Escribe: Silvia Santos, Dirigente UIT-CI
Este texto que hoy compartimos, se apoya en las elaboraciones de Nahuel Moreno, dirigente del trotskismo latinoamericano y mundial, contenidas en el libro “China de la Revolución a la restauración capitalista” (junto a otros autores) y en polémicas con la dirección de la IV Internacional, SU.(1)
La mayoría de las y los jóvenes luchadoras y luchadores que se acercan a la militancia revolucionaria poco conocen del fenómeno de la revolución cultural china, un hecho ocurrido hace 54 años. Las imágenes más simbólicas que guardamos de aquel proceso, son los miles o millones de jóvenes manifestando con el “libro rojo de Mao” en sus manos, que contenía las citas y discursos del líder.
Este movimiento, que llamó la atención de la vanguardia mundial tuvo más de una interpretación. Para algunos, fue una genuina manifestación de una nueva democracia surgida desde abajo. Para otros, por el contrario, expresaba una lucha feroz entre dos sectores de la burocracia. Nuestra corriente, encabezada por Nahuel Moreno, entendió que se trataba de una lucha inter burocrática. Uno de esos sectores, liderado por Mao Tsé Tung y Lin Piao apoyándose en la movilización de la juventud y en los trabajadores, encabezó lo que fue conocido como la Revolución Cultural.
La revolución china
El 1° de octubre de 1949, el Ejército Rojo entra a Pekín, derrotando al Kuomintang, partido de los terratenientes, la burguesía y los campesinos ricos, que contaba con el apoyo del imperialismo. Derrotado Chiang Kai-shek, sanguinario dictador y dirigente del Kuomintang, luego de una prolongada guerra de guerrillas, tomó el poder el Partido Comunista chino, dirigido por Mao que, a la cabeza del Ejército de Liberación Nacional, protagonizó una multitudinaria revolución agraria, teniendo como eje al campesinado.
El hecho de que ese gran proceso revolucionario haya sido protagonizado por el campesinado y por tanto con la ausencia de la democracia obrera, le imprimió al maoísmo un carácter burocrático. Sin embargo, a pesar de las limitaciones, una combinación entre el proceso objetivo interno y de la situación internacional generada en la pos guerra, empujó a la expropiación de la burguesía, a pesar de que esa tarea no hacia parte del programa del PC Chino.(1,1)
Para Mao, la revolución que estaba colocada en China era esencialmente anti feudal y antiimperialista, dirigida por un “bloque de cuatro clases”: proletariado, campesinos, pequeño burguesía urbana y burguesía nacional. A pesar de las diferencias con el estalinismo, el maoísmo, igual que la burocracia de la URSS, defendía alianzas con la burguesía nacional y el socialismo en un solo país. Es decir que el arrollador proceso de revolución agraria que llevaban adelante millones de campesinos, en un país que contaba por entonces con 700 millones de habitantes, debía detenerse en la tarea democrática de derribar la dictadura del Kuomintang.
Pero por más que Mao intentase mantener la revolución dentro del marco democrático, la lógica de la revolución agraria con millones de campesinos ocupando tierras, dio origen a un gobierno obrero y campesino. En ese sentido, Moreno señalaba la importancia del marco internacional. Nos recuerda que mientras la contrarrevolución estalinista se dio en los años de retroceso de las masas y triunfos contra revolucionarios, de 1923 a 1943, la revolución china se dio en la época que siguió a la segunda guerra mundial, acompañando el proceso de luchas anticoloniales triunfantes y de revoluciones que como la yugoeslava o la cubana, se dieron en forma independiente del aparato contra revolucionario de Moscú.
La revolución cultural
Es sólo en este marco que podremos comprender el significado de la revolución cultural. Fue una expresión del enfrentamiento que estalló entre las masas de jóvenes y trabajadores contra los aparatos burocráticos generando una crisis en el régimen, con cuestionamientos a la dirección. En ese escenario se abrió una lucha interburocrática. Para llevar adelante su pelea, Mao se apoya en la movilización de los jóvenes y alega que hay elementos capitalistas infiltrados en el gobierno. Con esa acusación, insiste en que los revisionistas debían ser derrotados a través de la lucha de clases.
