Pobreza, desempleo, violencia, catástrofe económica y el peligro de un rebrote viral
Una enorme incertidumbre domina al país: ¿qué sucederá una vez que pase la emergencia sanitaria? Cuando termine, desde luego, porque también en eso existen severas dudas, ¿A fines de mayo, de junio o incluso hasta julio? Pero en lo que sí existe certeza es que será una nueva y dura realidad para los mexicanos y mexicanas, una pavorosa crisis económica, con un sistema productivo saliendo de la parálisis, con previsiones económicas de una caída sin precedentes de más de un 10% del Producto Interno Bruto, un dramático decrecimiento económico, con el enorme peso de la deuda externa y sus multimillonarios intereses, con una población más empobrecida, un enorme desempleo y con la industria petrolera endeudada y con precios que no la hacen rentable, al menos en el corto plazo. Y por si fuera poco la violencia que no para en el país, por la disputa de los grupos del crimen organizado, así como tampoco los feminicidios, que se han agravado debido a la cuarentena.
¡Vaya panorama! Y lo peor es que de acuerdo a la propia información oficial, estamos amenazados por un rebrote del virus, no hay plena seguridad de que esté resuelto el problema del Coronavirus. Y menos aun cuando el gobierno de AMLO está por anunciar la reapertura de las empresas proveedoras de las fábricas de Estados Unidos, principalmente la automotriz, cediendo a las presiones del gobierno de Trump y las poderosas transnacionales gringas, que dependen en gran medida de los suministros que se fabrican en nuestro país.
Y aunque el manejo oficial de la información sobre la pandemia y la llegada de los equipos e implementos médicos provenientes de China y Estados Unidos —lo que definitivamente no resuelve de fondo el desmantelamiento del sistema de salud—, le han dado algunos puntos de recuperación de su porcentaje de aceptación, subiendo de un 60% a un 68%, según El Financiero. Esto puede ser absolutamente coyuntural, pues habrá que ver la reacción social cuando nos topemos con la cruda realidad, con un país sumido en una crisis sin precedentes y cuando se arriesgará la vida de miles de trabajadores para satisfacer las exigencias del empresariado gringo.
Es evidente que podrían generarse grandes expresiones de rechazo y movilizaciones de repudio a tal medida, que pone en grave riesgo a miles de familias trabajadoras, al contagio masivo en aras de beneficiar a los grandes grupos capitalistas. De ahí que no es casual que el pasado 11 de mayo, se haya publicado la decisión gubernamental de utilizar a “la Fuerza Armada” de forma permanente para tareas de seguridad pública, en un claro proceso de militarización del país para intentar controlar las posibles protestas.
Mientras tanto, en esta inédita situación, se realizaron algunas expresiones organizadas el pasado 1 de mayo, cuando menos se verificaron dos eventos virtuales: el de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) con parte los restos del charrismo agrupado en el Congreso del Trabajo (CROC, CROM, COCEM etc.) y el mitin independiente convocado por la Nueva Central de Trabajadores.
El primero estuvo al servicio de promover un acuerdo con el gobierno y la patronal, una estrecha colaboración en medio de la pandemia, proponiendo incluso un nuevo pacto, a la vieja usanza priísta, donde la clase trabajadora es quien pagaría los platos rotos.
El acto de la Nueva Central de Trabajadores, en cambio, defendió claramente una alternativa independiente, rechazando la intentona de un “pacto”, planteó una Plataforma de Lucha, levantando las principales demandas de las y los trabajadores, oponiéndose a que seamos quienes paguemos la crisis, exigiendo la defensa del empleo, el salario y la salud de quienes producimos la riqueza, bajo el llamado: “Nuestras demandas no son virtuales”.
Así se perfila una nueva propuesta, independiente y democrática para la clase trabajadora del país en el plano sindical, pero también es indispensable construir una alternativa política, para luchar porque sea la clase trabajadora la que gobierne el país, sin ningún compromiso con la patronal o el gobierno ultraderechista de Donald Trump, que sea capaz de enfrentar las penurias que nos impone el capitalismo, con su tremenda crisis económica y sanitaria. Y construir una sociedad socialista y democrática que responda a los intereses de la clase trabajadora. En esa tarea histórica estamos comprometidos los y las militantes del Movimiento al Socialismo.
¡Agrupémonos para construir la auténtica izquierda!
Editorial de El Socialista Edisión Especial, Movimiento al Socialismo – México, sección mexicana de la UIT-CI
Comité Ejecutivo del Movimiento al Socialismo