Movimiento Socialista de los Trabajadores
El PLD ha gobernado 20 de los últimos 24 años, entregando el país a las transnacionales, haciéndonos dependientes del endeudamiento externo, criminalizando las luchas sociales y el periodismo independiente. Además, ha degradado el ambiente, se ha opuesto firmemente al avance de los derechos de las mujeres, como el derecho al aborto, y de las diversidades sexuales.
Por si todo eso fuera poco, ha empleado el tradicional racismo de la oligarquía para hacer demagogia, llegando al extremo de negar la nacionalidad a miles de personas dominicanas de ascendencia haitiana. En estas dos décadas la economía ha crecido sobre la base del endeudamiento externo y las remesas que envían más de un millón de emigrantes a quienes la superexplotación y falta de oportunidades ha obligado a irse del país, pero mientras crecieron las ganancias de los capitalistas los salarios se estancaron o retrocedieron.
No hay libertad sindical, solo alrededor del 5% de la clase trabajadora está sindicalizada, se persigue a quien intente fundar un sindicato y los pocos sindicatos existentes están en su mayor parte controlados férreamente por burócratas propatronales que apoyan al PLD.
La pandemia ha dejado al desnudo la aberrante desigualdad social del llamado “milagro económico dominicano”, así como los compromisos intransigentes del gobierno con la burguesía, a cualquier costo. En vez de dejar de pagar la deuda externa y aplicar impuestos a las grandes fortunas para financiar un programa masivo de asistencia social y así garantizar una cuarentena sin hambre, invirtiendo en el sistema de salud pública para afrontar la pandemia, el gobierno profundizó su rol de Robin Hood al revés, al tomar el dinero del fondo para los riesgos laborales, el endeudamiento externo y los préstamos de las AFP que salen de las cotizaciones de la clase trabajadora, para subsidiar con esos recursos a las empresas y los bancos, si acaso entregando míseros auxilios de entre 5 y 8.5 mil pesos a los trabajadores suspendidos y personas en situación de precariedad económica.
Ante este panorama, es inevitable que grandes sectores del pueblo utilicen el voto para castigar al PLD y romper el continuismo. Pero, además, el gobierno viene sufriendo una cadena de fracasos y derrotas en el último año que tornan inevitable su debacle electoral. Danilo no pudo imponer su reelección, se dividió el PLD, el fraude electoral de febrero fracasó miserablemente y generó protestas masivas, en marzo perdió las elecciones municipales, luego vinieron los abusos, la corrupción y la arbitrariedad en el manejo del Estado de emergencia, el desastre de Duquesa. El gobierno está derrotado, las encuestas que no son manipuladas por el PLD indican que debe perder en primera vuelta de forma humillante y merecida, mientras que la polarización del voto enterrará a Leonel Fernández y Guillermo Moreno, quienes tampoco tienen nada qué ofrecer al pueblo trabajador.
La clase trabajadora no tiene representación en la contienda
Sin embargo, los partidos y candidatos que se han presentado como supuestas alternativas al PLD representan la continuidad de todas las políticas antidemocráticas, antipopulares y antiobreras que han caracterizado a la corporación morada. Son todos parte del mismo régimen político. Ni siquiera han sido una verdadera oposición a los gobiernos del PLD y han sido cómplices de sus artimañas, dándoles mayoría en el Congreso cuando lo han necesitado.
No tienen diferencias de fondo con el gobierno. Están a favor de la continuidad del entreguismo del PLD, de una relación de subordinación con EE.UU., están en contra del derecho al aborto, son racistas que siempre están dispuestos a agitar el odio contra los trabajadores inmigrantes haitianos, no defienden la libertad sindical, no propugnan la separación del Estado y las iglesias, no defienden la igualdad de derechos de la población LGBT.
¿Por qué no habrá una alternativa de izquierda? Debido a la tradición oportunista que ha arrastrado a la mayor parte de la izquierda detrás del mal menor burgués. Contra el PRD apoyaron al PLD y el balaguerismo en 1996. Contra el PLD, apoyaron al PRD cuatro años después. Luego volvieron a apoyar al PLD contra el PRD. En 2016 apoyaron al PRM contra el PLD y ahora lo vuelven a hacer. En 2024 no sería sorprendente que apoyen al PLD contra el PRM.
El resultado es la completa adaptación al régimen burgués de esas organizaciones, el reblandecimiento de sus programas y la anulación de cualquier vestigio contestatario.
Por ello, aunque comprendemos a la población que irá a votar por la oposición, como castigo al gobierno, advertimos que ni el 5 de julio ni el 16 de agosto habrá un cambio real. El PRM no es ni revolucionario ni moderno. Incluso, lleva candidaturas al Congreso aliadas a los grupos de extrema derecha.
Tenemos que construir una alternativa de independencia de clase para romper con el ciclo perverso de estar amarrados eternamente al mal menor.
Con el inminente gobierno del PRM tendremos que seguir en las calles contra la corrupción, para quebrar el pacto de impunidad del borrón y cuenta nueva, por los derechos de las mujeres, contra el racismo, por la libertad sindical, por el derecho pleno a la salud y a la seguridad social sin ARS ni AFP, por la vivienda, por los derechos de las diversidades sexuales, contra los despidos y en defensa del ambiente ante la depredación capitalista.
Aunque el 5 de julio no votaremos, desde ya llamamos al activismo honesto y luchador a trabajar por construir una herramienta política revolucionaria al calor de la movilización.
Desde el Movimiento Socialista de los Trabajadores decimos: ¡Ningún voto para los corruptos, entreguistas, represores, misóginos y racistas de los partidos del sistema, ni para sus aliados!