regionales por el tema de la escasez y exigencia de comida. Hay que seguir este proceso a ver si se desarrolla y extiende a todo el país.
Fracasa el dialogo y crece el descontento en la base social de la MUD
En ese marco el gobierno aposto a una mesa de diálogo con la MUD avalada por el imperialismo, y con el Vaticano y Unasur como mediadores.
Después de varias reuniones con la presencia del representante del Papa Francisco, este dialogo fracaso para efectos de las aspiraciones de millones de trabajadores y sectores populares y de clase media de que se realizaran elecciones o se reactivara el revocatorio.
El Vaticano junto a Unasur y los expresidentes socialdemócratas Zapatero, Fernández y Torrijos, jugaron el rol de apagafuegos, todo con la anuencia del imperialismo que envió a Thomas Shannon a entrevistarse con Maduro y la canciller Delcy Rodríguez. El objetivo era evitar a toda costa un eventual estallido social o una espiral de movilizaciones de calle. En esto coincidían tanto el gobierno como la MUD.
No obstante para el gobierno resulto un buen negocio. Le dio largas a la situación de crispación social, y puso en evidencia que la MUD privilegiaba la posibilidad de algún acuerdo con el gobierno para realizar elecciones en el 2018, y en segundo lugar, las elecciones de gobernadores previstas originalmente para diciembre y aplazadas para junio de este año.
De este dialogo la MUD salió muy debilitada y con un gran desprestigio en el seno de su base social. Desde el principio de las negociaciones se constató que la MUD no estaba dispuesta a movilizarse. Suspendió una marcha prevista para el mes de octubre ante el pedido del Vaticano. Siempre busco conciliar con el gobierno, pero este no cedió.
El gobierno reafirma su carácter bonapartista y sus rasgos autoritarios
Mientras tanto, el gobierno avanza restringiendo las libertades democráticas.
Siguen deteniendo a dirigentes de partidos de la MUD. Las elecciones de gobernadores previstas para diciembre del 2016, fueron postergadas para junio de este año, sin embargo el CNE decidió suspenderlas nuevamente, y será después de junio cuando fijen una nueva fecha. Más recientemente, el organismo electoral aprobó unas normas que hacen prácticamente imposible la legalización de los partidos. Solo el Psuv, la MUD y 3 pequeñas organizaciones que recién se inscribieron, tienen legalidad nacional.
Esta situación también se expresa en el movimiento sindical, donde el gobierno tampoco quiere hacer elecciones. El caso más emblemático, y que nos afecta directamente, es el de la Futpv, donde las elecciones fueron suspendidas el año pasado en tres ocasiones y actualmente no tienen una fecha fijada. El gobierno sabe que de acuerdo a sus propias encuestas, tiene una situación cuesta arriba. No han logrado organizar bien el fraude, y por ello las suspenden indefinidamente. Seguimos la pelea por elecciones democráticas y autónomas en la Futpv y demás sindicatos
Plataforma del Pueblo en Lucha y del Chavismo Crítico una táctica hacia la izquierda chavista
A partir de la discusión realizada en el CEI de marzo del 2016, el partido retomó la orientación de tender puentes hacia la izquierda del chavismo y activistas de base descontentos con el gobierno.
Esto coincidió con el surgimiento en abril de la Plataforma del Pueblo en Lucha y del Chavismo Crítico, que se conformó realizando un encuentro al cual asistimos con un volante donde planteábamos la necesidad de conformar una alianza de la izquierda y los sectores críticos o independientes del chavismo.
Hasta ahora es el único espacio del chavismo crítico de izquierda, dispuesto a movilizar, que ha surgido y con el cual hemos empalmado. En el mismo hay una disputa política permanente con Marea Socialista, aunque ellos no le dan tanta importancia como otras plataformas ( «En defensa de la constitución Bolivariana, por ejemplo) que han promovido con militares y ex ministros de Chávez disidentes.
