CST-PSOL
Coordinación Nacional de la Corriente Socialista de los Trabajadores – Tendencia Interna de la PSOL
El gobierno de Bolsonaro, sus ministros Guedes y Moro, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, y el Senado, Davi Alcolumbre, se comprometen a aprobar una reforma del sistema de seguridad social que elimine los derechos de la clase obrera y favorezca a los banqueros y empresarios.
A pesar de la crisis política y de las diferencias sobre el alcance del proyecto y el valor que confiscará nuestras jubilaciones, lo fundamental es que en defensa de la reforma se acercan. Fue lo que vimos el jueves pasado, 04/07, cuando la Comisión Especial de la reforma previsional, aprobó la opinión del ponente Samuel Moreira (PSDB). Después de esto el texto va al plenario de la Cámara de Diputados, con una previsión de que ocurra en el mes de Julio. La compra de votos, con 10 millones por cada diputado que vota que sí, mostró que el viejo «toma de aquí» sigue en vigor con Bolsonaro en la presidencia. Es con estos métodos corruptos que quiere alcanzar los 308 votos en el plenario. El riesgo, por lo tanto, de aprobación del proyecto es real, dada la composición del congreso nacional.
Según el CSP- CONLUTAS, «El gobierno Bolsonaro quiere recaudar R$. 1 billón de reales retirando los derechos de trabajadores más pobres. Pero la reforma no termina con los privilegios de los políticos y la alta cumbre de la Las Fuerzas Armadas, además favorece a los empresarios que deben más de R$ 500 mil millones al INSS y los banqueros que chupan casi la mitad de los ingresos de la Unión con el pago de la falsa deuda pública. No hay nada que negociar, debemos rechazar toda la reforma de previsional» (cspconlutas.org). También hay otros ataques, el STF autorizó la venta sin licitación de las empresas estatales, principalmente mirando a Petrobras, y hay amenazas de la privatización de la oficina de correos y de bancos federales. Lo que pondría en el orden del día la continuidad de las luchas y para derrotar en las calles los ataques del gobierno. Pero desafortunadamente no es lo que hacen los partidos de oposición y la burocracia sindical.
La huelga general mostró el camino para enfrentar al gobierno de Bolsonaro.
La huelga general del 14 de junio mostró la fuerza de la clase obrera contra los gobiernos de Bolsonaro y su reforma previsional, en la continuidad del tsunami de la educación contra los recortes de fondos. Por lo que informaron las oficinas centrales, fue una huelga general con fuerza en sectores estratégicos de la clase.
A pesar de que tenía desigualdades en cada sector, el hecho es que, en 6 meses de gobierno, fue la mayor acción unificada de la la clase obrera contra el gobierno de Bolsonaro (un gobierno que la mayoría de los trabajadores erróneamente ayudó a elegir depositando en las urnas un voto en contra de los partidos tradicionales). La desigualdad de la huelga general y la diferencia con 2017 está directamente ligada a la ausencia de preparación y descomposición de la dirigencia de la burocracia sindical. Había un » organismo blando» por parte de la cúpula del CUT y CTB (que no se preparan para construir la huelga por categorías importante, por ejemplo, celebraron asambleas en Correos y Bancos el día antes de la huelga general) y hubo una desarticulación directa por UGT y otras burocracias, que han cancelado el corte de las carreteras. A pesar de todo esto, la huelga general de El 14 de junio fue un importante paso adelante en lucha contra el gobierno de extrema derecha. Mostró la predisposición de lucha de clases usando su propio método clásico de movilización en un gobierno que todavía tiene el 30% de apoyo popular.
La huelga general tuvo lugar en medio de las revelaciones de The Intercept y estos dos hechos profundizaron la crisis del gobierno. El gobierno despidió al banquero Joaquim Levy y al general Santos Cruz. Más tarde, destituyó a dos soldados más, el presidente de la Oficina de Correos y la FUNAI, y le quitó la articulación política al congresista Onix Lorenzoni. El relativo vaciamiento de poderes de la presidencia de la república y el fracaso del «pacto de las tres potencias» es algo visible. Según el patrón anterior en medio de la crisis, están inventando una agenda internacional, cuyo gran balance hasta ahora es el escándalo de los 39 kilos de cocaína en el avión presidencial. Y, mientras estaba en el extranjero, el PF se ocupó del caso de los asesores del Ministro de Turismo involucrados en el escándalo de la candidatura naranja del PSL.
La popularidad del gobierno cae
De acuerdo con la investigación del CNT-Ibope de junio, el 32% aprueba el Gobierno de Bolsonaro, un 32% lo evalúan como regulares y un 32% como negativo. En cuanto a la forma de gobernar, un 46% lo aprueba, mientras que el 48% lo desaprueban. Y en el asunto de la confianza, el 51% ya han declarado que no confían en el presidente. Todo sucede en un momento de estancamiento de la economía y la intensificación de la crisis social (desempleo, desconfianza, hambre, precariedad de la salud y la educación) y la confirmación de la baja del PIB en 2019, lo que aumenta el descontento popular. Este escenario convocó a los bolsonaristas a realizar actos reaccionarios el 30 de mayo en defensa del gobierno, de la reforma y de Sergio Moro. Actos que en general eran más pequeños que los que tuvo lugar el 26 de mayo, incluso ahora que cuenta con apoyo de MBL.
Combate Socialista (pag 6), prensa de CST-PSOL. seccion brasileña de la UIT-CI