Por Martin Fu
La huelga general del transporte fue convocada por las centrales sindicales FILT-CGIL, FIT-CISL y UilTrasporti se realizó los días 24 y 26 de julio.
La medida es en reclamo de una mesa de negociación con el gobierno reaccionario de SalviniDi Maggio, que vienen negando para el sector que nuclea la inmensa mayoría de los trabajadores del transporte.
La protesta fue escalonada y con paros parciales, evitando las centrales sindicales paralizar el país y convertir una huelga del sector en una medida de lucha más contundente. Los trabajadores del subte y bus pararon durante cuatro horas, lo mismo que los de autovías, los de la aviación civil y logística, ocho horas para los ferrocarriles y 24 horas los servicios portuarios y marítimos. Pese al carácter inconsulto y burocrático de las medidas, el paro tuvo un alto acatamiento y mostró la predisposición de luchar ante una situación económica y social difícil para los trabajadores.
Desde sectores de la izquierda clasista se denunció el carácter inconsulto de las medidas, la falta de un programa de consignas y reivindicaciones, así como la continuidad de la lucha.