Escribe Miguel Lamas
La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, homenajeó el 8 de octubre a los asesinos del Che Guevara, el ejército represor de la dictadura de Barrientos, a 53 años del hecho. Por su lado, Bolsonaro en Brasil dijo que el Che “solo inspira a marginales, drogadictos y a la escoria de izquierda”.
Recordemos que el Che fue asesinado el 9 de octubre de 1967, después de ser capturado por los militares al servicio de la dictadura de Barrientos, que ese mismo año, ese mismo ejército, había masacrado a balazos a los mineros, el 23 y 24 de junio, en la llamada Masacre de San Juan, matando, hiriendo gravemente o desapareciendo a doscientos trabajadores porque se oponían a la dictadura militar, luchaban por un gobierno de los trabajadores y coincidían con la lucha del Che por un verdadero socialismo.
El ministro de Defensa de Bolivia aprovechó para lanzar una amenaza “a cubanos, venezolanos, argentinos o lo que fuere que van a encontrar la muerte en nuestro territorio”, con el claro propósito de criminalizar y justificar la represión e incluso asesinatos, en cualquier protesta social, con el argumento de las guerrillas de hace medio siglo y supuestos invasores extranjeros, reivindicando de paso a la sangrienta dictadura del general Barrientos, que es como reivindicar a Videla en la Argentina.
Los dichos llenos de odio de estos personajes y gobiernos ultraderechistas muestran que, a 53 años de su muerte, aún le temen a las ideas del Che. Pese a las tergiversaciones de los falsos socialistas del chavismo, las ideas del Che, internacionalistas y por un verdadero socialismo, sin multinacionales ni capitalistas, siguen vivas.