Por Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista/FITU y la UIT-CI
Estaría creciendo una escasez energética en China y Europa, que puede extenderse al resto del mundo. En el Líbano se produjo, en todo el país, un corte de luz de varios días. Se combina con el aumento de los precios del mercado del gas, petróleo, carbón y materias primas en general. El punto más grave es China, que tiene semiparalizada la industria en 20 provincias, con cortes de luz. ¿Cuál es la causa de esta nueva crisis?
Indudablemente esto pone en evidencia que la crisis más grave de la economía capitalista mundial, profundizada por la pandemia del covid19 a comienzos del 2020, sigue latente. Desdice los anuncios anteriores del FMI, el Banco Mundial, y otros organismos del imperialismo, de una supuesta superación de la crisis.
China a media luz
China está en el inicio de una crisis muy grande. Ya había tenido una primera alerta, amarilla, con la crisis del gigante inmobiliario, Evergrande, una de las grandes multinacionales chinas que ha entrado en quiebra (1). Y ahora, como dijera un titular de la prensa burguesa, “olvídense de Evergrande, China enfrenta una crisis energética que puede poner al mundo contra las cuerdas” (El Economista.es, 27/9/21)
Entre las provincias más afectadas se encuentran Jiangsu, Zhejiang y Guangdong, que es el trio de potencias industriales que representan casi un tercio de la economía de China. La consecuencia del racionamiento de energía, fundamentalmente de los cortes eléctricos, está llevando al cierre total o parcial de las fábricas y dejando sin luz a los hogares. Cierran desde fundiciones de aluminio, afectando el precio de metales, productores de textiles, plantas de procesamiento de soja. Y también fábricas que son de las multinacionales extranjeras que suministran componentes de la industria automovilística y las ramas tecnológicas de Europa y el mundo. Lo cual abre una perspectiva de frenada de la producción y que empiece a haber un desabastecimiento de esas piezas.
Entre las multinacionales preocupadas está toda la industria automovilística, fundamentalmente europea, Apple y Tesla, que tienen sus proveedores en China. Se cortaría parcialmente la cadena de suministros de productos electrónicos, y como decía, de partes del automóvil e incluso de las unidades terminadas que se envían a Europa. Y esto se produce cuando en el hemisferio norte se está a las puertas del invierno, lo cual pondría en peligro la calefacción de millones y millones de hogares. A su vez, está aumentando el precio del gas natural licuado (GNL) en el mercado mundial, y también del petróleo, cuando China no es un gran productor de petróleo y gas. También ha aumentado el precio del carbón, del cual China es uno de los principales consumidores. Aunque es un gran productor, no llega a cubrir las necesidades internas y tiene que importar. Por la escasez de gas natural ha retomado la importación de carbón cuando tenía el plan de reducir su uso, por las presiones internacionales y por el calentamiento global. En estos días se ha registrado la entrada de barcos con unas 450 mil de toneladas de carbón desde Australia.
En China, a diferencia del capitalismo europeo que está produciendo un aumento de tarifas para que esta crisis de precios la pague la clase trabajadora y los sectores populares, la dictadura del Partido Comunista de China (PCCH) está tratando de evitar producir un aumento tarifario muy fuerte por el temor al crecimiento de protestas y a una rebelión social (2). Aparecieron los primeros síntomas ante la crisis en curso de la inmobiliaria Evergrande ya mencionada que ha dejado a millones de ahorristas sin sus viviendas por esta estafa.
Justamente desde hace meses, la dictadura capitalista de China, sabiendo del mal clima social, está tratando de presionar a las grandes multinacionales chinas para que achiquen sus ganancias. El propio presidente, Xi Jinping, ha largado la consigna de buscar una “prosperidad común”, como parte de un discurso que pretende presentarse ante las masas como “enfrentándose a los ricos”. Tal es la crisis que en ese mismo discurso, XI alertó del peligro de que, pese a los éxitos de China puedan colapsar como ocurrió con la ex URSS: “colapsó, principalmente porque el Partido Comunista de la Unión Soviética se separó del pueblo y se convirtió en un grupo de burócratas privilegiados preocupados solo por proteger sus propios intereses” (Discurso de julio a los miembros del partido). Hizo una comparación temeraria y una alerta muy fuerte, que está reflejando que se está desarrollando una grave crisis en China, que se puede incentivar con la crisis energética.
La crisis de la energía se extiende a Europa
En Europa y el Reino Unido también se está reflejando el aumento de los precios del gas GNL y del petróleo que, desde el año pasado, llegaron a subir en un 500%. Hay que tomar en cuenta que Europa, salvo Noruega, no produce gas y tiene que importar el 70% de lo que necesita para la industria y para los hogares. Los precios del gas se dispararon hasta un récord de 115 dólares por megavatio-hora, una subida que también se combina con la del precio del petróleo, que alcanza su nivel más alto desde noviembre del 2014. El crudo, por ejemplo, en EEUU está casi a 80 dólares el barril, el crudo Brent que se pone de referencia en Europa, subió a 82,87 dólares. Esto está produciendo, en los distintos países, un aumento en las tarifas populares. Uno de los países que más aumentaron de forma estratosférica las tarifas, es el Estado español, que tiene una dependencia del gas para su producción de electricidad en un grado mucho más grande que el resto de los países europeos. Pero ninguno de ellos está a salvo. Francia e Italia, por ejemplo, también aumentaron las tarifas.
