Por Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores, sección de la UIT-CI de República Dominicana
Desde la OEA y la ONU se promueve una invasión imperialista contra Haití para aplastar las masivas protestas populares, que se desarrollan desde el mes de agosto, y negarle nuevamente al pueblo haitiano la posibilidad de salir de la crisis tomando su destino en sus propias manos. Rechazamos este proyecto contrarrevolucionario. De igual forma, repudiamos el perverso apoyo del gobierno de Abinader a una invasión imperialista contra el vecino país.
Siguiendo las instrucciones de Luis Almagro, secretario general de la OEA, el gobierno de facto de Haití, encabezado por Ariel Henry, solicitó el 7 de octubre a la ONU una intervención armada contra su propio país. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, respondió dos días después, proponiendo al Consejo de Seguridad que apruebe el envío de una “fuerza de acción rápida” con militares de uno o varios países. Esa fuerza no sería de cascos azules de la ONU. Guterres además llamó a todas las fuerzas políticas haitianas a pactar con el gobierno de facto.
Desde agosto en Haití se desarrolla una masiva movilización popular contra el gobierno de facto, la alta inflación, las pandillas y el aumento del precio de los combustibles. Henry no fue electo por los votos del pueblo haitiano sino que fue prácticamente designado por el condominio colonial del Core Group, bajo el liderazgo de EEUU, Francia y Canadá.
Aunque los discursos de Guterres, Almagro, Henry y Abinader a favor de la intervención militar extranjera en Haití usan como coartada la existencia de bandas armadas dedicadas al narcotráfico y la extorsión, así como el agravamiento de la crisis económica y social, la realidad es que ha sido el imperialismo estadounidense y europeo el que a través de ocupaciones militares ha impuesto gobiernos mafiosos en las últimas décadas, llevando a la actual crisis. El régimen del PHTK, en el poder desde 2011, subordinado a EEUU y vinculado al crimen organizado, se instauró luego de fraudes electorales impuestos por la OEA, y ha sido bajo su égida que han prosperado las bandas criminales.
Entre 2004 y 2017, Haití estuvo bajo la ocupación militar de la Minustah, con tropas y asesores provistos por los pseudoprogresistas Lula, Kirchner, Evo, Mujica, Correa, Bachelet y otros gobiernos latinoamericanos de la falsa izquierda. Posteriormente, entre 2017 y 2019 funcionó la Minujusth, encargada de asesorar y apoyar a la policía haitiana.
La ocupación militar por parte de la Minustah consumió miles de millones de dólares para sostener en el poder a una banda de corruptos, reprimiendo y abusando de miles de personas, además de dejar decenas de miles de muertos producto de la epidemia de cólera introducida por soldados nepaleses, que también generó 400 muertes en República Dominicana. La ocupación militar no resolvió ninguno de los problemas de Haití sino que los agravó.
Una salida a la actual crisis, para permitir atender las urgentes necesidades de las mayorías populares, está en las manos del propio pueblo haitiano que lucha por liberarse del régimen mafioso del PHTK. De las propias organizaciones obreras y populares que se movilizan debe surgir un nuevo gobierno representativo de la voluntad mayoritaria.
Nos sumamos a las organizaciones de la izquierda haitiana que exigen anular la deuda externa y que EEUU pague reparaciones por las invasiones perpetradas en el siglo XX, que Francia pague por la extorsión impuesta en el siglo XIX a cambio del reconocimiento de la independencia haitiana, y que estos recursos se utilicen para garantizar acceso a agua potable, electricidad, salud y educación al pueblo haitiano.
Rechazamos el apoyo de Abinader a la invasión
El gobierno de Abinader ofreció un espectáculo repugnante en la ciudad fronteriza de Dajabón, el 9 de octubre, dando su apoyo total a una intervención militar extranjera en Haití, adjudicándose un supuesto logro en su política exterior. Anunció que ante la eventual invasión se cerraría la frontera y se prohibiría el otorgamiento de asilo o refugio a personas haitianas, pues según el presidente sería “muy peligroso para la integridad dominicana que recibamos asilados aquí”.
Además, Abinader anunció la mayor compra de equipos militares desde la dictadura de Trujillo para destinarlos a la frontera, con fondos provenientes del recorte a la ejecución presupuestaria de otros ministerios, atizando un supuesto peligro que representaría Haití a la soberanía dominicana. El discurso xenófobo y racista ha sido permanente en el gobierno de Abinader y ha sido acompañado por la violación masiva de los derechos humanos de la comunidad inmigrante haitiana, con detenciones arbitrarias, extorsión, arresto arbitrario de mujeres embarazadas y expulsión de infantes separados de sus padres. En los hechos, el gobierno dominicano desconoce todos los pactos y tratados internacionales firmados en materia de derecho al asilo y al refugio, pero ahora lo declara abiertamente.
Ante el indigno apoyo de Abinader a una invasión imperialista contra el pueblo haitiano, debemos recordar que la República Dominicana también fue invadida en 1965 por el imperialismo con el apoyo de la OEA. En la resistencia popular contra los invasores, el pueblo dominicano pudo contar con la solidaridad de combatientes haitianos en las filas constitucionalistas, como el poeta y mártir revolucionario Jacques Viau, asesinado por los yanquis. El pueblo dominicano debe solidarizarse con el pueblo haitiano, denunciando la posibilidad de una invasión y rechazar la política agresiva y pro-imperialista de Abinader contra Haití.
Nos sumamos al llamado de la Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional a protestar ante las embajadas de los gobiernos integrantes del Core Group, por el cese de la injerencia imperialista en Haití y contra el proyecto de invasión impulsado desde la ONU y la OEA.