Enmiendas que no se pusieron a votación y quedan como aportaciones de Lucha Internacionalista
1.- Cap. I. Apartado 1.3. Añadir en el primer párrafo: El capitalismo en las fases de crisis económica como la actual tienden a acentuar los rasgos bonapartistas de los regímenes políticos, a reforzar el carácter policial y represivo de los estados, pues son necesarios para imponer ataques muy profundos contra las masas y reprimir la movilización de protesta. Trump responde a esa tendencia. Este proceso de endurecimiento de la represión y de recorte de libertades lo vemos bajo la excusa de la «lucha contra el terrorismo» que justifica estados de excepción, en leyes que criminalizan la protesta social o sindical, en reformas constitucionales que pretenden reforzar la concentración del poder y el presidencialismo…
Si un sector de la burguesía norteamericana se enfrenta a Trump, no es tanto porque no quiera profundizar las medidas contra las clases populares sino porque teme que puedan provocar una reacción popular. Sabe que la situación es explosiva.
2.- Sustituir y reformular 4º párrafo: «Por que surgen estos gobiernos o porque …. Hasta flexibilización laboral» Por:
«Por qué surgen estos gobiernos o por que avanzan electoralmente sectores más a la derecha?
La cuestión electoral siempre la definimos como una expresión distorsionada de la lucha de clases puesto que, en el voto en la democracia burguesa, pesan los elementos más institucionales, las campañas millonarias financiadas por el capital y los grandes aparatos, los medios de comunicación. La llegada de estos gobiernos por el voto manifiesta la desesperación de sectores empobrecidos de clase media e incluso de trabajadores/as, que rechazan a quienes y buscan alguna salvación. Es el resultado del proceso de polarización social de los sectores sociales de clases medias (pequeña burguesía y sectores más acomodados de la clase obrera) que mantuvieron la estabilidad y la alternancia durante décadas, y que hoy se revuelven contra los responsables de su empobrecimiento. Esta polarización social y búsqueda de algo distinto tuvo su expresión a derecha con Trump, a izquierda con Sanders. Y con otras versiones se da en la mayor parte de países.
Así pues, responden a un voto de castigo a los gobiernos incluso «socialistas» o «psedo progresistas». También se puede acompañar la situación con aumentos significativos de la abstención o el voto en blanco o nulo como forma de rechazo o protesta.
Rechazamos a quienes identifican este giro con una derrota de la clase obrera y los sectores populares o un retroceso en la lucha contra los planes de ajuste y por las libertades. El caso de Argentina o Brasil… (hasta el final).
3.- Sustitución de la introducción al Cap VI 2º párrafo que empieza por «Tres años después. hasta final página en EE. UU» Por:
«La crisis capitalista y el intento que la crisis la paguen los trabajadores y los pueblos, se acompaña con un ataque a las libertades democráticas. El movimiento de masas se moviliza para detener esos ataques: no sólo los trabajadores, sino que otras capas de la población participan en esas movilizaciones de acuerdo a la realidad de cada país, la juventud estudiantil o trabajadora desocupada, las mujeres por sus derechos, a los campesinos y los pueblos originarios o las nacionalidades oprimidas.
Con algunas excepciones en Grecia, Francia, Brasil o Argentina, la clase obrera no aparece como sujeto político y dirección de esas luchas, con sus métodos clásicos (huelga general…). Una gran parte de las movilizaciones que hoy vemos son movilizaciones con objetivos democráticos, por definición interclasistas. Nuestra intervención debe partir de dar respuesta a esas reivindicaciones democráticas para hacerlas transcrecer hacia la ruptura revolucionaria, con el método del programa de transición. Por ello la intervención en esos movimientos debe hacerse sin ningún sectarismo, pero dirigiéndonos específicamente a los trabajadores/as para que sean el motor de esas luchas y quien puede llevarlas hasta el final. Esto vale para reivindicaciones democráticas como el derecho de autodeterminación, a la lucha anti represiva, como en la lucha por los derechos de la mujer, o contra el racismo.
Pero que de nuestra intervención correcta se traduzca en crecimiento del partido va un trecho, porque entre el movimiento y el partido median los aparatos –desde el represivo del estado, a los sindicales y políticos reformistas- las expectativas del movimiento de masas es decir su nivel de conciencia y sus falsas ideologías. Escribe Moreno: «… la falsa conciencia no está formada simplemente por las ideas incorrectas que tienen en su cabeza la gran mayoría de los individuos miembros de la clase obrera o el movimiento de masas, sino que se expresa en instituciones fortísimas, objetivas, las grandes organizaciones reformistas. Ellas captan y organizan a los trabajadores, los educan en esa falsa conciencia, imprimen periódicos para propagandizarla, emplean métodos burocráticos y gangsteriles para defenderla. Nuestra lucha contra esas falsas conciencias no es una intervención quirúrgica ni una sesión de psicoanálisis para extraer de la mente de cada uno de los obreros las ideas equivocadas. Es una lucha a muerte contra las organizaciones que las sostienen, contra su ideología, contra sus métodos y, fundamentalmente, contra su política.» (Moreno. Un documento escandaloso. Capítulo VI ¿Partido mandelista o partido leninista? Apartado: ¿Dónde entran las organizaciones reformistas?)
Hoy la lucha por construir una alternativa revolucionaria y el partido de la clase proceso de reorganización en curso. La crisis combinada del neo reformismo castro chavista se une a la crisis en Europa de la socialdemocracia. Se abre un periodo de reconstrucción de la izquierda que va a ser vital para superar la crisis de dirección revolucionaria. Enfrentamos el castrochavismo y los falsos progresismos, Syriza o Podemos,. También hay una fuerte influencia especialmente en la juventud del horizontalismo. A menudo esos aparatos imponen el interclasismo, reclaman un horizontalismo contra los partidos, que si bien responde al rechazo más que justificado de imposiciones burocráticas de partidos estalinistas o socialdemócratas o de los aparatos sindicales, se giran contra «todos» los partidos, y a menudo aprovechando el control del trabajo en red acaban configurando nuevos aparatos burocratizados. Disuelven la idea de clases en ciudadanos, o entre los de arriba y los de abajo, «somos el 99%» … Debemos enfrentar estas ideologías paciente pero persistentemente, porque hoy son un obstáculo para la reconstrucción de la conciencia de clase y la construcción de partidos revolucionarios.
Estas dificultades nos han acompañado en los procesos de las revoluciones árabes. Surgen como movimientos que combinan la lucha contra la dictadura por libertades con la necesidad de resolver el grave problema económico de las clases populares. Era necesario entrelazar las conquistas democráticas con la solución efectiva de la lucha social, contra el sistema económico, avanzando en una revolución no sólo política sino también social, pero esta consciencia de los objetivos estaba muy lejos de la realidad y las direcciones de sindicatos y partidos de izquierda cortocircuitaron la evolución de lucha hacia la revolución permanente. Entre muchos activistas los conceptos de izquierda, obrera, o socialismo los asociaban al propio régimen que combatían, como ocurrió en los levantamientos del este europeo o puede ocurrir hoy en Venezuela. Campañas como las de los 100 años de la revolución rusa, nos debe permitir hacer avanzar esta discusión entre la juventud y los y las trabajadoras.»