Por Mercedes Petit
30 de octubre de 1922: ascenso al poder de Benito Mussolini
En setiembre-octubre de 1922 se fueron movilizando en gran parte del país decenas de miles de “camisas negras”, las bandas armadas del fascismo, ocupando ciudades, pueblos y aldeas. Iban creando un ambiente propicio a que Mussolini se apoderara del gobierno en Italia.
El fascismo italiano
Benito Mussolini (1883-1945) nació en un pueblito cerca de Boloña, en el norte de Italia. Fue docente y se sumó al PSI (Partido Socialista Italiano), donde llegó a la dirección de su periódico ¡Avanti! Se retiró en 1914 cuando mayoritariamente el PSI rechazó la guerra interimperialista. El 23 de marzo de 1919 fundó los Fasci de Combattimento (grupos de combate), sustentado en grupos armados y uniformados (los “camisas negras”). A fin de ese año hubo elecciones, pero ninguno de los candidatos fascistas (entre ellos el propio Mussolini) fue elegido. En setiembre de 1920 se produjo la ocupación masiva de las fábricas, fundamentalmente en el norte. La derrota de esa revolución obrera en Italia le despejó el camino a Mussolini. Decía León Trotsky: «El fascismo en Italia es producto directo de la traición de los reformistas a la insurrección del proletariado. Desde el fin de la guerra, el movimiento revolucionario italiano iba en alza y en septiembre de 1920 los obreros habían llegado a la ocupación de empresas y fábricas. […] El aplastamiento del movimiento revolucionario fue la premisa más importante para el desarrollo del fascismo. En septiembre, se interrumpió la ofensiva revolucionaria del proletariado y en noviembre, tuvo lugar la primera manifestación importante de los fascistas (la toma de Boloña).” 1
Durante 1921 el fascismo creció sin prisa y sin pausa, al calor de las acciones violentas de las “escuadras”, que, armados con cachiporras, cuchillos y revólveres atacaban a obreros y campesinos, en particular a socialistas y comunistas. El número de afiliados pasó de 80.746 en abril a 217.256 en noviembre. Crecía vertiginosamente y el movimiento ampliaba su original marco urbano en el norte, para extenderse por toda Italia.
En abril el PSI (cuya mayoría reformista se había retirado de la Tercera Internacional) firmó con los fascistas un “pacto de pacificación” que incentivó el accionar de sus bandas y agravó la confusión en las filas obreras y campesinas. En el campo se van consolidando con la promesa hacia los campesinos pobres y los jornaleros de la entrega de tierras. Al mismo tiempo, van estrechando sus relaciones con los “agrarios”, campesinos ricos y terratenientes, muchos de ellos parte de la nobleza tradicional. Cuenta con la pasividad de los carabineros y la creciente complacencia de las cúpulas militares y del Vaticano.
En junio el Partido Nacional Fascista logró un gran desempeño en las elecciones legislativas. Mussolini fue el diputado más votado en Milán y Boloña. Y queda entre los diez más votado a nivel de todo el país. La gran burguesía, los banqueros e industriales, los terratenientes agrarios y el rey Víctor Manuel se irán inclinado cada vez más a la negociación con el fascismo.
La marcha hacia el poder, que está en Roma
En el año 22 la mayor parte de las ciudades del norte de Italia están en manos del fascismo. Mussolini ya se plantea que se acerca el momento de exigir que le entreguen el gobierno. Y el instrumento para lograrlo será la convocatoria a la capital, Roma. El fracaso de un intento de huelga general convocada por la izquierda en agosto lo envalentonó y se fija el 28 de octubre para culminar la movilización de cientos de miles de seguidores en las principales ciudades y la ocupación de Roma.
La llamada Marcha sobre Roma estuvo precedida por una planeada toma violenta de ciudades y pueblos
que eran saqueados violentamente por los “camisas negras” que que maban las imprentas y locales socialistas, por ejemplo, y se retiraban.
Con febriles negociaciones se van cayendo distintas variantes ya que los fascistas exigen no solo que sea Mussolini el primer ministro, sino que los principales ministerios estén en sus manos. La presión sobre Victor Manuel se acreciente. Su primo, el archireaccionario duque de Aosta, desde 1920 le viene diciendo que tienen que imponer una dictadura antiobrera y represiva semejante a la de Horthy en Hungría. La reina madre Margarita de Saboya, la viuda de Humberto I, apoya a los fascistas.
El 27 de octubre renuncia el gabinete. El fracaso de un intento de imponer el estado de sitio profundiza el vacío. En los alrededores de Roma deambulan 70.000 hombres armados e impacientes. En Milán y todo el norte la Asociación Bancaria (que puso 20 millones para apoyar la “marcha sobre Roma”), y la Confe- deración de la Industria y la Agricultura insisten en que la única solución es Mussolini. Por fin, el domingo 29 a la mañana el rey manda el ansiado telegrama: “S.M. el rey, deseoso de encargaros formar gobierno, os ruega acudir lo antes posible a Roma.”
Mussolini, contento y sin apuro, ese día se tomará el tren de las 20 horas hacia la capital. Estará en Roma antes que sus partidarios. Ha triunfado. De todos modos, para mantener la épica y la leyenda, algunos miles serán autorizados a entrar, luego de estar tres días bajo la lluvia.
En el grueso de la población ha primado la pasividad y la indiferencia. La mayor parte de los antifascistas no calibran la gravedad de la situación. Muchos piensan: “estos no durarán más de dos meses”2.
Fueron más de veinte años de un feroz régimen represivo y antiobrero, que sumará a Italia como aliada del genocidio nazi. El 28 de abril de 1945 cuando intentaba huir a Alemania, el “Duce” fue capturado y ajusticiado por partisanos (guerrilleros) de la Resistencia antifascista. Su cuerpo sin vida y el de su amante Clara Petacci fueron exhibidos en Milán.
1.La lucha contra el fascismo en Alemania. Pluma, 1973
2. Angelo Tasca: El nacimiento del fascismo. Ediciones Ariel, Barcelona, 1969. Para amantes del buen cine, recomendamos la película de 1962 “La Marcha sobre Roma”, dirigida por Dino Risi, con Vittorio Gassman y Hugo Tognazzi.
Ver: Correspondencia Internacional N°50: La invasión a Ucrania agudizó la crisis del capitalismo