Por Adriano Dias*, Oposição Correios – RJ y dirigente de la CST-PSOL. Publicado originalmente no Jornal Combate Socialista Digital nº 9
Correio da Cidadania, 29-9-2020 https://correiocidadania.com.br/ . Traducción de Correspondencia de Prensa
La huelga de los trabajadores de los Correos demostró la fuerza y la voluntad de la categoría de luchar contra el gobierno del Bolsonario y su política de eliminación de derechos y privatización. Fue una huelga que enfrentó, además del gobierno, al poder judicial, ya que éste, por dos momentos, atacó el convenio colectivo en beneficio de la política bolsonarista contra la clase trabajadora.
Lamentablemente, la huelga también mostró el papel de los esquiroles en el movimiento sindical: fueron cómplices de Bolsonaro y del general Floriano en la retirada de 49 cláusulas de nuestro convenio colectivo, ya que los dos mayores sindicatos del país (Río de Janeiro y San Pablo), afiliados a la CTB (Central de los Trabajadores y Trabajadoras del Brasil), boicotearon la huelga.
Un ataque para avanzar en la privatización
Lo que ocurrió es un reflejo de la política global del gobierno de Bolsonaro y del presidente de la Compañía, el general Floriano, para avanzar en la privatización. El desmantelamiento del convenio colectivo es parte de este proyecto, así que se propusieron atacar nuestros derechos. Para ellos, es necesario reducir los costos de mano de obra para facilitar la venta de la empresa.
También simboliza cómo el gobierno trata los derechos de la clase trabajadora: todo para beneficiar a los privilegiados de siempre, como el presidente de Correos, que gana más de 46.000 reales y mantiene su salario intacto, mientras que los demás trabajadores de la Compañía tienen amargas pérdidas en sus ingresos.
La justicia al lado del gobierno
La justicia, otra vez, jugó para el gobierno. Ya lo había hecho el STF (Supremo Tribunal Federal), cuando validó los cambios en colectivo, y ahora la decisión del TST (Tribunal Superior del Trabajo)los confirma. El retiro de 49 cláusulas del acuerdo causa un impacto social y económico brutal en los derechos de la categoría. La eliminación de bonos y asignaciones adicionales, la reducción del porcentaje pagado en los bonos de horas nocturnas y horas extras y la reducción del tiempo de licencia de maternidad y lactancia es una brutalidad inaceptable, teniendo en cuenta que es una categoría que sigue trabajando en medio de la pandemia, que ya ha causado la muerte de más de 120 trabajadores, y que tiene el salario más bajo entre las empresas estatales. El ajuste del 2,6% concedido trató de minimizar el resultado que en la suma final es de pérdida.
Lo que sucedió fue que una casta de jueces privilegiados decidió la vida de 100 mil trabajadores. Por eso, desde el principio, hemos dicho que no debemos confiar en los tribunales por su trayectoria en contra de la categoría y porque, en muchas áreas, especialmente la laboral, están totalmente alineados con el gobierno. Es importante recordar que el relator de la sentencia final es Ives Gandra Martins, un bolsonarista que está siendo propuesto para ocupar un sillón en el STF.
La categoría mostró mucha voluntad
Fueron 36 días de huelga en los que la categoría mostró su fuerza frente al gobierno, la Justicia e incluso el aislamiento, ya que los bancarios y los petroleros no entraron en huelga. La dupla general Floriano/Bolsonaro trató en todo momento de debilitar la fuerza de la huelga aplicando descuentos ilegales y haciendo amenazas. Los trabajadores no se intimidaron, y la lucha se fortaleció aún más con piquetes, actos y ocupaciones.
La caravana a Brasilia demostró que, a pesar de más de un mes de huelga, los trabajadores se mantuvieron firmes y llevaron a cabo un acto espectacular que fue un ejemplo para otras categorías que también están siendo atacadas por el gobierno. La fuerza de la base demostró que el resultado de la huelga no puede depositarse en las espaldas de estos valientes guerreros y que el camino de la lucha es lo que debe seguirse contra este gobierno autoritario y ladrón de derechos.
