Por Miguel Ángel Hernández, dirigente del PSL de Venezuela y de la UIT-CI
Las protestas en Cuba estallaron nuevamente el pasado jueves 29 de septiembre. El detonante en esta ocasión es el hartazgo ante los continuos apagones que se producen en toda la isla, y que se agravaron con el paso del huracán Ian, que asoló el oeste del país.
Más de 30 horas sin electricidad, entre el 27 y el 29 de septiembre, fue la chispa para que se iniciaran las protestas especialmente en La Habana, en barrios como Guanabacoa al oeste de la capital; en sectores céntricos como El Vedado, La Palma y Bacuranao, y en barrios pobres como El Cerro, Arroyo Naranjo y San Miguel del Padrón. También en Camagüey en el oriente de la isla, y Batabanó al oeste.
Lo particular de las protestas es que se han caracterizado por los cortes de vías y calles, siendo los jóvenes y las mujeres la vanguardia de las protestas.
La mayor parte de los 11 millones de habitantes de Cuba no tienen electricidad, salvo algunas pocas horas al día. Las tiendas y gasolineras permanecen cerradas. Como consecuencia de los cortes eléctricos, escasea el agua y fallan las telecomunicaciones. La poca comida que la gente tiene en sus casas se les daña al no tener electricidad. Todo esto ha sido el caldo de cultivo para las manifestaciones que en este momento siguen desarrollándose en Cuba.
En los últimos tres meses, antes del paso del huracán, ya se habían registrado protestas por los continuos cortes eléctricos, en Santiago de Cuba, en La Habana, y en otras pequeñas localidades del interior del país.
El huracán Ian tuvo graves efectos en un sistema eléctrico que está colapsado desde hace años, donde 7 de las 8 plantas termoeléctricas terrestres tienen más de 40 años, encontrándose severamente deterioradas, no solo como consecuencia del bloqueo imperialista, también por la falta de inversión y mantenimiento, ya que el régimen cubano ha privilegiado la construcción de lujosos hoteles y la inversión en turismo, en detrimento de los servicios públicos y los salarios de las trabajadoras y trabajadores.
Las protestas por los cortes eléctricos son solo la punta del iceberg de un gran descontento que se viene acumulando en el país, y que se expresó en las grandes movilizaciones del 11 de julio del 2021.
Desde enero del pasado año, el gobierno cubano viene aplicando un fuerte ajuste económico que denominó eufemísticamente “Tarea de Ordenamiento”, cuyo objetivo declarado por el mismo Díaz Canel y Raúl Castro, era incentivar la inversión extranjera privada.
Este plan de ajuste contempló la unificación de las dos monedas que existían. Simultáneamente eliminaron los subsidios, liberaron los precios de los alimentos y medicinas, así como las tarifas de los servicios públicos (agua, luz, gas, transporte), lo cual produjo una fuerte espiral inflacionaria y una devaluación del peso, pasando de 24 por dólar hasta llegar a los 200 pesos en el mercado paralelo. Es decir, un ajuste a la usanza capitalista, similar a los aplicados en otros países del continente y del mundo. Todo esto ha llevado a un deterioro profundo del nivel de vida del pueblo cubano, alentando el creciente malestar social, en el contexto de un régimen represivo y autoritario, sin derecho a la protesta, a la huelga, ni a la organización autónoma del pueblo y los trabajadores.
El régimen cubano achaca todos los males sociales y económicos del país, a las consecuencias del bloqueo impuesto por el imperialismo norteamericano desde la década del 60. Sin lugar a dudas, ese bloqueo criminal ha tenido consecuencias severas en la economía del país, pero no es la causa única de los problemas que afronta Cuba.
Para nosotros desde la Unidad Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional, la causa fundamental de los serios problemas sociales y del consecuente malestar que crece en el seno del pueblo cubano es que desde hace dos décadas el castrismo gobernante abrió la economía a la inversión privada extranjera, especialmente a grandes transnacionales en el turismo y otros sectores de la economía. Restaurando desde entonces el capitalismo en Cuba. Con nefastas consecuencias en el terreno social. Profundizando la pobreza y la desigualdad. Trabajadores con salarios de $30, servicios públicos cada vez mas deteriorados, en un contexto general de restricción a las libertades democráticas. Mientras que los militares y altos jerarcas del gobierno y el partido disfrutan de toda clase de privilegios. Altos salarios, viviendas de lujo en barrios exclusivos, acceso a dólares, y a las llamadas tiendas MLC (Mercado de Libre Convertibilidad) donde adquieren toda clase de productos, muchos de ellos importados, y a los cuales no tienen acceso la mayoría de las trabajadoras y trabajadores cubanos.
El pueblo cubano de nuevo salió a la calle porque no aguanta más la miseria, no soporta más el alto costo de los alimentos, la escasez de medicamentos, los apagones, y las restricciones impuestas por el régimen de partido único a su legítimo derecho a protestar.
Desde la UIT-CI damos todo nuestro respaldo a las protestas que siguen desarrollándose en Cuba. Rechazamos la represión, los cortes de internet en toda la isla para que no se conozca lo que pasa en el país, así como la detención de muchos manifestantes.
Seguimos planteando que al calor de las protestas y la movilización, los jóvenes, los trabajadores, las mujeres, se organicen desde abajo, en cada barrio y ciudad para lanzar un plan de movilización ante la emergencia. Que se organicen políticamente, para que desde la izquierda se conforme una alternativa socialista revolucionaria, que enfrente al gobierno y se distinga de los sectores de derecha y proimperialistas.