Los resultados de las elecciones de medio término en las PASO confirmaron una rotunda derrota del gobierno peronista del Frente de Todos. La otra novedad fue la gran elección del Frente de Izquierda Unidad, que superó el millón de votos y con su lista unitaria 1A a la cabeza fue tercera fuerza nacional. Con la unidad de la izquierda estaríamos logrando tres bancas al Congreso Nacional, peleando otra en Jujuy y conquistando varios legisladores en CABA y Buenos Aires. Un resultado que fortalece la pelea por una alternativa política de los trabajadores contra los políticos tradicionales que vienen gobernando para los de arriba.
Por Juan Carlos Giordano, diputado nacional provincia de Buenos Aires, Izquierda Socialista/FIT Unidad
La perla del domingo parecía que iba a ser el votante con cara de carpincho en Nordelta, hasta que se conocieron los primeros resultados. Todo cambió abruptamente, contradiciendo las encuestas y el boca de urna. El tembladeral fue cuando se supo que el Frente de Todos en la estratégica provincia de Buenos Aires, que venía de ganar por casi el 50% en 2019 y se decía iba a sobresalir ahora por 4 o 5 puntos, perdió rotundamente, dilapidando el 16% de su caudal electoral (2 millones y medio de votos). De ahí para abajo, todo fue derrota.
El gobierno encabezado por Alberto Fernández y Cristina perdió en 16 provincias de las 24 cuando venía de ganar en 19 hace apenas dos años, solo reteniendo 6 en esta oportunidad, las menos pobladas del país. El presidente había dicho que esta elección iba a plebiscitar su gestión, y el 70% le votó en contra. Se dio un enorme voto castigo. El gobierno recibió un “cross de derecha”, como dijo un periodista oficialista que impactó directamente en las figuras del presidente, Cristina Fernández, Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner y la burocracia sindical que apoyó al gobierno.
Todo el peronismo perdió, ninguno se salvó. Con el dato categórico de la derrota en la Santa Cruz de Alicia Kirchner y en provincias gobernadas por el peronismo como Entre Ríos, Chaco, La Pampa y Chubut. Massa perdió en Tigre y también en la mencionada Chubut gobernada por su amigo Arcioni. Perdieron intendencias bajo el riñón de La Cámpora como en Quilmes y también en provincias de todos los colores del peronismo como en San Luis con los Saá o la Córdoba con Schiaretti. Hasta Randazzo quedó atrás del FIT Unidad, igual que Guillermo Moreno que ni pasó las PASO.
Se pasó de un peronismo unido que le permitió ganar las elecciones en 2019 a una derrota en tan solo dos años, mostrando su crisis y a una base obrera y popular que en gran parte le dio la espalda. “Soy peronista pero el gobierno me defraudó. Por eso voté a Del Caño”, dijo un trabajador consultado por C5N en Constitución al otro día de la elección.
¿Qué pasó? Hubo un enorme voto castigo contra el gobierno y otras expresiones de repudio y hartazgo como los 2 millones y medio que no fueron a votar (casi el 10% más que en las PASO 2019) o el millón y medio que votó en blanco o anuló el voto. “El gran problema fue el voto al peronismo. Es evidente que hubo una masa de votantes del FDT que no fue a votar. Y no lo hizo por bronca, por descontento, porque no recibió ninguna de las asistencias que hubo frente al Covid-19, porque perdió su trabajo a changa”, señaló Roberto Bacman, encuestadora CEOP (Página12, 14/09). A esto hay que agregar otra masa de votantes que antes lo hizo por el peronismo y ahora lo abandonó de una u otra forma. Casi cinco millones que habían votado al Frente de Todos en 2019 lo dejaron de hacer en esta oportunidad. Se derrumbó el voto al gobierno.
El Frente de Todos le vino echando la culpa de sus males a Macri y a la pandemia, pero usó ese discurso para aplicar el ajuste a los jubilados, sacó el IFE, mantuvo la inflación anual en el 51% que devora los salarios y se dedicó a pagar puntualmente la deuda externa mientras crece el hambre y la pobreza, agravando los males sociales. A eso hay que sumar la indignación popular ante la foto de Olivos o el Vacunatorio VIP, entre otras postales que parecían de la era macrista. Un descontento no solo de capas medias, sino que se verificó en las barriadas obreras y populares, donde muchos de ellos terminaron votando al FIT Unidad.
