Por: Adolfo Santos,Corriente Socialista de los Trabajadores/PSOL
A una semana de la elección, Brasil asistió a un hecho inédito. El 29 de septiembre, millones de mujeres ocuparon las calles de las principales ciudades del país y en una especie de adelanto de la votación del 7 de octubre, repudiaron a Jair Bolsonaro, el candidato presidencial que encabeza las encuestas. Fue un acto político consciente para rechazar sus propuestas facistoides, ultraconservadoras, racistas, misóginas, que defienden la tortura y la dictadura militar. Las multitudinarias manifestaciones, fueron una respuesta fantástica frente a la popularidad que este capitán retirado venía ganando al criticar el actual régimen político corrupto y fundamentalmente al PT.
Será una elección inédita. A una semana del pleito, las encuestas no muestran ningún candidato que llegue al 30% de intención de voto. También es nuevo que después de seis elecciones definidas por el PT/PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña), esta vez los «tucanos» (partidarios del PSDB) quedarían por fuera de la contienda final rompiendo el bipartidismo. Y para darle un carácter más dramático a la disputa, un candidato que defiende propuestas fascistoides encabeza las encuestas de la primera vuelta.
Si alguna virtud tiene esta elección, es que colocó al desnudo el fracaso de un régimen decadente que no tiene nada para ofrecer al pueblo trabajador. La debacle de los viejos partidos, la traición del PT a las aspiraciones de las masas y la falta de soluciones para los graves problemas sociales y una corrupción desenfrenada generaron una masa de desesperanzados. Desgraciadamente el PSOL, partido que surgió para ser una oposición consecuente de izquierda a los gobiernos petistas y a la vieja derecha, no se presentó como una opción para derrotar los proyectos del gobierno Temer y ofrecer alternativas para superar la crisis desde un punto de vista de clase. La mayoría de su dirección quedó pegada al PT que se travistió de víctima de un golpe y dedicó sus mayores esfuerzos a la defensa de Lula, acusado de corrupción.
Esa decepción de amplios sectores de la clase con el PT y el hecho de que desde la izquierda no surgiera una alternativa frente a la grave crisis, fueron el caldo de cultivo donde germinaron los «bolsonaros». Esa es la explicación del «fenómeno» Bolsonaro, que con siete mandatos de diputado sólo se destacó por la truculencia machista y por defender la dictadura militar de la que llegó a decir: «El error fue torturar en vez de matar». Con ese currículum se presenta como «salvador de la patria» para gobernar el país con «mano dura», razón por la cual sectores populares, desesperados y confundidos, lo ven como una alternativa para acabar con la corrupción y con la falta de seguridad.
#EleNão
Si Bolsonaro llega a la presidencia será para gobernar para los ricos y el sistema financiero, aplicando la mano dura contra los trabajadores y sus luchas, contra la juventud y para atacar las libertades democráticas. Su vice, el general Mourão, fue claro al defender que está en contra de mantener el pago del aguinaldo y el adicional de 30% que todo trabajador recibe cuando toma vacaciones. Esa es solo la punta del iceberg. El asesor económico de Bolsonaro, Paulo Guedes, un economista neoliberal, socio de bancos y fondos de inversión promete «privatizar todo».
La lucha contra Bolsonaro, como los masivos actos convocados por las mujeres el día 29, son la prueba de que es posible derrotar esas propuestas ultrareaccionarias, en las calles y en las urnas. Claro que al no existir una alternativa de izquierda, la tendencia es a buscar un voto útil para derrotar la ultraderecha. Hoy, ese fenómeno favorece al candidato elegido por Lula, Fernando Haddad, ex alcalde de San Pablo que está segundo en las encuestas. Todo indica que Bolsonaro y Haddad irán al balotaje con un resultado indefinido. El rechazo al capitán retirado y al propio PT, convierte la elección en un plebiscito. De cualquier forma, un triunfo de Haddad no significa que el PT y Lula volverán a ser la dirección de las luchas obreras y populares porque nuevamente irán a gobernar al servicio de los mercados.
A pesar de las diferencias, cualquiera que gane esta elección va a gobernar contra los trabajadores. No hay perspectiva de solución para esta grave crisis porque todos están comprometidos con los planes de ajuste que exige el sistema financiero. Por eso nos esperan nuevos capítulos de importantes luchas. La clase trabajadora está intacta y no ha dejado de luchar a pesar de las traiciones de la burocracia sindical. En 2017 protagonizó la mayor huelga general de los últimos 40 años. Los #EleNão se recrearán en nuevos movimientos con nuevos actores. Apostamos en ese proceso para construir una alternativa política y económica de la clase trabajadora y la izquierda para derrotar no solo a Bolsonaro como a los partidos que ya nos gobernaron y son responsables de la actual catástrofe que vive nuestro país. Entretanto en esta elección llamamos a votar los candidatos del PSOL, comenzando por la fórmula presidencial Boulos/Guajajara.