Por: Partido de la Democracia Obrera (IDP), sección de la UIT-CI en Turquía
Después de capturar las regiones rurales de Damasco y Daraa en el sur, la dictadura de Bashar Al Assad y sus aliados van ahora detrás de Idlib. Mientras Rusia y el régimen han comenzado con los ataques aéreos a la región de una población cercana a los tres millones, con refugiados de áreas bajo el control de la oposición, operaciones más extensas están aún en preparación. El ejército turco mantiene su presencia en Idlib, la zona designada como «de escalada» del llamado proceso de Astaná, a través de 12 puestos de observación. Astaná es la capital de Kazajstán, lugar donde, tiempo atrás, el régimen de Assad, sus aliados y Turquía acordaron como poner fin al último foco de resistencia.
La operación de Idlib es el último anillo de la «operación barrido», llevada a cabo por Assad y sus aliados. Al final de 2015, el régimen de Assad lanzó los contra ataques apoyado por la fuerza aérea rusa, Hezbollah e Irán, que proveyeron milicias y comenzaron a capturar una a una las regiones controladas por la oposición. Las fuerzas del régimen capturaron primero Aleppo, luego Damasco rural, y luego se dirigieron a la región de Daraa, donde una insurrección había comenzado en 2011. Grupos armados y civiles que vivían en estas regiones capturadas, habían sido relocalizadas a Idlib como resultado de los acuerdos hechos con las fuerzas del régimen. Si dejamos de lado la región bajo el control de milicias kurdas, Idlib había permanecido como la única región por fuera del control del régimen. Su población se duplicó, llegando a los 3 millones. Este antecedente revela el plan simple y costoso de Assad y sus aliados: primero, exprimir a la oposición de Idlib recuperando el control del resto del país, y luego llevar adelante el último ataque a Idlib, para comenzar el «período de transición» con brazo fuerte para garantizar el futuro del régimen.
Si las fuerzas de Assad recuperan la provincia de Idlib completamente, aÂÂ través de operaciones aéreas y terrestres, se transformará en el acto más sangriento de la guerra en Siria en la que cientos de miles de personas han perdido sus vidas. Una operación militar llevada a cabo en esta región con la densidad poblacional que tiene, conducirá a nuevas masacres así como al desplazamiento de cientos de miles de personas, conduciendo a una nueva oleada de éxodo. Actualmente, casi 2 millones de residentes en Idlib sobreviven gracias a la ayuda humanitaria que viene de Turquía. Un nuevo ataque empeoraría aún más esta situación precaria.
La colaboración imperialista
Los EEUU, la Unión Europea y Turquía se declararon opuestos a una operación contra Idlib por «motivos humanitarios». Sin embargo permanecen como colaboradores implícitos del régimen de Assad al dar su aprobación a las operaciones militares y victorias previas. La prioridad de los EEUU, que nunca estuvo realmente en contra del régimen de Assad más allá de lo discursivo, es sostener el control de la parte oriental del país a través de sus aliados kurdos y así asegurar el reconocimiento de la población de la región. Ya que no hay ataques contra esta región. Los EEUU no tienen diferencias con Assad o Rusia sobre las presentes circunstancias o el futuro de Siria.
Los países de la Unión Europea, cuya preocupación primera es evitar una nueva ola de refugiados, le confían esa prevención a Erdogan. Tienen la esperanza de que Turquía haga justicia a su rol de «tapón» en caso de una oleada de refugiados. En las secuelas del fracaso de sus políticas racistas y sectarias, el régimen de Erdogan ha usado el proceso de Astaná para correr su actitud política hacia una basada en el reconocimiento de la existencia del régimen de Assad. Y negociaciar con Rusia e Irán para preservar su influencia en Siria. En las negociaciones con Rusia, Turquía consintió en capturar a las regiones controladas por la oposición a Assad a cambio de recibir permiso para llevar adelante la Operación Afrin y la Operación Escudo del Éufrates en la zonas kurdas de Siria. Mientras Erdogan ahora parece oponerse a operaciones contra Idlib, cuando hace rato se vislumbran en el horizonte, podría al final consentir la operación a Idlib si nuevas negociaciones con Rusia e Irán involucran compromisos que beneficien a Turquía contra las organizaciones kurdas sirias. La prioridad actual del gobierno turco es mantener la nueva ola inmigratoria en la frontera siria y cumplir su rol de gendarme de la Unión Europea como mejor y efectivamente pueda.
La población de Idlib es reprimida por todos lados
La población de Idlib no solo está sometida a los ataques de Assad y sus aliados. Ellos están también tratando de sobrevivir enfrentando la represión de los grupos radicales islamistas quienes tienen dominio militar en la región. La más grande fuerza militar en Idlib es Tahrir-al-Sham, quien está compuesta por el Frente al-Nusra y con conexiones con al-Qaeda. Además de Tahrir’al-Sham, están el Frente de Liberación Sirio, la coalición de varios grupos salafistas, que controlan ciertas zonas de Idlib. Estos grupos islamistas implementan prácticas represivas contra la población local, y, especialmente. Al mismo tiempo, hacen un esfuerzo sistemático por destruir los comités locales y reprimir a activistas civiles.
Assad y sus aliados muestran la existencia de grupos islamistas armados que llaman terroristas, como justificación para una operación militar en la región. En realidad, Assad considera a cualquiera o a cualquier sector de la población siria que está en su contra como «terrorista». Por lo que su aniquilación está justificada. Es por estos ataques criminales contra todos los opositores que hay cientos de miles de vidas perdidas y la mitad de la población del país fue desplazada y más de 5 millones de sirios han tenido que abandonar el país. Estos hechos revelan lo que realmente significa el «limpiar la región de terrorismo». Al mismo tiempo, la población de Idlib ha desarrollado ya varias protestas y movilizaciones contra las medidas represivas de los grupos islamistas radicales. Ahora, la misma gente de Idlib está tratando de hacer oír sus voces mundialmente via protestas y acciones contra las operaciones militares de Assad en su región.
Como socialistas revolucionarios, rechazamos firmemente las operaciones militares del régimen de Assad y sus aliados contra Idlib. Tales operaciones militares en Idlib solo traerán una nueva oleada de masacres, desplazamientos e inmigración. Al mismo tiempo, condenamos y rechazamos la política colaboracionista y tramposa de EEUU, la Unión Europea y Turquía hacia y en Siria. Consideramos a los grupos jihadistas que actúan como «quinta columna» del régimen, demostrando que son fuerzas reaccionarias y enemigos del pueblo sirio. Bajo estas condiciones, todo poder foráneo -tanto sostenes directo de Assad como Rusia, Irán y Hezbollah, o indirectos, como Turquía o EEUU-debería irse de la región, y la población siria debería auto-determinarse en su futuro, libre de los ataques del régimen y de la represión de los islamistas.
Los socialistas revolucionarios continuarán peleando por estos objetivos y mantendrán su solidaridad con el pueblo sirio.
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12 de septiembre de 2018