Sin sectarismo y siempre llamando a movilizar, hemos venido dando el debate sobre el chavismo, especialmente sobre la opinión de buena parte de los integrantes de la plataforma, que tratan de diferenciar a Chávez de Maduro. Este debate es permanente. Que fue lo que fracasó? El problema es Maduro que no siguió el legado? Esto es parte del debate permanente el cual se hace en el marco de la actuación en común y de mucha fraternidad. Mientras intentamos movilizar, realizar acciones de calle, foros, ruedas de prensa etc., vamos dando el debate sobre el chavismo sin sectarismo.
Esta ha sido una experiencia muy importante, que le ha permitido al PSL realizar actividades que solos no hubiéramos podido llevar a cabo, así como también, dar a conocer nuestras posiciones y abrir un debate político, con un grupo de activistas provenientes del chavismo ligados a consejos comunales y sindicatos.
Por ahora, la plataforma solo está en Caracas, pero debemos estar abiertos a que surjan agrupaciones similares en otros lugares. El proceso aún está abierto. La plataforma agrupa organizaciones o referentes de vanguardia. Un despertar del movimiento de masas podría favorecer el crecimiento de la plataforma.
Nuestra política sigue teniendo como eje llamar a movilizarnos contra el gobierno y el paquete de ajuste. Contra el gobierno corrupto, represivo y hambreador de Maduro.
5.4. Brasil en medio de la profundización de la crisis
Decíamos que el hecho que determinaba la situación brasilera era la ruptura de masas con el PT. Esto se demostró con toda crudeza en las elecciones municipales de octubre, donde el voto que ganó fue «nadie» pues entre la abstención, el voto blanco y los anulados superaron en los estados más importantes el voto a los candidatos. Y en segundo lugar, el partido más golpeado fue el PT perdiendo en zonas obreras tradicionales (ABC, Vale do Paraíba) y la Capital SP donde ganaron los «tucanos» (candidatos del PSDB de Fernando E. Cardoso), además de la mayoría de los centros urbanos ganando en una sola capital, la del lejano Acre. La debilidad del PT frente al movimiento de masas fue determinante para que la burguesía definiera su impedimento y sacara a Dilma.
Eso hizo que definiéramos que el gobierno Temer subía débil. No es secundario pues el PSOL y la mayoría de la izquierda que habló y habla del «golpe» dicen que Temer es muy fuerte.
Desde el impeachment y el nuevo gobierno ya cayeron seis ministros; sigue el lava jato metiendo empresarios y políticos presos, a pesar de la resistencia que existe en el parlamento urdiendo toda clase de maniobra para frenar a la justicia.
Ahora, después de la dudosa muerte del relator del proceso del Lava Jato, el presidente Temer nombró el nuevo juez, el que era Ministro de Justicia, un terrible asesino visto que ya dirigió la seguridad publica en SP y es del PSDB, Alexandre de Moraes. También, otro acusado en el lava jato acaba de ser nombrado para presidir la Comisión de Constitución y Justica. Un editorialista de la Folha de San Pablo afirma que «la oligarquía política decidió apretar el botón de Joda-se!»
Se descubrió también que el presidente de la Cámara está con fuertes sospechas de corrupción, por lo que la poderosa red de TV, la Globo, dijo que «el gobierno perdió la vergüenza».
Pero todos están a favor del pavoroso plan de ajuste que es cualitativo para la gran burguesía y las multinacionales.
Sigue habiendo luchas pero dispersas, pues la política del PT, CUT, MST, etc. es apostar a las elecciones de 2018 y a la sobrevivencia de Lula.
Cacarean «Fuera Temer» pero ponen los huevos en la cesta de las elecciones. La onda de luchas sobre todo de las universidades con ocupaciones, del año pasado contra el congelamiento de los gastos del estado durante 20 años se perdió precisamente por eso, y porque las direcciones de izquierda capitularon en forma vergonzosa pues son las que mayor peso tienen en la dirección de los sindicatos de los empleados públicos.
