Por Partido de los y las Trabajadoras-UNÍOS, sección peruana de la UIT-CI
Este domingo 02 de octubre se llevarán a cabo las elecciones Municipales y Regionales en todo el país. Se elegirán a 25 gobernadores regionales, 196 alcaldes provinciales y 1694 alcaldes distritales por el periodo de cuatro años. Este proceso electoral se desarrolla en el marco de una profunda crisis del régimen de representación de los pseudo partidos políticos de alcance nacional que, una vez más, serán electoralmente rebasados por los diversos movimientos regionales y locales. Además, las elecciones se dan en medio de una pelea en las alturas entre el gobierno de Pedro Castillo y el repudiado Congreso —de mayoría neoliberal— ahora presidido por el exmilitar y derechista José Daniel Williams Zapata del Partido Avanza País.
En Lima, capital del país, no participan movimientos de alcance regional, pero sí participan ocho de los doce partidos políticos de alcance nacional: Alianza para el Progreso (APP), Avanza País (AP), Juntos por el Perú (JPP), Somos Perú (SP), Partido Frente de la Esperanza (PFE), Perú Libre (PL), Podemos Perú (PP) y Renovación Popular (RP), motivo por el cual, hay más del 50 % de indecisos y alrededor de un 15 % de electores que ha decidido viciar su voto.
El fujimorismo, que busca meter un alcalde adicto a su política de polarización parlamentaria contra el gobierno así como la vacancia, no participa en este proceso, pero tácticamente va en el coche del ultraderechista conservador: Rafael López Aliaga (“Porky”), quien según las últimas encuestas ocupa el segundo lugar de votación, muy cerca pero detrás del exministro del Interior del gobierno humalista, Daniel Urresti, quien es investigado como autor mediato del asesinato del periodista Hugo Bustíos y ahora postula por Podemos Perú, un partido cuyo dueño viene siendo investigado por corrupción.
De los ocho partidos que compiten en la capital, dos de ellos —Perú Libre y Juntos por el Perú— se declaran de izquierda, pero sus programas y políticas continuistas no son alternativas. Es por eso que desde dentro del gobierno de Castillo —como aliados externos— han sostenido el modelo sobre el hambre y la explotación de las mayorías populares.
Por otra parte, el último debate electoral para la alcaldía de Lima resultó más de lo mismo. Por un lado, los eternos problemas cada vez más grandes y, por el otro, candidatos sin ideas concretas ni solvencia técnica ni ética para resolverlos. En general, todos presienten que los problemas locales están relacionados con los grandes problemas del país, pero ninguno de los candidatos cuestionó la corrupta estructura subdesarrollada del país, incluidos los candidatos de izquierda. Todos los candidatos esconden, así, que ellos son los responsables de la crisis que sufrimos y que sus falsas promesas no son más que espejitos de colores para robarle el voto al pueblo trabajador para luego gobernar contra ellos y a favor de los grandes capitalistas del campo y la ciudad. ¡Votemos viciado!
En resumen, la necesidad que tiene el país para cambiar de rumbo aún sigue abierta. En la mayoría de las regiones, los pseudo partidos nacionales no tienen opciones por la existencia de movimientos regionales y locales, pero las grandes mayorías en Lima se encuentran obligadas a votar por cualquiera de estos pseudo partidos que no los representan, de allí su justificada indecisión a unos días del proceso y su correcta postura por votar viciado.
Desde el Partido de los Trabajadores y Trabajadoras-Uníos advertimos que todos los candidatos para la alcaldía de Lima son más de lo mismo, que ninguno representa los intereses de las grandes mayorías trabajadoras y, en consecuencia, nos sumamos a ese segmento de electores que votará viciado, pero siempre comprendiendo que, independientemente de los resultados, la movilización por nuestros derechos laborales y mejores condiciones de vida continua.
En ese sentido denunciamos las falsas promesas como una trampa y que ninguno de los grandes problemas locales se resolverá bajo este sistema podrido. Debemos retomar la movilización y organización por una salida obrera y popular a la crisis: por aumento de salarios y pensiones sin AFP; por un inmediato aumento del presupuesto para la salud y la educación y/o para la deuda externa y los enormes subsidios a los grandes capitalistas. Luchamos para terminar con la desocupación y la informalidad poniendo en pie un gran plan nacional de obras públicas y viviendas populares, así como la prohibición de despidos y suspensiones. Para terminar con el modelo hay que nacionalizar el gas y la minería, estatizar las empresas privatizadas por la dictadura fujimorista y así poner los recursos del país al servicio del pueblo.
A votar viciado. A recuperar la movilización.