Editorial de La Voz de los Trabajadores No. 15, febrero 2020, periodico de la sección de Reública Dominicana de la UIT-CI
La República Dominicana se aproxima a dos tandas electorales, el 16 de febrero las elecciones municipales y el 17 de mayo las presidenciales y congresuales. El fracaso del intento reeleccionista de Danilo Medina, la división del PLD y la debilidad del candidato presidencial oficialista, señalado en numerosos escándalos de corrupción durante su gestión como Ministro de Obras Públicas entre 2012 y el momento de su nominación, abren la posibilidad de que el PLD pierda la elección presidencial. No es un dato menor, dado que el PLD, una corporación corrupta y entreguista, ha gobernado veinte de los últimos veinticuatro años.
Es comprensible que para muchas personas esto despierte expectativas. El PLD ha colocado al país de rodillas ante el imperialismo yanqui, ha aumentado la dependencia respecto del endeudamiento externo, ha criminalizado las luchas sociales y al periodismo independiente, como demuestra el reciente juicio contra Marino Zapete por revelar corruptelas del gobierno. Además de ello, ha firmado un TLC ruinoso con EE.UU., ha degradado el ambiente con grandes concesiones a la megaminería transnacional, se ha opuesto firmemente al avance de los derechos de las mujeres, como el derecho al aborto; y por si todo eso fuera poco ha empleado el tradicional racismo de la oligarquía para hacer demagogia, llegando al extremo de negar la nacionalidad a miles de personas dominicanas de ascendencia haitiana. En estas dos décadas la economía ha crecido sobre la base del endeudamiento externo y las remesas que envían más de un millón de emigrantes a quienes la superexplotación y falta de oportunidades ha obligado a irse del país. Pese al crecimiento económico, el salario real ha caído, no hay libertad sindical, se persigue a quien intente fundar un sindicato y la mayoría de los sindicatos existentes están bajo el control de burocracias sindicales pro patronales.
Contra la candidatura oficialista de Gonzalo Castillo compiten las candidaturas de Luis Abinader, con el apoyo de una coalición encabezada por el PRM, que incluye al Frente Amplio; Leonel Fernández, quien fundó FP con su facción peledeísta y la ex izquierda del PTD, aliado a los balagueristas del PRSC, los fascistas del FNP y el PQDC; y Guillermo Moreno por Alianza País. Esos sectores, incluida la extrema derecha, han firmado el llamado “Acuerdo por un Senado plural”. Alianza País no lo firmó, pero negoció un acuerdo específico con el PRM y sus aliados. Hay otros acuerdos para las candidaturas municipales y congresuales, y probablemente todos se unificarían en una segunda vuelta de la elección presidencial.
Lamentablemente, los partidos y candidatos que se han presentado como supuestas alternativas al PLD representan la continuidad de todas las políticas antidemocráticas, antipopulares y antiobreras que han caracterizado a la corporación morada. Son todos parte del mismo régimen político. Cuando gobernó el PRD, cuya mayoría luego fundó el PRM, se aplicaron muchas de las políticas de ajuste, de entrega y de clientelismo corrupto que ahora caracterizan al PLD; el PRSC gobernó de forma dictatorial con Balaguer, cometiendo toda clase de crímenes. Eso fue así históricamente y hoy en día tampoco hay diferencias políticas sustanciales entre ellos. A tal punto esto es así, que tanto Abinader como Gonzalo Castillo han declarado estar de acuerdo con la iniciativa de la Conferencia Episcopal Dominicana de promover un acuerdo por una agenda política nacional, o sea con un programa unitario. Guillermo Moreno dijo que no estaba de acuerdo con firmar dicho acuerdo, pero no porque tenga diferencias políticas de fondo con Abinader o Castillo, sino porque considera que el PLD y el PRM no honran los acuerdos. No debemos olvidar el rol nefasto que ha cumplido la jerarquía eclesiástica en la política dominicana, no solo avalando dictaduras y persecuciones sino también en la promoción de acuerdos como el infame “Pacto por la Democracia” entre Peña Gómez y Balaguer que permitió consolidar el fraude electoral de 1994, o más recientemente oponiéndose a una educación igualitaria y no-machista, incluso a la luz de la oleada de feminicidios que sacude al país.
