Movimiento Socialista de los Trabajadores
La concentración masiva del 27 de febrero (27F) en la Plaza de la Bandera fue una jornada muy importante, que ha suscitado debates y distintas posiciones en el movimiento de protesta surgido el 16 de febrero (16F). Intentaremos aportar a la reflexión sobre lo logrado hasta ahora, así como las debilidades que adolecemos y los riesgos que enfrentamos, apostando a continuar y profundizar la lucha.
Según distintos estimados, se llegaron a reunir en su momento de mayor concentración unas cien mil personas el 27F. Al ser una jornada muy larga, desde la mañana a la noche con un constante ir y venir de manifestantes, es posible que a lo largo del día hayan participado más de doscientas mil personas. Una demostración de la indignación de la mayoría del pueblo ante el fracasado fraude electoral del 16F por parte del PLD, el gobierno y la JCE. El contraste no podía ser mayor con la pequeña concurrencia al acto oficial en el malecón.
Desde el propio 16F se realizan protestas en diversas plazas en todo el país. Hay cacerolazos todas las noches. Y en pocos días la Plaza de la Bandera se convirtió en una referencia nacional con sus concentraciones diarias repudiando a la JCE. El 27F, centenares de pancartas reflejaban el ingenio y el espíritu radicalizado de miles de manifestantes. Una de ellas resumía el desafío planteado: “Trujillo y Balaguer no pudieron con mis abuelos, el PLD no podrá con nosotros”. No era el movimiento “popy” que los voceros del gobierno quisieron descalificar. Además, tenía la característica positiva de rechazar a los partidos de la falsa oposición, que no se atrevieron a acercarse a la Plaza.
A pesar de la gran demostración de fuerza realizada, muchos activistas quedaron con la sensación de que el “Trabucazo 2020”, como fue denominada la protesta, no fue lo contundente que debió ser. Luego del 27F las protestas han disminuido. ¿Por qué ha ocurrido esto? Debemos entender qué factores incidieron y sacar las lecciones necesarias.
La falsa oposición maniobró contra las protestas
Desde que las protestas comenzaron, comunicadores y operadores políticos del PRM, la FP y el PRSC, realizaron una campaña en contra de una de las principales exigencias en la Plaza, la renuncia de la JCE. Esta campaña planteaba que era equivocado exigir esa renuncia porque se entorpecería el proceso electoral. Ya los partidos habían pactado ir a las elecciones reprogramadas para el 15 de marzo con la misma JCE. La campaña “opositora” por la continuidad de la JCE generó confusión y divisiones en el movimiento. Para empeorar las cosas, esa “oposición” exigió que la OEA investigara la fallida elección del 16F y que supervisara las nuevas elecciones. Un disparate, dado que la OEA ya cumplía un rol de observador y había demostrado sus compromisos con el gobierno al no publicar ningún informe sobre la elección suspendida.
Las declaraciones del secretario general de la OEA, Almagro, en una rueda de prensa conjunta con la JCE el 2 de marzo, demostraron que quienes rechazábamos a la OEA teníamos razón. Almagro dijo que nuestro país goza de “una democracia fuerte, vibrante” y que fue correcto suspender las elecciones. Es la misma OEA antidemocrática y corrupta de siempre.
Dirigentes autoproclamados de la protesta
Un sector se convirtió en organizador y, sin un mandato democrático de los manifestantes de la Plaza, cambió el “Trabucazo” por un “Concierto por la democracia”, en cuya tarima abundaron discursos repetitivos sobre “la patria”, “mantener la paz y el civismo”, y sobre todo “ir todos a votar”. Se otorgó la vocería a artistas y periodistas. Carlos Sánchez criticó la alianza del PRM con la FP y el discurso de Marino Zapete señaló algunos problemas sociales y llamó a “desplazar a la mentalidad trujillista”. Pero en general los discursos estuvieron muy despolitizados.
