Escribe Miguel Lamas, para El Socialista (Argenitna 25.11.2020)
La indignación por el brutal asesinato de un cliente negro a manos de dos guardias de seguridad de Carrefour levantó indignadas protestas de colectivos antirracistas de todo el país. “¡El racismo mata y eso tiene que acabar! ¡Justicia para João Alberto!”, dice el título de la declaración de la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST-PSOL), UIT-CI, que extractamos a continuación.
En la semana de la Conciencia Negra (aniversario del asesinato en 1695 del gran líder negro antiesclavista Zumbí dos Palmares) […] Una vez más el racismo mostró toda su crueldad en la noche del 19 de noviembre […] Un hombre llamado João Alberto Silveira de Freitas, de 40 años, fue golpeado hasta la muerte por los guardias de seguridad del supermercado Carrefour de la zona norte de Porto Alegre.
Este crimen se suma a tantos otros cometidos diariamente por los instrumentos de represión, sean del poder público o de la iniciativa privada. Carrefour ya carga en su historia con otros casos de racismo […] los empresarios, gerentes y encargados de seguridad de la empresa capitalista cometieron un crimen racista y deben ser castigados […] No podemos aceptar que los negros continúen siendo tratados siempre como criminales que pueden ser abatidos. Tenemos que combatir en las calles la naturalización de esas muertes.
¡El gobierno racista!
Lamentablemente, al frente del país tenemos un presidente declaradamente racista […] La extrema derecha bolsonarista que está en el gobierno respalda ese tipo de actitudes, como las que ocurren en Carrefour. Las declaraciones de Bolsonaro y del vicepresidente Mourão, de que “no existe racismo en Brasil”, y de que seríamos “todos del mismo color” y que sería “un conflicto importado”, sirven para mantener el mito de la “democracia racial”, que siempre ayudó a encubrir toda la violencia racista del Estado brasileño a lo largo de la historia. La lucha contra el racismo está directamente conectada con la lucha contra el gobierno de Bolsonaro y sus pares. Durante la pandemia se hizo evidente que el número de muertes por Covid-19 fue mayoritariamente de negros y negras, lo que es parte del racismo estructural (la población afrodescendiente en Brasil es de 56% y es la más golpeada por el paro, la pobreza, la no atención de salud y la violencia policial, de acuerdo con los últimos datos oficiales).
¡El camino es la lucha en las calles!
[…] Es fundamental extender a todo el país las acciones de protesta contra la terrible realidad de que cada veintitrés minutos un negro es asesinado en el país, conectándolas con las demás luchas en curso, como la del día 25 del movimiento feminista y con las luchas de los empleados públicos contra las reformas administrativas que afectan sus derechos.
El levantamiento antirracista y antifascista que ocupó las calles este año en los Estados Unidos nos debe servir de ejemplo para retomar los movimientos antirracistas, como los que ya ocurrieron en varias ciudades de Brasil en mayo de este año en unidad con movimientos antifascistas.
Tenemos que unificar las luchas contra los ataques del gobierno de Bolsonaro, los gobernadores y los prefectos (intendentes), contra los empresarios racistas y todos los que nos atacan y nos matan, sea por medio de sus políticas genocidas de “seguridad” o por la ausencia de políticas públicas de combate a la pandemia y al hambre.
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Conciencia negra y Zumbi dos Palmares
El Día Nacional de la Conciencia Negra se celebra en Brasil cada 20 de noviembre. Fue creado por ley en 2003. La fecha coincide con el día del asesinato de Zumbi dos Palmares, en 1695. Zumbi fue el gran líder del Quilombo dos Palmares, una república negra independiente formada, al comienzo, por esclavos que habían logrado escapar de un ingenio azucarero tras una sangrienta rebelión. El Día de la Conciencia Negra conmemora esa gran lucha contra la esclavitud y al mayor héroe del pueblo trabajador brasileño.