Goldman: ¿De qué país es usted ciudadano señor Trotsky?
Trotsky: Me quitaron la ciudadanía de la Unión Soviética. No soy ciudadano de ningún país.
La pregunta la formuló en 1937 Albert Goldman, abogado laboralista que se desempeñó como defensor de Trotsky en las sesiones de la Comisión Dewey. Esta comisión estaba compuesta por destacadas personalidades independientes, ninguna de las cuales eran seguidoras de Trotsky, como su presidente John Dewey, de allí el nombre de la comisión, un destacado filósofo liberal de EE.UU.
En cuanto obtuvo el asilo en México, Trotsky exigió públicamente la creación de una comisión internacional de investigación, ya que se le había negado toda oportunidad de responder a las acusaciones ante un tribunal legalmente constituido. En un discurso preparado para ser transmitido telefónicamente desde la ciudad de México, ante una gran reunión en el hipódromo de Nueva York el 9 de febrero, Trotsky hizo la siguiente declaración: “Si esta comisión decide que soy culpable en el más mínimo de los crímenes que me imputa Stalin, me comprometo de antemano a entregarme voluntariamente a las manos de los ejecutores de la GPU”.
Después de varios meses de una minuciosa investigación, la comisión concluyó que los procesos de Moscú fueron fraguados, que Trotsky y su hijo Sedov no eran culpables de los dieciocho cargos que les imputaban.