Han surgido huelgas policiales (de la Policía Militar) sobre todo en el estado de Espíritu Santo, pero que comenzó a extenderse a Pará y RJ donde hubo huelga de la policía civil. Esto agudiza la crisis del gobierno. El ajuste es tan brutal que ahonda la crisis social, como el de las cárceles, donde Brasil es el 4to. País del mundo que más población presa tiene, y sus reclamos van contra el ajuste fiscal, como también van contra el ajuste las huelgas de las policías y todas las de los empleados públicos.
Por eso el factor determinante para que no caiga Temer (decimos ahora gobierno del PMDB/PSDB pues tienen 7 y 6 ministros cada uno y en lugares clave) son las direcciones del PT, la CUT y la CTB (Central del PCdoB), que llaman calendarios de lucha separados, no llaman a asamblea. Lo malo es sectores de la izquierda no PT no plantean una política alternativa de apoyo a las luchas.
Qué significa? En primer lugar la dirección mayoritaria del PSOL (MES más diversas corrientes mandelistas (Insurgencia, entre ellas) y centristas) que apuestan a los «frentes progresistas» con estos sectores y los siguen considerando de izquierda. Y han definido que su centro no es la movilización sino preparar la pelea electoral y al PSOL para un gran rol parlamentario. Otra debilidad para la lucha contra el gobierno y crear un polo fuerte de izquierda alternativo son las posturas sectarias y centrista. Que van desde el sectarismo del PSTU en crisis hasta el centrismo del MAIS (la ruptura del PSTU) que tiene como eje el frente único sin ninguna crítica a la burocracia y que dicen que no se puede derrotar el paquete ni al gobierno porque las masas están para atrás y no por problemas de dirección.
Frente a este panorama los ejes de nuestra política son:
-Unir todas las luchas de los trabajadores, los empleados públicos, los jubilados, los desocupados, de los estudiantes y de todos los sectores populares para derrotar el plan de hambre del gobierno PMDB/PSDB y por el Fuera Temer (contra la reforma de las jubilaciones, contra la privatización del agua, porque paguen los salarios y aguinaldo debidos, por aumento salarial, entre otras). La necesidad de un plan alternativo que parta de la suspensión del pago de la deuda externa e interna, la anulación de todas las privatizaciones, de la Reforma de la Previdencia y de las leyes del trabajo. Cárcel a todos los corruptos. Expropiación de Odebrecht y todos sus bienes. Y sin confiar en las direcciones de la CUT o de la CTB, a las cuales denunciamos por no haber hecho nada hasta ahora, exigirles que organicen y unifiquen las luchas entre ellas una huelga general, que es más propagandística en Brasil por la falta de tradición.
-Hacia la izquierda como parte de la batalla que damos en el PSOL, la necesidad de tener clara una estrategia de independencia de clase, lejos del PT y de sus agentes como el MST, la dirección de la CUT, el PCdoB, de la Consulta Popular. Contra el «frente progresista, apostamos en un frente de izquierda y clasista que pueda dar una perspectiva de poder a los trabajadores y el pueblo brasilero.
5.5. Argentina y el desgaste del gobierno de Macri
Con respecto a la economía hay un estancamiento importante, se han dado muchos despidos en el ámbito estatal, de unos 120.000 trabajadores durante el 2016 que también se extiende a sectores de la economía privada. Esto dio lugar a importantes conflictos con tomas de fábricas como el de AGR-Clarín (gráfica) y algunas metalúrgicas. El año arrancó con el llamado a una huelga nacional de 48 hs de los docentes por el salario y una marcha de la CGT.
Al ajuste salarial del gobierno macrista hay que agregarle el aumento de las tarifas en los servicios, ya que el gobierno pretende disminuir sustancialmente los subsidios a los consumos domésticos. Por eso ya se dieron fuertes aumentos en la electricidad, el gas natural y el servicio de agua corriente. Y se van a seguir dando durante el año.
La otra pata del ajuste es el intento de meter nuevamente la flexibilización laboral. Lo intentaron los militares en la década del 70 y Menen en los 90. No pudieron ir a fondo por la resistencia de los trabajadores. Ahora Macri vuelve a la carga. Ya lograron hacer cambios en el convenio en el sector de los trabajadores petroleros, a propósito de la necesidad que tiene el gobierno de impulsar la producción en la zona de Vaca Muerta en la Patagonia. Así logran que las multinacionales inviertan en la extracción del shale oil. También están tanteando modificar los convenios en la industria de la carne y en marítimos con la complicidad escandalosa de la burocracia sindical de estos sectores.
