Por Miguel Lamas, dirigente de la UIT (CI)
Los yanquis se retiran al cumplirse veinte años de su invasión a Afganistán. El repliegue yanqui deja al país hundido en un desastre. Hay una guerra civil en la que los talibanes ya han tomado varias capitales provinciales y siguen avanzando. El presidente Biden culpa a Trump porque acordó con los talibanes la retirada el año pasado.
En febrero de 2020, el gobierno de Trump llegó a un acuerdo con los talibanes (movimiento político religioso islámico que dirige la resistencia) para retirar a sus soldados en mayo de 2021. El actual mandatario, Joe Biden, estiró el plazo hasta el 11 de septiembre, aunque la mayor parte de las tropas ya se fueron.
El presidente afgano, Ashraf Ghani Ahmadzai, criticó a Washington por haber impulsado “la destrucción de la República” y “legitimar” a los talibanes al haber negociado directamente con ellos en los diálogos de paz.
Por su parte, el secretario de Defensa de Gran Bretaña, el principal aliado de los Estados Unidos, tachó de “podrido” el acuerdo entre los Estados Unidos y los talibanes y afirmó que su país estaba a favor de mantener tropas en Afganistán, pero que no lo haría sin los Estados Unidos.
Afganistán comparte fronteras con China, Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Hoy, con 38 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. Su principal exportación es el opio, del que es el mayor productor mundial, con 328.000 hectáreas cultivadas de amapolas (para opio y heroína).
Derrota de los Estados Unidos y la OTAN
Veinte años después, y pasados los gobiernos de Bush, Obama y Trump, que mantuvieron las tropas invasoras en Afganistán, el balance no puede ser peor. Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN dicen haber gastado 1 billón de dólares (1 millón de millones) en mantener un enorme ejército de ocupación. Murieron 2.500 militares yanquis, “contrataron” 3.800 mercenarios y unos 1.500 de otros países de la OTAN.
Las víctimas afganas suman más de 200.000 entre combatientes y civiles. Pueblos completos fueron arrasados por los bombardeos yanquis. Dos millones setecientos mil tuvieron que migrar a Pakistán, Irán, Turquía o Europa, y otros cuatro millones debieron dejar sus casas y pueblos, siendo refugiados internos.
Trump, cuando pactó con los talibanes el retiro de las tropas yanquis, dijo que ya no tenía sentido (para los intereses de los Estados Unidos) seguir gastando dinero en Afganistán. Es decir, los Estados Unidos se retiran derrotados, sin ninguno de sus objetivos imperialistas cumplidos, como también tuvieron que irse de Irak.
¿Adónde va Afganistán?
Los talibanes capturaron este domingo otras tres capitales de provincia.
Este avance se debe, evidentemente, a la retirada yanqui. Pero hay grandes sectores populares que resisten a los talibanes por su programa ultrarreaccionario, en primer lugar de opresión extrema de la mujer. Quieren prohibir que las mujeres estudien y exigen que usen el velo, según su interpretación del Islam. Tampoco tienen un programa antiimperialista de real independencia nacional. Y están profundizando sus relaciones con el imperialismo chino.
Después de veinte años, los invasores yanquis y de la OTAN han dejado un país devastado y dividido, con millones de refugiados. Otro crimen histórico del imperialismo.
Es el pueblo trabajador afgano quien merece la solidaridad internacional para luchar por su independencia y reconstruir su país sin invasores y sin dictaduras.
Publicado originalmente en El Socialista N°511 (Argentina, 2021)