Por Partido de Trabajadoras y Trabajadores Uníos, sección de la UIT-CI de Perú
¡Recuperación de los recursos naturales, petroleros, minerales, gasíferos, marítimos y otros bajo monopolio estatal y bajo control de los trabajadores y los pueblos!
Repsol, la transnacional española que opera en Europa, Latinoamérica, EEUU, África y Oceanía, ha provocado uno de los más grandes desastres ecológicos en la historia del Perú.
La empresa que se pasea por todo el mundo (30 en total), extrayendo petróleo tanto en países imperialistas (EEUU y Canadá), sub metrópolis (Brasil), países subdesarrollados (Perú, Colombia) y en los falsos países “socialistas del S.XXI” (Bolivia y Venezuela), trata ahora de rehuir de sus responsabilidades, echándole la culpa del desastre al oleaje provocado por la erupción de un volcán en la Isla de Tonga y a la marina peruana por no avisarle a tiempo de la inminencia de un tsunami.
El desastre ecológico se pudo evitar si se actuaba con premura, rapidez y tecnología, pero la empresa mintió. Ninguno de estos mecanismos se activó ni fueron exigidos con celeridad por el gobierno. Repsol, tratando de minimizar la situación informó que sólo se había derramado un barril de petróleo y dejaron para el día siguiente la correspondiente limpieza. Según la empresa, se enteraron de la magnitud del daño por las redes sociales que daban cuenta del derrame de más de 6,000 barriles de petróleo, 18 mil metros cuadrados de mar afectados, dejando a su paso muerte, contaminación desolación y mucha indignación.
Lo sucedido en las costas de Lima, no es nuevo. Ya en el 2013, Repsol provocó un derrame de petróleo similar donde fueron multados por los organismos supervisores con ínfimas sumas comparadas con las enormes ganancias que genera dicha actividad extractiva produce gracias a las corruptas bondades de este modelo neoliberal que debemos cambiar. Pese a las sanciones, utilizando las mismas estrategias, minimizaron el desastre y repararon a medias los daños. Todo esto con la anuencia del gobierno neoliberal del “nacionalista” Ollanta Humala.
De forma similar, actúan empresas mineras, gasíferas y madereras privadas que pululan en el Perú. Explotan, depredan y contaminan a diestra y siniestra en el bendito nombre de la ganancia y la inversión. Dentro de este paquete contaminador, también se encuentran las empresas del Estado Peruano, como Petroperú, que en el 2014 derramó 2,300 barriles de petróleo en la comunidad amazónica de Cuninico. Tantos años de exploración y explotación de nuestra selva peruana no ha traído beneficio alguno a sus comunidades, solo contaminación y muerte de nuestra diversa flora y fauna.
Ahora, los organismos supervisores (OEFA) hablan de multas, el gobierno de denuncias y acciones legales, mientras que la derecha neoliberal ni mencionar a la empresa pueden. Existe una iniciativa ciudadana para recolectar cabello humano y así ayudar a limpiar el mar. Mientras tanto, Repsol ofrece trabajo a los lugareños para remediar las áreas afectadas, sin una adecuada implementación y capacitación, sin en cuenta que Petroperú hizo lo mismo en la comunidad de Cuninico, contratando a 80 soles por día, muriendo los trabajadores por cáncer a la piel e inflamación al hígado. Pero el colmo de la desfachatez, viene de la primera ministra Vásquez, al mostrar como un gran logro repartir canastas de alimentos, donadas por Repsol, para los damnificados. Limosnas en lugar de medidas efectivas contra el capital.
Pedro Castillo, llegó a la presidencia del Perú gracias al voto de los trabajadores, que confiaron en el programa de nacionalización de los recursos naturales, entre ellos el petróleo, prometido tanto por él como por Perú Libre. A seis meses de gobierno no se cumple esa promesa, como muchas otras. Más bien se afianzan los lazos del Perú con las empresas transnacionales, se solidifica el sometimiento del país al capital privado, se promete estabilidad tributaria y la burla a los estándares medio ambientales continua.
Pedro Castillo, gobierna con la llamada izquierda (Perú Libre, Juntos por el Perú y el Frente Amplio), con un sector de la derecha que ve sus intereses protegidos y el apoyo cómplice de la burocracia sindical afiliado a la CGTP, CTP, etc. Ninguno de estos sectores tiene una salida coherente a esta crisis, por lo que el pueblo trabajador tiene que salir a luchar para conquistar la recuperación de los recursos naturales, petroleros, minerales, gasíferos, marítimos y colocarlos bajo monopolio estatal y bajo control de los trabajadores y los pueblos. Necesitamos con urgencia ir a una asamblea constituyente que coloque en la agenda esta discusión, una asamblea constituyente libre y soberana, que sólo se dará en un gobierno de los trabajadores. Por lo pronto, Pedro Castillo debe asumir su responsabilidad frente al pueblo peruano y anular de manera inmediata las concesiones dadas a Repsol en todo el territorio peruano, confiscarle sus activos hasta que pague por todos los daños hechos en el mar peruano.