Por:Mechi Beauvoir
Muy lejos de la histórica visita del Papa Juan Pablo ll en 1979, cuando más de 2.700.000 irlandeses se movilizaron para recibir al jefe de la Iglesia católica, la visita del Papa Francisco a Irlanda estuvo atravesada por los escándalos de pedofilia y abusos sexuales que involucran al clero y ponen al descubierto la complicidad de la cúpula eclesiástica.
Le Iglesia católica atraviesa una de las crisis más grande de su historia. Es que esta institución milenaria ha quedado golpeada por su rol reaccionario y conservador ante las luchas del movimiento de mujeres y diversidad, a lo que se le suma los miles de casos de pedofilia y abusos sexuales por parte del clero a lo largo y ancho del mundo. La asunción del Papa Francisco como un supuesto papa «progre» no ha podido revertir la pérdida de su base social, sobre todo en los sectores juveniles.
En particular Irlanda es el país de Europa, junto con Polonia, de mayor peso de la Iglesia Católica. Hasta hace algunos años más del 95% de la población adhería a la religión católica. Sin embargo, se viene produciendo un proceso de ruptura que lleva a que hoy la adhesión haya bajado al 76% de la población. A esto debemos sumarle que en el año 2015 un plebiscito permitió avanzar en el matrimonio igualitario y el último 25 de mayo más del 65% de la población votó a favor de la eliminación de la octava enmienda de la constitución, impulsada por el primer ministro Leo Vadaker, para avanzar en el derecho al aborto. Días antes de la votación, se anunció la visita del Papa Francisco, lo que no evitó que hasta en los pueblos campesinos más conservadores ganara avanzar con el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos. La visión reaccionaria sobre el rol de la mujer y la familia binaria heteronormativa choca contra la conquista de los de derechos, producto de las luchas del movimiento de mujeres y diversidad.
Los escándalos de pedofilia y encubrimiento hacen pegar un salto en la crisis
Meses atrás el Papa visitó Chile. Su fracaso fue estrepitoso, la misa que dio no tuvo convocatoria. Meses después tuvo que obligar a renunciar a todos los obispos de la Iglesia chilena por la mega causa judicial por abuso sexual a niños y adolescentes, que involucran a más de 150 miembros de la iglesia, con más de 250 causas de abuso. La semana pasada, un informe judicial en Pensilvania relevó más de 300 sacerdotes involucrados en 1.000 casos de abuso sexual de la iglesia católica en Estados Unidos, con la complicidad de las jerarquías eclesiásticas. Días atrás el arzobispo Carlo María Vigano, quién se fue del Vaticano hacia los EEUU, dijo que había hablado en 2013 al papa Francisco de las acusaciones contra el cardenal Mac Carrick, sin avanzar en ninguna acción contra el mismo. Desde 2002, más de 14.500 personas se han declarado víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Irlanda. La jerarquía católica irlandesa ha sido acusada de haber encubierto a centenares de estos sacerdotes.
Este es el marco de la visita del papa Francisco a Irlanda, para cerrar el Encuentro Mundial de las familias. Durante las 36 horas que el Papa estuve en el país, las calles de Dublín fueron escenario de movilizaciones de víctimas de abuso sexual. Hasta el Papa tuvo que reconocer el «fracaso» de la iglesia ante los «crimines repugnantes» de los curas abusadores. El primer Ministro Leo Vadaker dijo que las palabras deberían ser acompañadas de hechos y Marie Collins, víctima y símbolo de la lucha contra los abusos de la iglesia católica en Irlanda, consideró que en su discurso no dijo «nada nuevo; fue decepcionante».
Qué miembros del clero abusen a niños y niñas no es algo nuevo. El encubrimiento de curas y obispos pedófilos por parte de las jerarquiza eclesiástica tampoco. Lo nuevo es que con la crisis de Iglesia Católica avanzan las denuncias y el costo político sobre esta institución. La visita de Francisco a Irlanda no hace más que echar leña al fuego a la crisis profunda que atraviesa la iglesia católica. Un nuevo fracaso en su intento de contener la ruptura de su base social. Para colmo, en su viaje de regreso a Roma el Papa dijo que «cuando eso (la homosexualidad) se manifiesta desde la infancia, hay muchas cosas por hacer por medio de la psiquiatría», una verdadera atrocidad.
La crisis de la iglesia católica es la crisis de una de las instituciones fundamentales del capitalismo imperialista, sostén de todos los explotadores y sus gobiernos. No olvidemos que el poderío del Vaticano está al servicio de contener las luchas de las masas, impulsando las peores concepciones, siendo funcional a la sumisión de los pueblos y batallando contra los derechos de las mujeres, acusando a quiénes abortan de nazis, sosteniendo una idea de familia binaria heteronormativa dónde la mujer se mantiene oprimida y relegada y atacando a la diversidad sexo-genérica marcándola como una enfermedad. Pero estas concepciones chocan con las luchas de las masas en todo el mundo, la conquista de derechos y los avances sociales y entran en crisis. Por eso la iglesia Católica profundiza su debilitamiento en todo el mundo perdiendo peso entre las masas creyentes del catolicismo.