Causas del aumento de los precios del gas, del petróleo y de la escasez energética
Hay una combinación de hechos que llevan a la escasez de gas, petróleo, carbón y al aumento de los precios de estas materias primas. La causa de fondo es la crisis por la cual está pasando el sistema capitalista mundial, que en concreto está llevando a un vale todo para las multinacionales, fundamentalmente a los productores de petróleo y del gas, y también del carbón que quieren recuperar sus ganancias.
La realidad no es que se esté “agotando” el gas o el petróleo, Sino que tiene que ver con el rol de las multinacionales. Los grandes productores, al reactivarse nuevamente la producción pasado el pico de la pandemia, quieren recuperarse de las pérdidas que tuvieron por el descenso parcial de sectores industriales y de servicios. Dejó de funcionar parcialmente, por ejemplo, el transporte marítimo, los aviones, los buses lo que llevó a una merma en el consumo de energía, de gas y combustible. Hubo momentos que las multinacionales del petróleo y el gas no sabían ya donde almacenar sus sobrantes.
Ahora las grandes multinacionales quieren recuperarse de esas pérdidas y que las paguen la clase trabajadora mundial y a los pueblos del mundo. Los grandes productores de gas como EE.UU., Rusia y Qatar, entre otros, no tienen escasez, pero esas potencias energéticas y sus multinacionales se han negado a aumentar su producción. E incentivan el aumento de los precios del gas, petróleo y el carbón. Por otro lado, se da el juego especulativo en las bolsas de todo el mundo, donde la gran burguesía apuesta en las bolsas al aumento de los precios. Porque los precios de las materias primas se fijan en Chicago, Wall Street, Londres o en Hong Kong, Entonces también hay un aumento por la vía de buscar ganancias rápidas especulativas a costa de este caos que ellos mismo están provocando. Pero que lleva al sufrimiento de las masas, a que no haya calefacción y un aumento de tarifas para que la paguen los millones y millones de desposeídos del mundo, la clase trabajadora y los sectores populares.
Crece la crisis ambiental con un mayor uso de carbón
El otro factor, que también sigue afectando a las masas y que muestra el cinismo del imperialismo y de sus grandes eventos “climáticos”, dónde dicen que están combatiendo el calentamiento global, es la mentira de que no han bajado, por ejemplo, el consumo de carbón. El carbón sigue siendo, aunque hablen de que hay un plan para eliminarlo, un producto fundamental para producir energía, en especial en China, pero también en Europa y Australia.
Por ejemplo, el caso del Reino Unido que ante la emergencia vuelve a reactivar las centrales eléctricas a carbón para garantizar los suministros de electricidad al país. El gobierno británico había anunciado el plan de terminar totalmente con el carbón en 2024, y es el país que organiza el COP26, la conferencia climática mundial en Glasgow en noviembre. Y era parte del discurso de lograr la neutralidad del carbono en 2050 cuando ya los movimientos ambientalistas encabezado en Europa por la adolescente sueca, Greta Thumberg, hizo un discurso recientemente que definió el plan como el “bla bla bla” del imperialismo.
China es el punto más alto, porque es el gran país manufacturero industrial que basa su producción de electricidad esencialmente en el carbón, cuando también había anunciado que iba a recortar producción y el uso de este contaminante.
El 56% de la energía de China procede del carbón, siendo el principal consumidor de carbón del mundo, e importó casi 198 millones de toneladas en los primeros 8 meses de 2021. Con lo cual la ratificación de su uso masivo, tanto en China como en Europa y otros países no hará más que incentivar lo que también se ha mostrado en este último año, la agudización de la crisis climática mundial. Mientras se mantiene el negocio capitalista, porque los productores de carbón, como China y Australia, han aumentado los precios sideralmente.
En síntesis, está en desarrollo, la llamada “crisis de escasez energética” expresada en mayores de precios del gas, del petróleo, del carbón y las materias primas. Es otro capítulo de la crisis capitalista y va a incentivar los roces inter burgueses. Pero quienes más se verán perjudicados son las masas del mundo. Miles de millones en el planeta tendrán más sufrimiento para su vida cotidiana y verán la caída de su nivel de vida, porque muchas fábricas están cerrando en China y en otras partes del mundo, total o parcialmente; se reduce el nivel salarial, los gobiernos aplican el aumento de tarifas para intentar de que sea la clase trabajadora pague la crisis. Entonces, en la perspectiva, lo que seguiremos viendo son nuevas expresiones de confrontación social contra estos planes de recortes, de aumento de tarifas, de rebaja de salarios y de las pensiones. Y desde la UIT-CI y de todo el movimiento sindical combativo mundial llamamos a impulsar la movilización para enfrentar esta contraofensiva de las multinacionales y el imperialismo. Demostraciones de eso se vienen dando hace tiempo con las rebeliones populares en Latinoamérica como en Colombia, Chile, en Brasil las manifestaciones contra Bolsonaro o las huelgas sindicales en Francia e Italia, la huelga ferroviaria de Alemania. Ese será el camino para enfrentar este nuevo intento de que la crisis capitalista la pague la clase trabajadora.
1. Ver nota de José Castillo, «China y la crisis de Evergrande» en Correspondencia Internacional N°48
2. Ver nota “A 100 años de su fundación el PC de China encabeza una dictadura capitalista”