Movimiento Socialista de los Trabajadores
El 3 de junio en el barrio de Matanzas de la ciudad de Santiago se vivieron nuevamente horas de terror a manos de una turba asesina de racistas y xenófobos, como ya se ha hecho tristemente costumbre en este país. Un comerciante, Gabriel Beato Burgos, incitado por una vecina que le alertó sobre la presencia de dos haitianos que bajaban mangos de un árbol, arremetió cargado de odio a tiros contra ellos.
El tirador erró e hirió mortalmente al joven Daniel Espejo, familiar suyo. Para intentar tapar su crimen, el comerciante dijo a los vecinos que los haitianos habían asesinado al joven, dando rienda suelta al racismo de algunos miembros de la comunidad. Pocos minutos después del hecho, dos trabajadores haitianos que caminaban por el lugar fueron atacados por una turba de racistas que al grito de “hay que matarlos a todos” les atacaron con piedras, tubos y cuchillos, asesinando brutalmente a uno de ellos y dejando gravemente herido al otro, antes de que interviniera la policía.
Varios medios de comunicación reportaron falsamente que Daniel Espejo había sido asesinado por dos hombres haitianos, justificando el criminal linchamiento como la acción de una comunidad indignada. Algunos medios luego desmintieron la información falsa publicada, pero no emitieron disculpa alguna por su labor de incitación al odio racista y xenófobo.
Aunque el comerciante fue detenido por el asesinato del joven Espejo, no hay noticias aún sobre la detención de los asesinos del trabajador haitiano. Según algunos testimonios recogidos por radios locales, los racistas habrían destruido las viviendas de algunos inmigrantes haitianos en la zona, información que no pudimos confirmar.
Varios miembros de la turba racista grabaron con sus celulares el ataque, dejando en evidencia la cronología de los dos crímenes y desmintiendo la primera versión publicada por los medios, incluso retratando a varios de los asesinos del trabajador haitiano, cuya identidad aún se desconoce.
No se trata de un caso aislado. En República Dominicana el odio racista y xenófobo es promovido sistemáticamente desde políticas de Estado que criminalizan a los inmigrantes haitianos y les responsabilizan por problemas que en realidad son creados por un sistema injusto, excluyente, de explotación capitalista al servicio de las transnacionales y la burguesía local. Cada semana se realizan centenares de deportaciones arbitrarias y es común que las autoridades extorsionen y roben a los inmigrantes haitianos. Particularmente en la ciudad de Santiago el alcalde Abel Martínez es un connotado racista que promueve los allanamientos ilegales y los ataques policiales contra la comunidad de inmigrantes. Los crímenes de odio son comunes y no están tipificados en las leyes dominicanas. En la última década ha habido centenares de casos de linchamientos y quemas de viviendas en contra de inmigrantes y trabajadores haitianos, en la mayoría de los casos al amparo de la impunidad más completa en Santiago, Mao, Navarrete, Dajabón, Salcedo, Pedernales, San Francisco de Macorís, Puerto Plata y otras localidades. Incluso la convocatoria a una actividad deportiva de la comunidad haitiana en Santo Domingo tuvo que ser cancelada en diciembre del año pasado luego de que las autoridades le retiraran el permiso, cediendo a la presión de grupos neonazis que exigían la suspensión del evento o de lo contrario asesinarían a quienes participaran. Nunca se investigaron dichas amenazas.
Esos grupos fascistas, autodenominados “nacionalistas” y ligados a los cuerpos policiales, incitan continuamente al asesinato de haitianos. La atmósfera tóxica de odio racista es insoportable y se alimenta de la demagogia del gobierno y los políticos derechistas que mienten sistemáticamente acerca del rol de esa comunidad cuyo aporte económico, social y cultural a la vida del país es inmenso. Una encuesta de Gallup del mes pasado refleja que el 81% de los dominicanos está a favor de prohibir totalmente el ingreso de ciudadanos haitianos al país, un indicio del avance de las ideas xenófobas y racistas.
Es necesario organizarnos para enfrentar en las calles a los racistas y fascistas. Combatamos el racismo en los sindicatos, las universidades y las organizaciones sociales. Levantemos una gran campaña internacional contra los asesinatos racistas en República Dominicana, llamando a la solidaridad de organizaciones antirracistas como Black Lives Matter, para que se pronuncien repudiando estos crímenes, exigiendo a las autoridades que hagan justicia ante los asesinatos racistas y que cese la promoción oficial del odio contra la comunidad más oprimida y explotada de nuestro país, la de los inmigrantes haitianos.
¡Basta de racismo y xenofobia!
¡Unidad de los trabajadores, las organizaciones sociales y la izquierda contra el racismo y el fascismo!