Por: Mariana Morena
Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) más grande de América Latina protagonizan una extraordinaria movilización por la democratización de la universidad, la erradicación de grupos de choque, la violencia machista, y mayor presupuesto para la educación superior pública.
El pasado lunes 3 de septiembre, un grupo de estudiantes del Centro de Ciencias y Humanidades (CCH) del municipio de Azcapotzalco, fue agredido violentamente por «porros» (grupos de choque) en el corazón de la Ciudad Universitaria de la UNAM, sin que intervinieran los agentes contratados para garantizar la seguridad dentro del campus. Los estudiantes realizaban una manifestación pacífica frente a la Rectoría, exigiendo el cese de la escalada de violencia de los grupos porriles que operan impunemente para reprimir cualquier denuncia o demanda estudiantil. Hubo una decena de estudiantes heridos por golpes, objetos punzantes, rocas, bombas caseras y cócteles molotov; dos de ellos fueron internados en condiciones de gravedad.
Los estudiantes del CCH Azcapotzalco comenzaron sus protestas hace un mes, cuando iniciaron las clases con aulas atestadas (actualmente hay asignados grupos con hasta 100 alumnos), falta de profesores y los murales borrados que pintaron por los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Sumaron la exigencia de esclarecimiento del femicidio de Miranda Mendoza, una estudiante de 18 años secuestrada del CCH Oriente el 20 de agosto, cuyo cuerpo calcinado fue identificado el 1° de septiembre. Demandaban mayor número de docentes; transparencia en el uso del presupuesto, la gratuidad de la educación, la democratización de la toma de decisiones y la recuperación de espacios de la comunidad universitaria.
La indignación y el repudio por el brutal ataque de los porros motorizaron la movilización estudiantil. Entre el lunes y martes, masivas asambleas votaron el inicio de un paro activo en alrededor de 40 planteles de la UNAM, junto con una marcha el miércoles 5, de la que participaron decenas de miles de estudiantes de diversas facultades, escuelas e institutos de la máxima casa de estudios. Fue una inmensa movilización de alrededor de 30 mil manifestantes, en la que también hubo estudiantes de otros centros de educación superior, entre ellos la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Pedagógica Nacional, la Escuela Nacional de Antropología e Historia y el Colegio de México, además de sumarse organizaciones sindicales, populares, sociales y políticas. Asimismo, hubo movilizaciones estudiantiles en otros estados, donde se denunció la falta de presupuesto para cerrar el año. En la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, por ejemplo, 47 unidades académicas iniciaron un paro laboral ante la falta de pago a los trabajadores y por el déficit de más de 600 millones de pesos.
Llamamos a apoyar incondicionalmente la gran movilización de los estudiantes de la UNAM a 50 años de la histórica lucha del movimiento estudiantil por la democratización del país y contra la represión. Las exigencias del ’68 siguen más vigentes que nunca. Como declaran nuestros compañeros del Movimiento al Socialismo (MAS, sección mexicana de la UIT-CI): «Repudiamos la violencia contra la organización estudiantil y exigimos la democratización de la universidad; la eliminación de la violencia contra las mujeres, el acoso sexual y los feminicidios, siguiendo protocolos de seguridad desde una perspectiva de género; el esclarecimiento de los casos de violencia y castigo a los funcionarios de la UNAM responsables; la expulsión inmediata de los porros identificados y la desaparición de los grupos porriles, haciendo responsable al rector de la UNAM, Enrique Graue, de cualquier agresión a cualquier miembro de la comunidad que sea parte de las movilizaciones.»
«Por supuesto, deben ser atendidas las demás reivindicaciones de los universitarios, relacionadas con el deterioro de sus condiciones de trabajo y de estudio, la precarización laboral de los docentes, la saturación de estudiantes inscriptos en los grupos académicos, el deterioro de inmuebles y equipo, el cobro ilegal de cuotas. Este movimiento va contra la aplicación del salvaje ajuste capitalista que ha dejado a la educación superior pública en una situación de emergencia, con más de diez instituciones en condiciones de quiebra presupuestaria, mientras prolifera el jugoso negocio de la educación privada.»
«Por eso, apoyamos incondicionalmente los paros y movilizaciones decididos por las asambleas de base de las distintas escuelas y facultades. Es el momento de darle un verdadero giro al rumbo de la UNAM, pugnando por su democratización integral, dándole derecho a la comunidad, estudiantes, profesores y trabajadores, a elegir democráticamente al rector y a los directores de los planteles, así como ejercer su control sobre el presupuesto, para realmente erradicar a los porros que son pagados por las autoridades. Por ello llamamos a las organizaciones democráticas, sindicales y populares del país, a volcar todo nuestro apoyo a esta lucha decisiva para lograr la democratización del país.»
Entre las acciones inmediatas a seguir, se acordó realizar una marcha el próximo jueves 13 de septiembre, del Museo Nacional de Antropología al Zócalo, siguiendo la misma ruta que siguió en 1968 la «Marcha del Silencio», una de las más numerosas y significativas del movimiento estudiantil mexicano en aquel emblemático año de ascenso de las luchas obreras y populares en el mundo.