La huelga feminista y de las mujeres fue histórica
Michela Bovolenta
A l´encontre, 21-6-2019
http://alencontre.org/
Nunca antes, Suiza había visto una movilización tan masiva: medio millón de mujeres y de hombres solidarios participaron en las manifestaciones de la tardecita del 14 de junio. Hay que agregarles las decenas de miles de mujeres que participaron de noche o durante el día en las acciones descentralizadas que tuvieron lugar en todas partes: en el trabajo, en varias ciudades, en los pueblos y en los barrios. Más mujeres que en 1991 y con la misma determinación que aquellas mujeres.
Una ola violeta inmensa cubrió el país: de Saint Gall a Génova, de Chiasso a Basilea. Por todas partes, las mujeres se cruzaron de brazos para reivindicar la igualdad y gritar, en eslóganes o en canciones, que ya basta. Basta de desigualdades. Basta de discriminaciones. Basta de violencia machista.
La ola de solidaridad unió las voces de las mujeres, a menudo en una profunda emoción y con un espíritu de solidaridad pocas veces visto. Orgullosas de ser mujeres. Y feministas. Esa palabra, que muchas no podían antes pronunciar por haber sido tan denostada, se liberó y permitió que decenas de miles de mujeres expresaran su voluntad común de luchar juntas por nuestros derechos, nuestras libertades, por el respeto de nuestros cuerpos y de nuestras vidas.
Hacer una huelga feminista en Suiza era, sin embargo, una apuesta casi alocada. Propuesto en el Congreso de las mujeres de la Unión Sindical Suiza (USS), surgido de las mujeres del SSP, el llamado a la huelga tomó cuerpo verdaderamente a partir del Encuentro francófono del 2 de junio del 2018, que reunió a más de 150 mujeres –organizadas o no, afiliadas a un sindicato o no- convencidas de que el patriarcado pertenece a una época pretérita y que hay que luchar contra un sistema económico en el que las ganancias de algunos cuentan más que la vida de la mayoría de la población. A partir de esa fecha, se fueron creando colectivos en todos los cantones suizos, un Manifiesto fue redactado, una red francófona y nacional se fue creando.
Día tras día, fuimos viendo crecer el movimiento. Pese a los intentos por desacreditarnos, por ridiculizarnos o provocar miedo entre nosotras, nada pudo contra nuestra determinación. Cada vez éramos más. En las últimas semanas, el interés de la prensa creció, dando así, por fin, visibilidad a las discriminaciones que vivimos desde hace tiempo en medio de la indiferencia generalizada. Hablaron de la importancia de las desigualdades salariales, de los ingresos demasiado bajos, del escándalo de las mujeres que pierden su empleo durante o después del embarazo, e incluso del drama de las violencias sexistas.
Esa toma de conciencia llegó a cientos de miles de mujeres, incluso a periodistas que se unieron a la huelga. En los lugares de trabajo, fueron abiertos cuadernos de reivindicaciones que reclamaban medidas como la revalorización de los oficios y profesiones femeninos, la reincorporación del personal de limpieza en los servicios públicos, el respeto de los horarios de trabajo compatibles con la vida familiar y privada o, incluso, una jubilación a los 60 años para el personal de la salud.
Después del éxito del 14 de junio, dan ganas de seguir. De seguir levantando las reivindicaciones del Manifiesto, pero también las que fueron elaboradas en los lugares de trabajo. Nuestras reivindicaciones forman un conjunto y nuestra voluntad es la de no elegir una descartando la otra: la lucha contra el sexismo es tan importante como la igualdad y la revalorización del salario de las mujeres; no cederemos ni un ápice sobre la edad para la jubilación de las mujeres, queremos una licencia por maternidad y una licencia para cuidar a nuestros hijos. Estaremos junto con las mujeres inmigrantes para defender su derecho a quedarse en Suiza, el derecho a tener papeles, el derecho a estar protegidas por la Ley de trabajo cuando trabajan en la economía doméstica. Y eso no es todo.+
El 14 de junio, muchas mujeres políticas, consejeras de Estado y ediles municipales dijeron presente en las manifestaciones. Ahora, es tiempo de respuestas concretas a nuestras demandas. No queremos ni anuncios vacíos ni promesas en el aire. Queremos la igualdad. Y seguiremos movilizadas todo el tiempo que sea necesario.
Michela Bovolenta es secretaria del SSP (Sindicato de los Servicios Públicos). Este editorial fue publicado el viernes 21 de junio en Services publics.