Todo esto ha llevado a que se profundice el desgaste del gobierno ante las masas que deriva en elementos de crisis. A fines del año pasado echaron al ministro de Hacienda Adolfo Prat Gay y a los presidentes del Banco Nación y de Aerolíneas. Buscando un cambio cosmético ante desgaste social.
Si ha pasado parte del ajuste no es porque haya un gobierno fuerte o no haya predisposición a la lucha del movimiento obrero, sino por la complicidad de la CGT y la oposición patronal con la bendición del Papa, que también le garantiza la tregua de los movimientos sociales.
A esto se suma que ha crecido la bronca contra el gobierno de sectores de trabajadores y populares. El gobierno se debilitó ante las masas donde amplios sectores olfatean que solo hay ajuste y no hay ninguna medida favorable para los trabajadores. Ha caído la popularidad de Macri. La famosa «reactivación» no solo no llega sino que hay despidos y más tarifazos. Esto no quiere decir que estemos en una situación de caída del gobierno, tenemos que precisar los ritmos sabiendo también que las elecciones legislativas pueden servir para amortiguar parte de la bronca existente.
El trasfondo de todo esto es que estamos ante un gobierno débil, no peronista, obligado a pactar, en medio del ajuste y la crisis capitalista. Y el hecho de tener que afrontar un año electoral donde las encuestas no le están dando bien. Augurando nuevos capítulos de crisis sociales y políticas que impactarán sobre el movimiento obrero y popular que puede ir viendo que se le puede ganar, y hacer crecer la predisposición de lucha y ruptura política.
Macri necesita del apoyo de los gobernadores peronistas, de acuerdos parlamentarios para sacar leyes con la oposición patronal (está en minoría en ambas cámaras) y esencialmente el de la burocracia de la CGT para hacer pasar el ajuste (pacto con movimientos sociales, impuesto a las Ganancias, ART, etc.). Este pacto, si bien no se rompió, se debilitó al calor del mayor ajuste y el reacomodamiento ante los conflictos sociales y las elecciones. Esto ha llevado a un posible paro de la CGT. Y a roces con las distintas variantes del peronismo (Massa, Bossio), sectores que se reacomodan viendo el desgaste del gobierno, toman ciertas distancia y suben el volumen de sus críticas para buscar capitalizar políticamente el descontento. Empiezan a disputar los votos frente al gobierno y entre las distintas variantes del peronismo.
El 2017 es un año de elecciones legislativas. Las internas (PASO) en agosto y las definitivas en octubre. Las primeras desde que asumió Macri. El gobierno va perdiendo imagen positiva por eso no la tiene fácil para ganar las elecciones, que esta vez serán sólo a cargos legislativos. El kirchnerismo está debatiendo si Cristina Fernández, la ex presidenta, será candidata. Las dudas en concretarlo tienen que ver con el retroceso que han tenido en el conjunto de la sociedad, sobre todo en los sectores de clase media motivados por los problemas de su última gestión y por las denuncias de corrupción que alcanzan a ella y a sus principales referentes. Así y todo por el momento aparece como segunda fuerza nacional en términos electorales. Luego viene Sergio Massa con su Frente Renovador que representa a un sector del peronismo que fue rompiendo con el gobierno kirchnerista y salió tercero en las elecciones presidenciales del 2015.
Para el Frente de Izquierda la situación de conflictos y el retroceso del kirchnerismo es favorable ya que hay posibilidades de seguir postulándonos como una fuerte referencia para los trabajadores y la juventud que rompe con los partidos del régimen.