El voto a Juntos no es un “cheque en blanco”
No se dio una gran polarización en esta elección, lo que permitió que surgieran otras opciones y que, en ese marco, se fortaleciera el Frente de Izquierda Unidad. Parte de la ruptura y descontento con el Frente de Todos lo capitaliza electoralmente la oposición patronal de Juntos por el Cambio, creciendo en alrededor de un millón de votos en esta oportunidad, aunque visto en porcentaje mantienen el 40% de votos de las dos elecciones pasadas.
En sus listas se expresaron las peleas internas que vienen desde la derrota electoral de 2019 y sus reposicionamientos hacia la presidencial de 2023. El PRO marginó a Macri de casi toda la campaña, que ni siquiera habló en el acto donde se anunciaron los resultados. Hubo varias listas en Córdoba y en Santa Fe y tres en CABA. La UCR se jugó a diferenciarse para tratar de fortalecerse y tener más protagonismo en la alianza y tuvo un resultado desigual. El angelocista Mario Negri, por ejemplo, apoyado por Macri, perdió con Luis Juez en Córdoba, este último apoyado por Patricia Bullrich y Losteau, expresando la crisis en sus posturas. Los radicales se jugaron a una “cara nueva” en Buenos Aires con Manes, como un adelanto de que quieren pelear la fórmula presidencial para el 2023 con el macrismo. A eso se postulan también Gerardo Morales y Alfredo Cornejo. Pero, por ahora, salió fortalecido el “nuevo equipo” de PRO con Larreta, Santilli y Vidal, si bien tuvieron que mover su discurso aún más a la derecha en el último tramo de la campaña, presionados, tanto por Patricia Bullrich y López Murphy desde dentro de su propia fuerza, como también por Milei desde fuera.
El voto a Juntos por el Cambio, en definitiva, no significa un cheque en blanco, ni una esperanza de que si vuelven al poder (el famoso “vamos a volver” de color amarillo que pregonaron el domingo a la noche en su búnker) sea una salida para el pueblo trabajador, como lo demostraron los cuatro años donde gobernaron con tarifazos y un endeudamiento serial. Comprendemos entonces la bronca que hay contra el gobierno actual, pero seguimos insistiendo a los trabajadores y jóvenes que para enfrentar al peronismo kirchnerista no va el macrismo y sus aliados que gobernaron con ajuste y pobreza, sino que hay otra alternativa, la izquierda que se une, que nunca gobernó y enfrentó de manera consecuente a todos los gobiernos del ajuste.
El “fenómeno” Milei
Tan desastre han sido los políticos capitalistas tradicionales que ante el hartazgo contra sus gobiernos generan el caldo de cultivo para que aparecen personajes neofascistas como Javier Milei, que obtuvo el 13% en CABA. Milei queda como el representante de la ultraderecha, ya que Biondini, Gómez Centurión y Cynthia Hotton ni pasaron las PASO. Milei recuerda lo que pasó con Bolsonaro en Brasil ante la decepción con el PT de Lula o la derecha de Vox en Madrid tras los desastres del Partido Socialista y Podemos. Su lista La Libertad Avanza recoge el voto de sectores de derecha (quienes culpan a Macri de ser tibio en la aplicación del ajuste); un sector juvenil de derecha contra el “comunismo” (Milei tilda de tal al peronismo y hasta a Larreta, algo desopilante) y otro sector confundido que se hace eco de su discurso antisistema, contra la “casta política”. Habrá que ver si este personaje crece o se va desinflando al ritmo de que se siga conociendo su verdadero rostro, que no es más que el de un mayor ajuste, atacando las libertades democráticas, cercenando los derechos de las mujeres o negando el cambio climático. Su aval al gobierno peronista de Menem y Cavallo que destruyó al país muestra que su “libertad” es para que la clase capitalista siga con el robo salarial, barran las leyes laborales y el país se siga postrando aún más ante el imperialismo.
La unidad de la izquierda fue premiada con una gran elección en todo el país
La otra novedad y sorpresa electoral (que los medios no pudieron ocultar) fue la gran elección del Frente de Izquierda Unidad con la Lista 1A (PTS, PO e Izquierda Socialista) encabezada por Nicolás Del Caño en provincia de Buenos Aires y Myriam Bregman en la Ciudad de Buenos Aires. El FIT Unidad hizo la mejor elección desde su conformación desde hace diez años, allá por 2011. En esa oportunidad logró medio millón de votos, ahora superó el millón (1.040.380 sufragios). Fue tercera fuerza nacional y en la estratégica provincia de Buenos Aires superó al derechista Espert y a Randazzo.
