Por La Voz de los Trabajadores
Entrevista con Salomon Gustave
De la crisis que atraviesa Haití se habla con cierta frecuencia en los medios internacionales y dominicanos. En el caso de la prensa capitalista dominicana, casi sin excepción el tema se aborda desde la perspectiva del apoyo a la intervención del imperialismo en el vecino país, en sintonía con la posición del gobierno del PRM. Poco o nada se amplifican las voces del propio pueblo haitiano, de sus activistas más comprometidos, de sus dirigentes populares, sindicales, campesinos y de las organizaciones de mujeres. Es casi inexistente la difusión internacional de las salidas que desde el propio pueblo haitiano se proponen ante la crisis, a contracorriente de la permanente injerencia destructiva del imperialismo estadounidense. Es muy importante el rol que pueden jugar las organizaciones de trabajadores y de la izquierda en Latinoamérica y el Caribe para abrir brechas en este aislamiento internacional al que se ha sometido al pueblo haitiano, que sigue resistiendo a la opresión y la explotación en condiciones extremadamente difíciles.
Como parte del necesario esfuerzo por construir puentes de solidaridad con el pueblo haitiano, hemos entrevistado a Salomón Gustave, dirigente de la Red de Organizaciones Populares de la Zona Oeste (ROZO).
La Voz de los Trabajadores (LVdT): Después de las grandes movilizaciones de 2018, 2019 y 2020, la huelga general de los días 18 y 19 de octubre, así como la del 25 al 27, tuvieron un gran impacto. Háblenos de la organización de esta huelga y de sus exigencias al gobierno de facto de Ariel Henry.
Salomón Gustave (SG): Estas series de huelgas fueron organizadas por el sindicato de transportistas públicos, entre ellos el FOSSAH (Fos Sendikal pou sove Ayiti) dirigido por Jacques Anderson Derosche y la APCH (Association des Proprietaires et Chauffeurs d’Haiti) dirigida por Mehu Changeux. El objetivo de estos sindicatos estaba claramente formulado como “No a la inseguridad en el país”. Estos sindicatos querían sensibilizar y, al mismo tiempo, obligar al Primer Ministro Ariel Henry a asumir su responsabilidad.
LVdT: Las agresiones a inmigrantes haitianos por parte de la policía fronteriza en Texas el 19 de septiembre tuvieron una gran repercusión, y el enviado especial del Departamento de Estado de Estados Unidos para Haití, Daniel Foote, dimitió para denunciar el maltrato a los inmigrantes y las deportaciones masivas. En su carta de dimisión, también criticó la negativa del gobierno estadounidense a reconocer el derecho del pueblo haitiano a la autodeterminación. Lamentablemente, hemos visto que otros gobiernos, como el de López Obrador en México, o el de Abinader en la República Dominicana, también tienen una política de persecución extrema contra los inmigrantes haitianos. ¿Qué reacciones provocó la dimisión de Foote en Haití? ¿Cuál es el origen de la actual ola migratoria y cuál debe ser la respuesta de las organizaciones de izquierda y antirracistas de la región a estas políticas represivas?
SG: Hay un video en las redes sociales que muestra el carácter racista de los policías de Texas que estaban bajo el puente en la localidad de Del Río. Causó un gran revuelo en el mundo y fue un recordatorio de las acciones de los estadounidenses blancos racistas contra personas pobres y negras inocentes. Daniel Foote no hace más que repetir lo que los haitianos, las organizaciones de derechos humanos en Haití y en el extranjero han venido planteando. Reconoce que las políticas de su país tienen un impacto negativo. La única manera de resolver el problema de los inmigrantes y otros es romper con esta política de dominación de Estados Unidos sobre Haití. Haití debe elegir libremente su propio camino.
En cuanto a la política antimigratoria, no nos sorprende. Tanto como el presidente López Obrador, Abinader es un lacayo del gobierno estadounidense. Actúa según los deseos de su amo para ganarse su confianza y asegurar su protección. ¿Qué más se puede esperar de un Abinader? ¡Absolutamente nada! Su comportamiento actual en el caso de los estudiantes haitianos nos lo revela, decidió suspender el otorgamiento de visados, con el pretexto de evitar la invasión de las bandas en la República Dominicana. Pero en el pasado el gobierno dominicano recibió y apoyó a paramilitares como Guy Phillipe, Ernest Ravix y Jodel Chamblain. Si el gobierno de EEUU le pide al gobierno dominicano recibir a líderes de bandas para que se exilien, ¿qué responderá éste último?
En cuanto al problema de la migración, no es nuevo. No quiero hacer la historia de la migración haitiana. Pero sabemos que comenzó con la ocupación estadounidense de Haití. Los motivos actuales de esta nueva oleada siguen siendo los mismos: violencia, miseria, desempleo e inseguridad general. La diferencia entre el período pasado y el actual de la inmigración es la combinación y el juego de los actores locales e internacionales. El actor local, las pandillas, no existía antes.
LVdT: ¿Cuál es la situación en relación con las bandas criminales?
SG: Tienen vía libre y son los únicos amos a bordo después del Core Group, encabezada por la embajada americana. Imponen su voluntad a quien quieren. El ejemplo del 17 de octubre de 2021, cuando impusieron al Primer Ministro Ariel Henry es ilustrativo. Hay ejemplos numerosos de connivencia y convergencia de intereses entre las pandillas y sectores mafiosos de la derecha política. Todo la situación de seguridad generada con el auge de estos grupos es consecuencia directa del régimen de ocupación extranjera de 14 años por parte de la Minustah.
EEUU tiene responsabilidad incluso en el hecho de que los financistas y organizadores del atentado contra Jovenel Moïse están residenciados en Florida y no han sido procesados criminalmente por el gobierno de EEUU. Asimismo existen señalamientos sobre la posible participación de Claude Joseph y Ariel Henry en el atentado. Moïse era agente del imperialismo estadounidense, pero decidieron deshacerse de él cuando dejó de servirles.
LVdT: ¿Es posible presentar una alternativa de los trabajadores y la izquierda para salir de la crisis?
SG: Desde 2018, los movimientos de protesta en las calles exigen un nuevo sistema. El hecho es que somos el país más pobre de América. No somos capaces de satisfacer las necesidades más básicas de los necesitados. Tenemos una tasa de inflación del 12,7%, un déficit comercial, un crecimiento nulo y un desempleo endémico. No hace falta decir que es necesario sustituir este sistema injusto por otro verdaderamente justo. La redistribución de la riqueza es una necesidad absoluta para reducir la brecha entre las clases sociales y atender a las urgentes necesidades de las masas en Haití. Tenemos un sistema de apartheid social que no dice su verdadero nombre. La brecha social es demasiado grande. Estamos al borde de una explosión social. Por eso promovemos estas ideas de cambio de fondo. Creemos que si logran penetrar en las masas, serán la salvación de Haití.