,Por Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores, organización simpatizante de la UIT-CI
El 14 de agosto, un terremoto de 7.2 en la escala de Richter golpeó el sur de Haití. Una semana después ya se contabilizan alrededor de 2.200 personas fallecidas y más de 12 mil heridas. En los tres departamentos más afectados, más de 50 mil viviendas fueron destruidas y 75 mil sufrieron daños. El evento ha traído a la memoria el terremoto de 2010, en el que más de 220 mil personas fallecieron.
A pesar de las dificultades, en medio de una crisis económica y social sin precedentes, se ha realizado en el país y en la diáspora una gran movilización solidaria del pueblo haitiano en apoyo a las víctimas. Desde el primer momento surgieron en República Dominicana iniciativas de solidaridad como el Mano a Mano, con participación de organizaciones sociales y religiosas, reflejando la espontánea actitud solidaria de miles de personas con los vecinos haitianos. Lamentablemente, la derecha dominicana difundió expresiones de racismo y noticias falsas para intentar obstaculizar la solidaridad.
En Haití hay una correcta actitud vigilante del pueblo para evitar los desmanes cometidos por las ONGs internacionales luego del terremoto de 2010, en los que actuaron sin ninguna coordinación ni contemplación por las autoridades locales, generando caos en la distribución de la ayuda y robándose de distintas formas gran parte de los alrededor de 13 mil millones de dólares recaudados para ayuda humanitaria.
Ante esta situación de desastre, es necesario fortalecer aún más los lazos entre organizaciones populares y aportar, en la medida de lo posible, a las iniciativas comunitarias y autónomas. Por ello, apoyamos la campaña del colectivo HaitianosRD, que está realizando envíos de alimentos e insumos médicos desde República Dominicana en coordinación con organizaciones de la zona afectada y particularmente en comunidades de difícil acceso donde no suele llegar la ayuda.
Si bien los sismos son fenómenos naturales impredecibles, la vulnerabilidad social ante ellos es una consecuencia del orden económico y social imperante. Este desastre refleja el modo en que las burguesías imperialistas y los capitalistas nacionales han castigado al pueblo haitiano, dejándolo expuesto a las peores calamidades, mientras en su nombre roban los gobiernos, la ONU, las ONGs internacionales y el imperialismo. Por poner algunos ejemplos, miles de millones de dólares fueron dilapidados en sostener la represión de los cascos azules de la MINUSTAH, con tropas provistas en su mayoría por países latinoamericanos encabezados por Brasil. Hasta la fecha se mantiene un órgano de tutelaje cuasi colonial, que es el Core Group. Dos mil millones de dólares fueron robados al fondo de Petrocaribe, principalmente por parte de empresarios y políticos ligados al PHTK. Haití ha pagado luego de su independencia la extorsión llevada a cabo por Francia y ha padecido décadas de invasión yanqui en el siglo XX.
Con todos esos millones, más las reparaciones que deberían pagar EEUU y Francia por sus crímenes contra Haití, se podrían realizar importantes inversiones para garantizar acceso a agua potable, electricidad e infraestructura sanitaria, además de construir viviendas seguras para millones de personas que carecen actualmente de ellas.
Es por ello que repudiamos la autorización del gobierno de facto de Ariel Henry para el desembarco de 200 marines de Estados Unidos, que se suman a los ya desplegados para la protección de la embajada yanqui. Recordemos que luego del magnicidio contra el presidente de facto Jovenel Moïse, planificado en EEUU y ejecutado por mercenarios colombianos, el primer ministro interino Claude Joseph solicitó una ocupación militar a EEUU.
Exigimos la disolución del Core Group, la anulación de la deuda externa haitiana, el pago de reparaciones por parte de Francia y EEUU, y el retiro de las tropas yanquis. El pueblo haitiano, con el apoyo solidario de los pueblos latinoamericanos, del Caribe y del mundo, es el que debe tomar su destino en sus propias manos.