La Juventud respondió al llamado de Mao formando grupos de la Guardia Roja en todo el país. El movimiento se extendió al ejército, a los trabajadores urbanos y al propio liderazgo del Partido Comunista. Ese proceso abrió una serie de luchas entre facciones, generalizadas en todos los ámbitos de la vida. En la cúpula, condujo a una purga masiva de altos funcionarios, en particular Liu Shaoqi y Deng Xiaoping. Durante el mismo período, el culto a la personalidad de Mao creció en proporciones gigantescas.
Comenzada en 1966, ya en enero de 1967 se había convertido en una movilización de masas en todo el país de tal magnitud que también comenzaba a involucrar sectores obreros urbanos. Fue entonces que Mao, viendo que el proceso se le podía escapar del control, en 1969 intenta dar por terminada la “Revolución Cultural” que le había permitido eliminar a sus enemigos y reafirmarse como líder de la Revolución. Sin embargo, el proceso se extendió hasta su muerte en setiembre de 1976. Con la muerte del líder, China tomó otro rumbo, se produjo el arresto de sus sucesores, conocida como la Banda de los Cuatro, entre los que estaba la mujer de Mao, Jiang Qing y la Revolución Cultural finalmente llegó a su fin.
A partir de ahí, comenzará un nuevo proceso donde los “reformistas”, dirigidos por el rehabilitado Deng Xiaoping comenzaron a desarmar el andamiaje sobre el que se había montado el maoísmo. En 1978 Deng se convierte en el nuevo líder a partir de lo cual comenzaría una fase de reformas y apertura económica. Una fase, que había sido iniciada por el propio Mao durante la visita de Richard Nixon a China en 1972. (2)
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China, una dictadura capitalista
En el último trabajo escrito por Moreno sobre China en Correo Internacional N° 13, en 1985, reseña la derechización del régimen chino y el giro hacia la conciliación con el imperialismo yanqui iniciado por Mao en los años ’70. Con su sucesor Deng Xiaoping ese giro a la derecha se hará impetuoso y se producirá sin retorno la apertura al capitalismo.
En 2008, el trabajo de Miguel Sorans, (dirigente de la UIT-CI) retoma la evolución del proceso chino, camino hacia la restauración convirtiendo a China en una gran economía capitalista. Al revés que en Rusia, Alemania y el resto de los países de Europa del este, donde el movimiento de masas derribó a las dictaduras burocráticas, fue el aplastamiento de las movilizaciones de millones de jóvenes estudiantes y obreros, con la masacre de miles de jóvenes en mayo de 1989 en la Plaza Tiannamen, lo que explica que en China se hayan instalado 70 mil multinacionales, y se la consideró “la fábrica del mundo.”
El trabajo concluye con la caracterización del estado chino como capitalista y su régimen como una dictadura asentada en el Partido Comunista. Destaca también las innumerables luchas obreras y populares que se desenvuelven espontáneamente en todos los rincones de aquel inmenso país.
El futuro de China dependerá de la repercusión de la crisis económica mundial y de la actual pandemia del covid-19 en el país, y, fundamentalmente del desarrollo de la lucha de clases. Finalizamos este texto con un llamado a los revolucionarios del mundo, de apoyar las luchas de la clase obrera y la juventud China por sus reivindicaciones y a pronunciarnos por el fin de la dictadura capitalista china.
Notas.
(1 y 1,1)Los debates en la IV Internacional (SU) El triunfo de Mao y el avance hacia la expropiación de la burguesía al calor de la colosal revolución campesina abrió un debate en la IV Internacional. Deslumbrado por el éxito revolucionario, el sector expresado por Ernest Mandel y Livio Maitán sostuvo que “quienes encabezan revoluciones triunfantes son revolucionarios”. Minimizaba el carácter burocrático de la conducción de Mao y su política estalinista de unidad con la burguesía y de “socialismo en un solo país”. Capitulaba así ante el maoísmo, como capituló ante la dirección cubana y frente a cuanta dirección de procesos de lucha que poblaron el mundo.
(2)La relación China y Estados Unidos La primera visita de un presidente de Estados Unidos realizada por Richard Nixon en 1972 a la República Popular China, precedida por una visita secreta del Secretario de Estado Henry Kissinger, fue un hecho importantísimo para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular China. Para comprender el significado, Nixon declaró: “Fue una semana que cambió el mundo”. Así, queda evidente que Mao fue parte de la burocracia que impulsó la restauración capitalista, y no como creen algunos sectores de la izquierda, que fue con Deng Xiaoping que se inicia el proceso restauracionista.