Por Partido Socialismo y Libertad, sección de la UIT-CI de Venezuela.
El viernes 13 de agosto se dio inicio en Ciudad de México a un nuevo proceso de diálogo entre el gobierno hambreador y represivo de Nicolás Maduro y la oposición patronal y proimperialista, encabezada por Juan Guaidó. Esta es la cuarta ocasión en que se producen negociaciones entre los dos sectores desde el año 2014. Los anteriores intentos sólo sirvieron para desmovilizar al pueblo, y no se llegó a ningún acuerdo.
Para el gobierno de Maduro lo central es tratar de lograr, por lo menos, el levantamiento parcial de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. Mientras que para la oposición su objetivo principal sería lograr un cronograma electoral con mínimas garantías.
En el seno del pueblo y los trabajadores hay muy pocas expectativas, y un completo desinterés sobre este proceso de diálogo.
Sigue la crisis y el ajuste. El gobierno le teme al descontento social
La negociación que se retomará entre el 3 y el 6 de septiembre próximos, se produce en medio de una profundización de la catástrofe social y económica padecida por las trabajadoras, los trabajadores, y el conjunto del pueblo pobre; agravada por el paquetazo de ajuste del gobierno de Maduro, con el cual se pretende descargar la crisis sobre los hombros del pueblo trabajador, y que llamamos a enfrentar con la movilización obrera y popular.
En Venezuela millones padecen hambre o son incapaces de satisfacer las mínimas necesidades. Son frecuentes desde hace años los cortes de luz, mucho antes de las sanciones impuestas por el imperialismo norteamericano y europeo. Ya con Chávez hubo apagones y una grave crisis eléctrica. No hay agua. El transporte es escaso, y no hay gas ni gasolina en un país petrolero que supuestamente posee la mayor reserva de crudo del mundo.
Con un salario mínimo que hoy es apenas $ 1, 70 y el cesta ticket (bono de alimentación) de 3 millones de bolívares ($ 0,73). Es decir que el ingreso mínimo mensual es la miseria de 2 dólares y medio. Ahora el gobierno anuncia una nueva reconversión monetaria, quitándole 6 ceros a la moneda, En los últimos 13 años, el régimen de Nicolás Maduro ha realizado dos reconversiones, previamente Chávez había hecho una. Esto sucede en un país donde la canasta alimentaria en julio se ubicó en $ 312, es decir que la básica estaría en más de 600 dólares.
El desastre de la economía y la destrucción del nivel de vida del pueblo trabajador, sin duda se ha agravado por las sanciones del imperialismo norteamericano y europeo, pero las causas que llevaron al país a esta tragedia son previas, las medidas impuestas por el imperialismo en todo caso lo que han hecho es incrementar la ya dramática situación de los trabajadores y el pueblo.
La crisis venezolana es una expresión particular de la crisis mundial capitalista, que desde el 2020 se ha convertido en una de las más graves del capitalismo en su historia. A esto se agrega la pandemia del Covid 19 en un país con el sistema de salud y los servicios básicos por el suelo. Venezuela es uno de los países sudamericanos en el que menos se han aplicado vacunas. Se habría vacunado con una dosis tan sólo a un 21% de la población, muy lejos del 70% requerido para llegar a la inmunidad de rebaño.
El gobierno de falso socialismo de Maduro sabe que está montado en un polvorín. Le teme al descontento social, en una región donde se viene produciendo un gran ascenso del movimiento de masas. De allí su interés en descomprimir y distraer con el diálogo.
Guaidó y la oposición debilitados y el gobierno asfixiado por la crisis económica
A este nuevo proceso de diálogo se llega con una oposición patronal más debilitada y dividida que en los procesos anteriores, después de fracasar en su intento de propiciar un golpe en el 2019, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos encabezado por Trump, y el gobierno colombiano. Su principal dirigente, Juan Guaidó, se encuentra hoy desprestigiado y con una base social muy disminuida, como consecuencia de la corrupción de la alianza opositora, y el fracaso de la operación golpista de febrero de ese año y las acciones desarrolladas en la frontera con Colombia, con el pretexto del ingreso de la “ayuda humanitaria”, y el frustrado “golpe” de abril.
