Por Lucha Internacionalista, sección del Estado español de la UIT-CI
26/07/23.
Pedro y el lobo
El PP ha ganado las elecciones, con una subida de 3 millones de votos, alcanza los 8 millones obtiene 136 escaños (47 más). Pero Vox ha perdido fuerza y en conjunto ambos se han quedado con 11,2 millones de votos (800.000 más que en 2019), una victoria insuficiente para formar gobierno. No ha habido el giro a la derecha que pronosticaban las encuestas. Lo que ha pasado, sobre todo, es que el voto de la derecha se ha reestructurado: el PP ha girado a derecha, se ha tragado los 1,65 millones de votos del fallecido Ciudadanos y le quita 600.000 votos a un Vox cada vez más crecido, después de haber entrado en gobiernos autonómicos como Valencia o Extremadura.
Estos dos factores, un Vox envalentonado y un PP más a derecha, han jugado de nuevo a favor de Sánchez. Una vez más, la fábula «que viene el lobo» ha funcionado. ¿Y hasta cuándo, si vamos a la repetición de las elecciones? El PSOE ha subido un millón de votos y 2 escaños, comiéndose una parte del espacio de Sumar, que pierde 700.000 votos, y beneficiándose también del aumento de participación. Es significativo que del millón de votos que gana el PSOE en todo el estado, el 40% lo haga en Catalunya. Sumar ha sido incapaz de detener el hundimiento del espacio IU-Podem. De los 31 escaños que ha obtenido (7 menos de los que tuvieron Podemos y sus aliados en el 2009), Yolanda controla directamente 10, por 5 de Comuns, 5 de Podem y otros 5 de IU. El resto son por Mas Madrid, Compromís y la Xunta Aragonesista.
En Cataluña se profundiza la crisis del independentismo
Entre ERC, JxC y la CUP pierden cerca de 700.000 votos. El duro golpe se lo lleva la CUP que pierde dos de cada tres votos y se queda sin representación en el Congreso. ERC, que había ganado en Catalunya en el 2019, pierde casi la mitad de los votos (412.000). JxC pierde un 25% (137.000). El voto de castigo al independentismo sigue el de las municipales del 28M. Allí donde el independentismo era más fuerte como Girona, Vic o Berga, la caída ha sido también más fuerte, junto con la abstención. La subida de la abstención (4 puntos) en Cataluña contrasta con la subida de participación en el resto del estado (4 puntos) y tiene un claro sentido independentista. La pérdida de representación de la CUP-PR es un paso atrás en un instrumento anticapitalista que había estado junto a luchas, y profundiza la crisis de la CUP.
El descontento y desconcierto de los centenares de miles de independentistas es evidente. Aumenta la inestabilidad del Gobierno de Aragonés al que se le reduce la base. ¿Cuánto tiempo podrá aguantar en esta situación sin convocar a elecciones anticipadas?
El PSC gana las elecciones en Catalunya con 400.000 votos más que en 2019. El voto dual con diferencias notables entre las últimas municipales y estas generales ha sido significativo. SumarComuns retrocede por debajo de los 500.000 votos y pierde 90.000 votos, casi el 20% de los votantes.
En Eukal Herria. Bildu adelanta al PNV
El dato más importante es que Bildu aumenta 57.000, hace el sorpaso al PNV, que pierde más de 100.000 votos (incluido Geroa Bai de Navarra). Es un cambio histórico en la referencia del nacionalismo vasco. El PNV ha sido el partido tradicional de la burguesía vasca y un elemento de estabilización de la Monarquía en Euskal Herria, como fue CiU en Catalunya. Un resultado que se corresponde con la mayor movilización social y laboral que ha habido en Euskal Herria y que también se ha traducido en la consolidación de ELA y LAB. Sin embargo, hace tiempo que el giro de Bildu a la derecha le llevó a tener como socios a ERC y al BNG.
El PSE-PSOE crece justamente los mismos 63.000 que pierde Sumar (antes Podemos, Más País y Equo). Vox, como en Catalunya, no retrocede: obtiene 30.000 votos (un 7% más que en 2019).
En la Comunidad Valenciana el PP se come VOX y el PSOE a Sumar
Crece un 5% la participación. El PP gana las elecciones y concentra gran parte del voto de la derecha. Sube 334.000 votos recogiendo los casi 200.000 votos que sacaba Ciudadanos y recupera 50.000 de Vox. El PSOE crece 145.000 votos, de los que 115.000 podrían venir de los que pierde Sumar (Podemos y Compromís en el 2019).
Galiza: Díaz decepciona en casa
El PP gana ampliamente las elecciones y sube 225.000 votos. Vuelve a dejar a cero escaños en Vox. que pierde 40.000 votos, un 35% de los que tenía. Sumar, aunque se queda con los 2 escaños que tenía Podemos, pierde 35.000 votos respecto (entonces Podemos y Más país). El PSOE aumenta a 14.000. La pérdida de votos de Sumar es equiparable a los 32.000 que gana el BNG, un 17%. Una vez más, también en la tierra de Yolanda Díaz, la izquierda de un gobierno que decepciona es a quien paga más caro el castigo.
