La publicación del segundo informe de la Corte Superior de Cuentas sobre la corrupción en el manejo del fondo de Petrocaribe, que confirma la implicación del presidente Jovenel Moïse y su gobierno en el desfalco, ha desatado una nueva ola de movilizaciones, como parte del proceso abierto con las enormes protestas de julio del año pasado contra el aumento de los combustibles y el ajuste impuesto por el FMI, así como a partir de agosto con el movimiento contra la corrupción de Petrocaribe. El 9 de junio se realizaron gigantescas marchas en la capital Puerto Príncipe y las principales ciudades del país con cantos y consignas como “Vamos al palacio a buscar el dinero de Petrocaribe, si no aparece lo vamos a quemar”. El 10 y el 11, el país fue paralizado por una poderosa huelga general y las protestas han continuado toda la semana pese a la brutal represión.
La crisis política se sigue agravando. Un gobierno ilegítimo, producto de un fraude electoral, sostenido por el imperialismo, ha ido perdiendo el apoyo de sectores de la burguesía y de la Iglesia Católica, que empiezan a cuestionarlo, ante la presión de la lucha popular. El 30 de mayo senadores opositores impidieron la ratificación del gabinete de Moïse encabezado por el primer ministro Jean Michel Lapin, con lo cual cobra fuerza la denuncia de que Moïse encabeza un gobierno de facto sin sustento legal al no contar con apoyo parlamentario. Un grupo de diputados solicitó en una carta abierta al presidente del Congreso que abra un procedimiento para destituir a Moïse. El cuestionamiento generalizado alcanza también al parlamento, pues la oposición burguesa también está involucrada directa e indirectamente en la corrupción.
La gente en las protestas habla de la necesidad de acabar con “el sistema”. La gente repudia no solo al gobierno sino al régimen en su conjunto, los mecanismos de explotación y saqueo que caracterizan al Estado capitalista haitiano bajo la dominación semicolonial de Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, España, precisamente los países imperialistas que integran el Core Group. Dicha instancia, en la que también participan delegados de la Unión Europea, la ONU y la OEA, es odiada por su respaldo al gobierno derechista de Moïse y el Partido Tet Kale (PHTK, partido de las cabezas rapadas), por su apoyo a la represión policial en febrero de este año, cuando elogiaron el “profesionalismo” de los represores, y por su participación en la rapiña económica contra el pueblo haitiano.
Repudiamos la brutalidad policial, reflejada en al menos dos asesinatos y decenas de heridos. Apoyamos la exigencia de expulsar al Core Group y a las fuerzas de ocupación de la Minujusth. La deuda externa debe anularse y exigirse reparaciones históricas a los Estados imperialistas de Francia y EEUU, por las extorsiones e invasiones sufridas por el pueblo haitiano a manos de ellos desde la independencia de Haití. con PDVSA y el Estado venezolano debe anularse en vista de la complicidad de la boliburguesía y el chavismo con la corrupción del régimen haitiano. Para sacar al gobierno de Jovenel Moïse y al parlamento corrupto, recuperando el dinero de la corrupción para invertirlo en salud, educación, acceso al agua, agricultura e industrialización, reorganizando al país al servicio de las mayorías obreras y populares, es necesario construir un frente de las organizaciones en lucha. No confiamos en la conformación de un gobierno de transición dirigido por los mismos sectores burgueses que están siendo impugnados por la movilización popular. Deben gobernar los trabajadores y el pueblo a través de sus propias organizaciones y en este esfuerzo deben confluir todas las organizaciones independientes que defienden los derechos de los trabajadores, los campesinos, las mujeres, la juventud, los defensores del ambiente que se oponen al saqueo megaminero y las organizaciones comunitarias.
Llamamos a la más amplia solidaridad internacional con la lucha del pueblo haitiano.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
14 de junio de 2019