La novedad es la posición de Henrique Capriles que se ha declarado favorable a las negociaciones. Y además llamó a votar en las elecciones regionales y locales convocadas para noviembre, sin esperar los resultados de las negociaciones de México, ubicándose en los hechos en el marco de los intereses del gobierno.
Mientras que por su parte el gobierno de Maduro se presenta relativamente estable gracias a la derrota de las movilizaciones populares del 2017, y a la crisis y división de la oposición patronal. No obstante, su debilidad es la situación económica cada vez peor.
La derrota de ese año fue consecuencia de una brutal represión del gobierno, y de la conducción política de la oposición patronal, que llevó el movimiento conscientemente a la desmovilización y al desgaste.
En el plano internacional, el nuevo gobierno norteamericano de Joe Biden es un cambio relativo y limitado respecto a la política injerencista de Trump. El imperialismo norteamericano va a seguir presionando, pero apela a la zanahoria ofreciendo suavizar las sanciones si hay avances en las negociaciones.
No tenemos ninguna expectativa en este diálogo propatronal
El Partido Socialismo y Libertad (PSL), al igual que la mayoría del pueblo trabajador, agobiado por el día a día de la brutal crisis que padecemos, no tiene expectativas en estas negociaciones que se desarrollan en México.
Desde hace 6 meses el gobierno y la oposición vienen conversando de forma secreta a espaldas del pueblo venezolano. ¿Qué hablaban en secreto? No creemos que de este proceso de negociaciones salga nada favorable al pueblo trabajador. Tanto el gobierno como la oposición patronal coinciden en aplicar un ajuste contra el pueblo. La única diferencia es que Maduro, Diosdado, los Rodríguez, quieren seguir gobernando mientras reprimen, hambrean y controlan el petróleo, y la oposición patronal quiere recuperar el poder y ser ellos quienes gobiernen y acuerden con el imperialismo.
El gobierno se sienta en la mesa de negociación para continuar entregando las riquezas del país y la soberanía a través de las leyes de Zonas Económicas Especiales y antibloqueo. Mediante estas leyes se pretende profundizar la apertura de la economía a las inversiones extranjeras, se establece la exención de impuesto a las transnacionales y los importadores, entre otras medidas. El gobierno avanza con la entrega de los recursos del país mientras sigue destruyendo el salario.
Denunciamos que el gobierno coloca en la mesa de negociación el petróleo y las riquezas mineras del país, y le dice al imperialismo: “Nosotros aprobamos leyes que profundizan la apertura del país a las inversiones extranjeras, eliminen las sanciones y les garantizamos el petróleo, el coltán, el oro, el hierro, la bauxita, el carbón, y todas nuestra riquezas”. En esto coinciden con Guaidó y los partidos de la oposición patronal.
Por un Plan Obrero y Popular alternativo al paquetazo hambreador de Maduro
Los socialistas revolucionarios decimos: “no podemos salir de la crisis con mayor entrega de nuestros recursos, sino con medidas a favor del pueblo trabajador, colocando el petróleo y las riquezas del país al servicio del pueblo venezolano y un Plan Obrero y Popular alternativo al paquetazo del gobierno”. Pero este plan sólo lo podremos poner en práctica con la lucha y la movilización en la perspectiva de pelear por un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
Este plan debe contemplar la exigencia de un salario igual a la canasta básica y una renta de cuarentena para las trabajadoras y trabajadores informales. La conformación de un Fondo Social y Económico de Emergencia imponiendo un impuesto progresivo a los grandes grupos económicos y transnacionales; con petróleo 100% estatal sin transnacionales ni empresas mixtas; confiscación de bienes de los corruptos; repatriación de los recursos en manos de Estados Unidos y la Unión Europea; eliminación de las sanciones imperialistas, y con todos esos recursos instrumentar un plan de adquisición masiva de alimentos e insumos sanitarios para los hospitales e impulsar un plan nacional de vacunación que garantice vacunas para todas y todos. A esto sumamos la exigencia que cese la restricción a las libertades democráticas, la libertad de todas las trabajadoras y trabajadores presos, y garantías democráticas para la realización de elecciones nacionales y locales transparentes y con participación sin restricción de todas las organizaciones políticas.
Caracas, 23 de agosto de 2021.