Victoria del PP en Andalucía
El PP sube más de 700.000 votos (77%). La mitad le vienen de C’s y 200.000 le devuelven de Vox, que retrocede un 24%. Sumar con 520.000 votos (pierde 100.000 de los que obtuvo en el 2019 con Podemos y Más País-Equo), que esta vez no recoge al PSOE. Tampoco acuden a Adelante Andalucía que se hunde con poco más de 9000 votos en la única lista que presentaba, en Cádiz, con Teresa Rodríguez y Kichi, ex alcalde, ambos militantes de Anticapitalistas.
Equilibrios para formar gobierno
Parece descartado un Gobierno PP-Vox o uno PP en solitario, a pesar de que los barones del PSOE vuelvan a presionar por esta segunda opción como lo hicieron con el gobierno Rajoy. Tampoco parece probable la gran coalición PP-PSOE. Queda la repetición de la coalición de gobierno PSOESumar o Sánchez en solidario, con apoyo en el Congreso de Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG. Esta opción necesita alguna abstención de JXC. Esta discusión vuelve a tensar a las dos almas de JXC, como ya ocurrió cuando decidían romper con el Gobierno Aragonés. Y esta situación es más difícil cuando la Fiscalía acaba de instar a Llarena a la activación de la orden de extradición de Puigdemont y Comín. Siempre está la carta de la repetición electoral, pero sería tentar a la suerte una segunda vez.
CCOO y UGT piden la continuación del Gobierno «progresista». La patronal sigue mirándolo desde la barrera. No precipitó la crisis del anterior Gobierno PSOE-UP porque las cuentas de resultados de sus empresas no lo necesitaban, con resultados récord en beneficios, como no lo hará ahora mientras el próximo Gobierno Sánchez siga descargando sobre la clase obrera y los pensionistas la crisis y no toque los beneficios. No tiene prisa, de momento, mientras la fruta podrida del Gobierno «progresista» sigue consumiéndose y desmoralizando a la clase obrera y a la juventud preparando un recambio de derechas.
Sánchez puede estar tentado de excluir a Sumar del Gobierno, consciente de que sí o sí le dará el apoyo parlamentario que necesite. Yolanda probaría su propia medicina que aplicó sobre Podemos. Lo que sí es seguro es que va a ser un gobierno muy inestable, amenazado de parálisis. En cada ley tendrá que volver a conseguir la suma de todos los grupos y al mismo tiempo superar el obstáculo de una mayoría absoluta del PP en el Senado. Y llegan a más momentos claves: con el presupuesto del 2024 empiezan a ajustarse los parámetros del déficit fiscal y Bruselas obliga a reducciones de gasto y recortes.
Se confirma el cierre del doble ciclo social y nacional
La crisis capitalista de 2008-2009 provocó una doble reacción: social con el surgimiento del Movimiento 15M de 2011 y del otro nacional con el proceso independentista que tiene su origen en la gran manifestación del 10 de julio de 2010, de rechazo a la sentencia del Tribunal Constitucional contra el estatuto. El primero dio como expresión política a Podemos, que llegó a ser primera fuerza política en las encuestas del 2015: hoy le quedan 5 parlamentarios en el marco de Sumar, que es una nueva refundación del Partido Comunista e Izquierda Unida. El movimiento catalán tuvo como expresión política el crecimiento del independentismo con JXC (haciendo añicos la antigua CiU de Pujol-Mas), ERC y también la CUP, que llegaron a tener el 52% del voto . Los ciclos están terminados y sus referencias políticas caen en picado, con el desánimo que arrastran entre quienes les creyeron. Quien creyó que Podemos era una verdadera ruptura con la «casta» del régimen y el Ibex 35, y quien creyó que JXC, ERC y también la CUP nos llevarían la independencia de Catalunya. El ciclo termina, pero no se vuelve a la casilla de salida.
No hay un regreso al bipartidismo
Cierto que la concentración de votos en PP y PSOE ha aumentado del 48% al 64,7%. Pero esta imagen no es una vuelta al pasado, sino un fotograma de una secuencia. Hoy la formación de gobierno debe hacerse con bloques, en una situación de fuerte inestabilidad institucional. Los bloques se mantienen relativamente estables desde el punto de vista electoral, y sólo se redistribuyen internamente.
La ruptura del bipartidismo era consecuencia de la grave crisis económica y social que agudizaba las contradicciones, polarizaba la sociedad y ponía en crisis las opciones estables del régimen (PP, PSOE, Ciu en Catalunya…). Es un fenómeno mundial, porque la crisis capitalista lo es también. Como lo es que un sector del capital financiero está poniendo mucho dinero para impulsar a la extrema derecha. Por eso, en España se llamará Vox o no, pero la recomposición de la extrema derecha es una necesidad del capital en este periodo.
Una cosa es que las expresiones políticas que surgieron en la ruptura del bipartidismo estén agotadas, y la otra que aquella situación económica y social que estaba en su origen esté superada. Por el contrario, la crisis del capitalismo vive una segunda ola, se agrava: ahora con la inflación y la amenaza de recesión, también con la guerra. Caen las condiciones de vida de la gente trabajadora y se tensa la lucha de clases. Y cómo estamos viendo en Francia o Gran Bretaña surge una resistencia obrera y popular. Y es probable a la vez una reactivación de la cuestión nacional catalana, quizás no tan aislada como en el 2017. Y hay que prepararse para estas luchas y las nuevas recomposiciones políticas que surgirán de ellas. La necesidad del frente de trabajadores/as y de los pueblos por la ruptura con la Monarquía y por la autodeterminación y de ruptura con el capitalismo será cada vez más imprescindible.