Los organizadores del evento, que decidieron las vocerías, también redactaron a espaldas de los manifestantes un manifiesto. Sin consultarlo con nadie, lo presentaron como si fuera el sentir de los manifestantes de la Plaza. Contenía prácticamente la misma política de la falsa oposición: pedir una investigación encabezada por la OEA, acompañamiento internacional a las nuevas elecciones, que las sesiones de la JCE se transmitan en vivo y nombrar un procurador especial de delitos electorales. No hubo llamados claros a mantenerse todos los días en la Plaza protestando, así como en el resto del país. Se instaló el mensaje desmovilizador de que la única tarea pendiente es votar.
Sergio Carlo llegó al colmo de declarar que “las protestas no son en contra del gobierno, sino en contra de la clase política”. ¡Claro que las protestas son contra el gobierno, que fue el que hizo el fraude del 16F y dilapidó millones de pesos en una elección fracasada, que viene burlándose del pueblo desde hace años! Otro de los sectores que se adjudica la vocería de la protesta es la página web “Somos Pueblo”. Representa a un sector que promueve discursos racistas y conspiracionistas sobre un supuesto plan de gobiernos extranjeros de imponer una fusión con Haití, tesis falsa que también manejan sectores trujillistas y fascistas como la AOD, que tuvo una pequeña columna uniformada en la protesta del 27F. El 21 de febrero “Somos Pueblo” presentó documentos a nombre de la protesta ante el Senado, el Palacio Nacional y la JCE, exigiendo una mesa de diálogo entre el gobierno y la oposición. ¿Con quién consultaron para hablar en nombre de la protesta?
Los dirigentes y voceros autodesignados que elaboran manifiestos, documentos y declaraciones a nombre de las protestas, aprovechan la inexperiencia del movimiento y la presencia débil y desarticulada de los gremios, sindicatos y la izquierda. Debemos promover que se adopten métodos asamblearios de discusión y toma de decisiones. Así evitaremos que de manera encubierta se impongan las líneas conciliadoras de una falsa oposición desacreditada, que no puede presentarse abiertamente porque sería echada de la Plaza y de las movilizaciones. Esas debilidades también favorecen hechos como la agresión a un miembro de ACOPRO el 27F, quien fue golpeado por elementos que previamente lo habían amenazado públicamente. Para continuar la lucha debemos construir niveles superiores de organización y cooperación solidaria entre organizaciones populares, obreras, antirracistas, feministas y LGBT. Y quienes estemos convencidos en la necesidad de transformar revolucionariamente la sociedad debemos organizarnos en nuestro propio partido.
La lucha continúa. Debemos aprovechar los aprendizajes que nos dejan estas grandes jornadas y dar mayor profundidad reivindicativa al enorme movimiento juvenil y popular que se ha levantado contra el gobierno y su fraude electoral. Sigamos protestando en la Plaza de la Bandera, en las comunidades, en los distintos puntos de concentración que han surgido en todo el país, mantengamos la presión hasta el 15 de marzo, y más allá. Esa es la única manera de contrarrestar las maniobras fraudulentas que siguen su curso, ahora con mayor apoyo del Caballo de Troya de la OEA.
La falsa oposición no estuvo a la altura de las protestas populares. Ningún candidato ha presentado un programa que refleje las exigencias sociales más sentidas del pueblo dominicano, como salarios dignos, libertad sindical, fin de la discriminación racista, fin de los feminicidios y legalización del aborto, expulsión de la Barrick Gold, protección del Parque Nacional Cotubanamá, cárcel para los corruptos y confiscación de sus propiedades, fin de las AFP y ARS, y plena igualdad de derechos para la comunidad LGBT. Por esas razones no votaremos por la falsa oposición, sin embargo, entendemos que habrá un masivo voto castigo para derrotar al PLD y que la mayoría del pueblo quiere que la corporación corrupta de los morados se vaya. Por eso llamamos a la unidad de acción de todo el activismo, más allá de que voten críticamente por alguna candidatura opositora o estén por el voto nulo o la abstención, como es nuestro caso. Solo con la lucha podremos arrancarle conquistas al gobierno que venga. El actual movimiento puede sentar las bases para las luchas que vendrán.
¡Articulemos a las organizaciones populares, obreras y de la izquierda para continuar la lucha!
¡Fuera Danilo, la JCE y la OEA!
3 de marzo