La crisis del gobierno y los referentes patronales dejan un espacio a izquierda. Esto ya se ha demostrado en las elecciones del 2015 donde a pesar de la polarización el FIT sacó 800 mil votos a presidente y un millón a diputados. El exitoso acto de Atlanta lo reflejó. Hay un espacio que hay que ir viendo si no se va ampliando al calor del ajuste y la denuncia de la complicidad de la oposición patronal, donde una franja puede sacar la conclusión que para enfrentar al ajuste de Macri no son salida Massa, el PJ, o los K, que le vienen votando las leyes, sino la izquierda con el FIT. Lamentablemente por responsabilidad de PO y PTS no lo podemos aprovechar al máximo el peso del FIT, en la medida de que es muy difícil actuar unidos en la lucha de clases o ante hechos políticos. Seguramente hacia las internas habrá una fuerte disputa por quién encabeza los principales candidaturas y sigue abierta la posibilidad de repetir el no ir en una lista única en las PASO que es la postura de Izquierda Socialista. Pese a ello, el FIT puede hacer una buena elección en las elecciones definitivas de octubre, a pesar de la polarización que se puede dar entre los candidatos del gobierno y las distintas variantes peronistas.
Más allá de estas peleas internas, el FIT sigue siendo un frente político muy importante que une a tres partidos que se reclaman trotskistas y por la independencia de clase. Hoy en la Argentina la izquierda es el trotskismo. El FIT, también, es un polo político que impacta a la vanguardia mundial que sigue los acontecimientos de Argentina. Nuestra sección intervine a fondo en el FIT combatiendo el sectarismo, el oportunismo parlamentario y dando la pelea por mantener la unidad., acrecentarla y defender el programa socialista revolucionario y en ese marco construir el partido.
5.6. Bolivia, el ajuste y la ruptura política
Aunque las estadísticas oficiales hablan de un 4,4% de crecimiento del PIB en el 2016 (uno de los mayores de Latinoamérica) y un 3,5% prevé el Banco Mundial para el 2017, Bolivia no escapa a las consecuencias de la crisis mundial. La baja de precios de minerales e hidrocarburos produjo el 2016 una baja de exportaciones en más del 40%. El gobierno masista está bajando el presupuesto nacional, y está destinando recursos a «incentivar» a petroleras, mineras y oligarquía agroindustrial, por otro lado endeudándose con obras de infraestructura, caminos, un proyecto de ferrocarril transoceánico y una serie de represas para producir y exportar electricidad. Esto en gran parte con créditos chinos (atados a la contratación de empresas de ese país). Gran parte de los proyectos en construcción se enmarcan en el plan IIRSA COSIPLAN, diseñado en función de intereses imperialistas y de Brasil, para facilitar la extracción de productos primarios (básicamente minerales y soya) y la circulación de soya y otros productos desde Brasil al Pacífico.
La aplicación de este plan económico significa ajuste antipopular: despidos, baja de las asignaciones a Universidades, gobernaciones y municipios, etc. También, la desatención presupuestaria, combinada con la sequía y la deforestación por el modelo agrosoyero, están provocando una crisis del agua que promete continuar en el 2017, con falta de agua en La Paz, El Alto, Potosí, Oruro y Cochabamba.
Este ajuste, está impulsando el segundo proceso de ruptura política con el MAS (el primero fue después del gasolinazo de diciembre del 2010). El 21 de febrero del año pasado se realizó el referéndum para el cambio constitucional que autorice la reelección de Evo Morales (la actual Constitución no lo permite). Ganó el NO con el 51,4%, pese al fraude en muchas zonas campesinas, sin el cual el NO hubiera ganado por mayor diferencia, posiblemente 55 al 57%. Con todo se mostró que el gobierno mantiene su hegemonía en el campesinado. Pero es derrotado sistemáticamente en los centros urbanos, incluyendo las zonas más pobres (excepto El Alto, adonde ganó por mínima diferencia).
Durante el 2016 continuó el proceso de ruptura que ya venía. Esto se hizo especialmente evidente en los fabriles que hicieron movilización nacional, con 30.000 trabajadores en las calles. También en los llamados «cooperativistas» mineros, sector dirigido por nueva burguesía minera, pero que incluye 100.000 trabajadores, y ante la crisis salieron a una violenta movilización nacional que terminó con 5 trabajadores muertos por la policía y un viceministro muerto por los manifestantes.
