Chile: UNA REVOLUCIÓN EN MARCHA
Editorial de Opción Anticapitalista (EXTRA), periodico del MST sección chilena de la UIT-CI
Lo que comenzó como una evasión del metro por los secundarios se transformó en la movilización del viernes 25, con más de un millón de personas en Santiago y otro tanto en el resto del país, en lo que sea, posiblemente, la más grande de la historia. Mareas humanas que concurrían a Plaza Italia llevaban inscritas en pancartas sus múltiples demandas y anhelos pero que tenían un denominador común: ¡Fuera Piñera!
Después del tremendo impacto de la movilización del viernes Piñera sólo atinó a decir que era “grande, alegre y pacífica” pero, además, seguidamente, anunció que cambiará el gabinete. Terminó con el toque de queda y con el estado de emergencia, el cual duró ¡6 dias! lo que estuvo decretado para 15. Se trata de otro indudable triunfo porque logramos sacar a los militares de las calles. Esto deja a Piñera pendiente de un hilo.
¡AHORA MAS QUE NUNCA SEGUIR LA MOVILIZACIÓN PARA SACAR A PIÑERA!
La gente no se traga las medidas desesperadas de Piñera para salvar su cuello. Su soledad en el poder es cada vez más evidente. La oposición que le ayudaba a sacar sus reformas, ahora se resta, el empresariado sólo atina a lloriquear por sus excesos y empieza a buscar la forma de cómo reemplazar a Piñera y para colmo las FF.AA. nunca tomaron de buena gana que las sacaran a la calle como cuando Iturrieta dijo “no estamos en guerra”.
Estamos en una circunstancia excepcional para terminar con el gobierno de Piñera que desesperadamente se aferra al poco poder que le queda. El verdadero poder está en la calle y ésta lo seguirá ejerciendo en estos días con nuevas movilizaciones multitudinarias para terminar con la principal barrera que hoy impide lograr nuestras demandas. (Ver artículo Nuestras demandas).
¡TODO EL PODER A LA CALLE!
Todo el régimen político y económico heredado del pinochetismo está seriamente cuestionado. La derecha y la oposición, intentan desordenada – mente salvarlo. Pero no saben cómo hacerlo porque las masas, en movimiento, repudian ese sistema por corrupto y defensor de los grandes empresarios que han convertido la vida de los chilenos en un infierno. Todo lo que Piñera ha dado u ofrecido, ha sido rechazado mediante mayores movilizaciones. Ahora que la situación llega al límite algunos sectores como el PC y el Frente Amplio hablan de que Piñera “no da el ancho” y hay que sacarlo mediante una acusación constitucional. Posición absolutamente negativa porque, además de apoyarse para ello en la constitución pinochetista, nos están diciendo que el foco para sacar a Piñera está en el corrupto parlamento. En suma, es una proposición para sacar la gente de las calles.
Por el contrario, el verdadero poder está en las calles y con él sacaremos a Piñera de La Moneda. Pero, con razón, muchos se preguntan ¿con qué lo remplazamos? Con los dirigentes que la calle designe. Hasta ahora no se hace visible la organización o los dirigentes que surgen democráticamente de este inmenso movimiento, pero la realidad terminara por generarlos. Pero no cabe duda que lo único que terminará con el dominio de los ricos será un gobierno de los trabajadores, trabajadoras y sectores populares. Sólo un gobierno de este tipo tendrá el poder de llamar a una asamblea constituyente soberana con delegados constituyentes democráticamente elegidos.
LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Todos sabemos que estamos regidos por la constitución de 1980, absolutamente antidemocrática, ya que fue elaborada y a probada por 4 generales en detrimento de todos los chilenos.
Es por ello que terminar con ella es una necesidad insoslayable. Para cumplir con este propósito se busca convocar a una asamblea constituyente (AC) que elabore una nueva constitución.
Creemos que todos estamos de acuerdo en la necesidad de esa asamblea. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿Quién la convoca? Porque ya tenemos un fiasco monumental con el gobierno de Bachelet con sus cabildos que pretendían deliberar los cambios a la carta orgánica. Lo hizo de tal modo que nadie se enteró de lo que pasó con ellos. Llamó a deliberar pero no puso ninguna estructura del Estado, como los municipios, colegios o universidades para que el pueblo deliberara. La cosa llegó al ridículo, en su afán de que su iniciativa pasara desapercibida, cuando propuso que fueran los vecinos que pusieran sus casas para llevar a cabo los cabildos. En suma, Bachelet no quería que se discutiera nada que tuviera algún olor a una asamblea constituyente, una vez que los ecos de la movilización del 2011 se fueron apagando.
Las organizaciones que plantean la convocatoria a una AC, como la Mesa de Unidad Social (MUS), el Frente Amplio y el PC, dejan también sin respuesta quien la convocará. Como no lo aclaran, se deduce que puede llevarse a cabo bajo el gobierno de Piñera. O sea, se llega a la incongruencia de llamar a una AC bajo la legalidad dictatorial de la constitución de 1980 con la cual se rige el gobierno de Piñera. Si Piñera la autorizara la AC, los delegados constituyentes serían elegidos mediante elecciones desde los candidatos de los partidos políticos que mayoritariamente representan los intereses de los grandes empresarios que, mediante la coima y el lobby los ponen a su servicio. Esa AC terminaría de refrendar la constitución de Pinochet con algunos cambios cosméticos. En esto terminará la AC llamada por la MUS y el PC.
Como se ve no hay milagros y en política mucho menos. La única manera de convocar a una AC verdaderamente democrática es si y sólo sí previamente derrotamos al gobierno de Piñera y al régimen pinochetista que lo soporta.