El papel rompe-huelga de FINDECT/CTB
A pesar de la fuerte disposición de la base y la brutalidad del ataque, la política de la FINDECT (PCdoB/CTB), que dirige los mayores sindicatos (Río de Janeiro y San Pablo), fue desmantelar el movimiento de huelga. Primero apostaron en el STF, luego desaparecieron de sus lugares de trabajo y negaron la unidad para construir el calendario de huelgas.
En Río de Janeiro, el SINTECT-RJ, incluso, orientó a los huelguistas a no participar en las actividades de base del sindicalismo clasista. Es decir, promovió el debilitamiento de la huelga dividiendo a los trabajadores. Además de no poner nunca a sindicatos importantes como el Sintsama (Sindicato de Trabajadores de Cedae) o los trabajadores del comercio de Río de Janeiro, al servicio de la unidad y la solidaridad en esta lucha.
El ápice de la traición fue el boicot de la caravana a Brasilia, una actividad nacional unitaria del movimiento, Por el contario, que fue atacada por los dirigentes corruptos que mostraron todo su servilismo al gobierno. No dudamos que esta postura significó una traición en un momento en que era necesario reforzar la huelga. Este papel fue cobrado en las asambleas virtuales de la categoría (Río de Janeiro y San Pablo, en las que la suspensión de la huelga fue aprobada por pocos votos de diferencia. No podemos aceptar una dirección que traicione a la categoría en el momento en que más la necesita. Es hora de que los trabajadores que aún creen en el PCdoB reflexionen y rompan con sus direcciones. El hecho es que el PCdoB y la cúpula del CTB, son quienes organizaron la derrota económica.
Si bien denunciamos la falta de unidad del movimiento sindical, causada por la traición de la FINDECT, no eximimos de crítica a las principales centrales sindicales del país (CUT, CTB, Fuerza Sindical) en la huelga. La cúpula de la CUT, Articulación Sindical, que dirige la mayor central del país y comanda la mayor parte de la FENTECT, no realizó una acción de apoyo nacional que rodeara la solidaridad con la huelga. No movilizó su amplia base sindical y no construyó una nueva jornada nacional de lucha aprovechando la huelga de Correos, que en ese momento era el hecho principal de la lucha de clases en el país y que se enfrentó al gobierno bolsonarista en las calles.
Nuestra central, la CSP-Conlutas (Central Sindical y Popular-Conlutas), hizo esta propuesta. El hecho es que la dirigencia de la mayor central del país, la CUT, aisló al movimiento e impidió la unidad con los bancarios y petroleros. O sea: faltó a la prueba de fuego de la lucha nacional contra la extrema derecha.
La necesidad de un polo alternativo
Frente a la traición liderada por la burocracia de la CTB, es urgente construir un polo de dirección alternativo para el movimiento de los trabadores de los Correos. También vimos que, a pesar de los discursos, la Articulación Sindical aisló la esta huelga de otros sindicatos que se movilizaban por sus demandas. Por eso, hay que construir una alternativa que reúna a los sindicatos de la CSP-Conlutas, a los compañeros de la Intersindical, y a de la CUT
Un polo que construya otra acción en el movimiento sindical, garantizando la democracia obrera, contra la burocratización y que tenga como política central la movilización de la categoría, manteniendo su independencia de los gobiernos. Un polo que continúe la lucha contra la privatización de la empresa
En Río de Janeiro, los activistas de la CSP-Conlutas y de corrientes de la CUT, promovieron, incansablemente, muchas actividades de solidaridad con la huelga, incluso sin contar con el aval de la dirección del sindicato. Estas iniciativas deben continuar para fortalecer una oposición combativa.
Por un plan de lucha contra la privatización
La categoría mostró mucha voluntad de lucha, pero Bolsonaro/Floriano no abandonarán sus ataques. Seguirán la política de privatización de los Correos. Ante este escenario, es esencial no bajar la cabeza y seguir luchando para evitar que los ataques tengan éxito.
Es necesario que las federaciones construyan un plan de lucha para rescatar las pérdidas y evitar la privatización, uniéndose a los funcionarios públicos en la batalla contra la Reforma Administrativa. Incluso con el resultado adverso, la huelga demostró que hay una capacidad de la clase trabajadora para luchar contra el gobierno.