En ese marco, el gobierno lanzó en un Congreso del MAS, la campaña por la reelección en elecciones del 2019. Una de las variantes sería la renuncia de Evo Morales 6 meses antes de las elecciones, lo cual según el gobierno habilitaría su derecho a presentarse nuevamente a elecciones. Como la interpretación está a cargo del Tribunal Constitucional, en manos del MAS, creen que será aprobado. Calculan que el MAS frente a una derecha dividida, y sin opción de izquierda, puede triunfar. Pero también crece crisis en el MAS de sectores que, por ahora sin manifestarse públicamente, están contra la reelección porque temen que Evo los hunda a todos y que más bien podrían ganar sin Evo Morales.
Por ahora este proceso de ruptura popular con el MAS no va hacia la derecha, aunque haya muchos sectores populares que podrían votar por la derecha como «voto castigo» al MAS en el 2019. Pero se abre un amplio espacio para una alternativa política para los trabajadores y el pueblo. La conducción de la COB y principales sindicatos siguen sometidos al gobierno. Por lo cual no parece probable resurgimiento del Partido de Trabajadores. Por otra parte la ley electoral hace casi imposible la legalización de nuevos partidos.
Nuestra política se centra en lograr la unidad de las luchas y una alternativa política de los trabajadores y el pueblo, impulsamos estos movimientos contra el gobierno masista (NO a la reelección), contra la antigua derecha, por expulsión de las transnacionales e industrialización, agua para el pueblo, contra los despidos, defensa del salario y jubilaciones, por una alternativa de los trabajadores y el pueblo para gobernar sin capitalistas ni corruptos.
5.7. México: el Gasolinazo produjo un cambio
La situación política sufrió un cambio muy importante, con enormes movilizaciones en todo el país, con bloqueos carreteros, de gasolineras, de edificios públicos, de vías férreas y con saqueos (el Gasolinazo). Es un vuelco generalizado contra el gobierno de Peña Nieto, el aumento del 20 por ciento a los combustibles, así como un aumento del gas y la energía eléctrica. Esto ha provocado un aumento generalizado a los precios de los artículos de primera necesidad, así como al transporte.
Peña Nieto llamó de manera urgente a la firma de un Acuerdo Nacional, al que convocó a los dirigentes empresariales y sindicales, que fue rechazado por el principal organismo empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana, quien no asistió al evento, dando a conocer públicamente que les parecía que ese Acuerdo no fue acordado adecuadamente con todos los sectores, que era un Acuerdo improvisado e insuficiente, algo inédito en el país.
Hay que tomar en cuenta que Peña Nieto está sumamente cuestionado por la corrupción, por no controlar al narcotráfico, a pesar de la detención y extradición del Chapo Guzmán.
Pero eso no es lo peor, lo es el vergonzoso papel de Peña Nieto ante Trump. Primero fue la invitación a México de parte de su gobierno en agosto pasado, como candidato. Fue un fracaso rotundo, pues Trump hizo lo que tenía que hacer y Peña Nieto se vio sumamente débil, timorato, «conciliador», ante un discurso lleno de amenazas.
Ahora es un escándalo la llamada que Peña Nieto sostuvo con Trump durante una hora, pues ha trascendido que éste lo humilló, diciéndole que enviaría tropas norteamericanas para hacer lo que el ejército mexicano no puede hacer, por estar coludido con el narcotráfico, porque está atemorizado y no cumplen con su papel, por estar corrompidos. Le ratificó que el Muro lo tendrá que pagar México, que no necesita de los mexicanos, ni de su gobierno. Y Peña «balbuceante» no supo qué contestar, mostrando su tremenda debilidad.
México entra en un proceso más agudo de la lucha de clases, en medio de una crisis económica realmente grave, con una moneda depreciada ante el dólar, se abrió una grave crisis gubernamental que no cesa, con movilizaciones que no paran y que al contrario, amenazan con tomar mayor fuerza y organicidad.