No es exagerado decir que esos partidos y dirigentes que se presentan como alternativa, ni siquiera han sido oposición a los gobiernos del PLD. En el caso de FP, representa a un sector que ha sido parte de la dirigencia del PLD hasta esta elección, ha participado de toda la corrupción y de las políticas reaccionarias de la corporación. En el caso del PRM y el PRSC, su complicidad en el Congreso ha sido alevosa. Han ayudado a aprobar leyes totalmente antidemocráticas, entre ellas la actual ley de partidos, también votaron a favor de proyectos escandalosos como el de Punta Catalina. No han cumplido un papel de contrapeso a los abusos del gobierno, siempre han estado a espaldas de los grandes movimientos sociales como la Marcha Verde contra la corrupción y la impunidad o las huelgas regionales en el Cibao. Por solo citar dos ejemplos recientes de esta permanente complicidad, en plena campaña electoral el PRSC dio quorum para que el PLD aprobara el presupuesto 2020 y el PRM votó a favor de la elección en la presidencia de la cámara de diputados de Radhamés Camacho, del PLD.
Además de la corrupción de esa falsa oposición, que vende sus votos en el parlamento a cambio de negocios, la razón política por la que esos partidos no han desempeñado un rol opositor es que no tienen diferencias de fondo con el PLD. Están a favor de la continuidad del entreguismo del PLD, de una relación de subordinación con EE.UU.. Están en contra del derecho al aborto. Son racistas que siempre están dispuestos a agitar el odio contra los trabajadores inmigrantes haitianos. No defienden la libertad sindical. No propugnan la separación definitiva del Estado y las iglesias. Únicamente quieren desplazar a un sector del PLD para seguir aplicando sus mismas políticas antipopulares, incluso aliándose a quienes hasta ayer eran dirigentes del PLD, como Leonel Fernández. Son más de lo mismo.
Las restricciones antidemocráticas de la ley de partidos y las maniobras de la Junta Electoral, que ha impedido de forma antidemocrática la participación en las elecciones del Movimiento Patria Para Todos, y el hecho de que la mayor parte de la izquierda de manera oportunista haya decidido apoyar al PRM o a Alianza País, se han conjugado para impedir la existencia de una alternativa electoral de izquierda en estas elecciones.
Necesitamos una alternativa política popular y obrera que luche por los derechos de la mayoría oprimida y explotada de este país; que defienda un salario equivalente a la canasta familiar promedio; que luche por la libertad sindical y la independencia política del movimiento obrero, que plantee la salida de las megamineras como Barrick Gold, que depredan el ambiente y se llevan la riqueza del subsuelo; que defienda el derecho al aborto y a la educación sexual integral; que consecuentemente abogue por la separación de las iglesias y el Estado; que sea intransigente contra el racismo; que defienda todos los derechos de la comunidad sexodiversa; que defienda el derecho a la jubilación para los cañeros; que defienda el derecho a la tierra de los campesinos de El Seibo. Que investigue, encarcele a los corruptos y confisque sus propiedades, declarando ilegal e ilegítima la deuda externa. En definitiva, que no tenga ningún compromiso ni alianza con los corruptos y entreguistas que han gobernado en el pasado.
En la perspectiva de construir esa alternativa de izquierda revolucionaria para que gobierne la clase trabajadora, llamamos a la abstención y el voto nulo como formas de protesta en estas elecciones municipales, presidenciales y congresuales. Ningún voto para los corruptos, entreguistas, represores, misóginos y racistas de los partidos del sistema.
Movimiento Socialista de los Trabajadores