El FIT Unidad logró votaciones extraordinarias. 23,31% en Jujuy; 9,41% en Chubut; 7,85% en Santa Cruz; 7,90% en Neuquén; 6,89% en San Juan; 6,2% en CABA; 5,2% en Provincia de Buenos Aires; 5,08% en La Rioja; 4,3% en Córdoba, entre otros muy buenos resultados. En San Juan, por ejemplo, pasó del 1,52% en 2019 al exitoso 6,89% actual. En González Catán, La Matanza, a concejales obtuvo el 8,47% y el 8,78 en Merlo. Esto muestra que el voto al FIT se nutrió de la ruptura de amplios sectores obreros y populares con el peronismo.
El FIT Unidad estaría logrando tres bancas al Congreso Nacional (dos por Buenos Aires y una por CABA), está peleando otra en Jujuy y conquistó varias legisladoras y legisladores en CABA y en la tercera Sección electoral de la provincia de Buenos Aires. Bancas que se van a rotar entre los tres partidos fundadores del Frente de Izquierda (PTS, PO e Izquierda Socialista). Diputadas y diputados que seguirán siendo la voz de los trabajadores, las mujeres y la juventud postulando el programa de fondo del Frente de Izquierda.
El FIT Unidad es la expresión electoral del crecimiento de los luchadores y la izquierda en el movimiento obrero, el movimiento de mujeres, las disidencias, la juventud explotada, vecinos y sectores populares contra el hambre, la pobreza o el saqueo y la contaminación como la megaminería (como se expresó en provincias donde se han dado reclamos muy importantes sobre el tema). Crecimiento electoral que se dio a pesar de que hay una izquierda que sigue dividiendo, como Luis Zamora en CABA. O Castañeira del Nuevo MAS y Política Obrera con Ramal y Altamira, que no pasaron a las generales por no superar el 1,5% proscriptivo de las PASO.
Una mención aparte merece resaltar que el FIT Unidad, a su interior, tuvo que enfrentar el hecho de que el MST de Bodart y Celeste Fierro dividieron, compitiendo con su propia lista, creando una división equivocada que llevó confusión. Aparecieron en los canales de televisión, conferencias de prensa y actos de campaña embistiendo contra el FIT Unidad por su supuesto “sectarismo”, cuando se trata de la mayor unidad de la izquierda que se ha logrado (ver páginas centrales). Pasadas las PASO, el FIT Unidad saldrá unido a dar la pelea para hacer una nueva y gran elección en noviembre.
Las perspectivas
El resultado electoral de repudio al gobierno es una expresión de lo que también se viene dando en Latinoamérica. Los gobiernos vienen siendo repudiados en las urnas y en las calles por aplicar los ajustes capitalistas, sean de centroderecha, neofascistas como Bolsonaro o de los denominados “nacionales y populares” como el peronismo. El peronismo en Argentina, que eligió seguir por el camino del ajuste para pagar una deuda usurera, ha tenido ahora este repudio electoral.
El gobierno intentará reacomodarse haciendo anuncios electoralistas para procurar revertir un resultado adverso para noviembre. Pero no es seguro que lo logre, incluso puede seguir perdiendo más votos. Sus promesas de trabajo o salario serán pulverizadas porque se apresta con el aval del macrismo y hasta de Milei y Espert a pactar con el FMI. El espejo es Ecuador, que acaba de firmar un acuerdo con ese organismo a cambio de un mayor ajuste. El propio gobierno ya sabe que los males van a seguir, una prueba de ello es que el Presupuesto 2022 enviado al Congreso prevé una inflación del 34% para el año que viene, la que seguramente va a ser mucho mayor, con su consiguiente pérdida salarial y jubilatoria.
El voto bronca contra el gobierno y el hecho de la gran elección del Frente de Izquierda Unidad son un aliciente para que en el país pueda surgir con más fuerza una alternativa política de los trabajadores, las mujeres y la juventud y de la unidad de la izquierda, para pelear por una salida de fondo, en camino a lograr un gobierno de los que nunca gobernaron, de las y de los trabajadores y de la unidad de la izquierda.
Saludamos desde estas páginas a quienes fueron parte de esta gran votación del FIT Unidad y los convocamos a sumarse a Izquierda Socialista, para hacer más fuerte la unidad de la izquierda y enfrentar más organizados los desafíos venideros.