Por Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
La ciudad de Al Sueida, situada en el sur de Siria, se transformó en un foco de protestas antigubernamentales, contra el costo de vida, que desafían abiertamente al presidente Bashar al-Assad. Desde el 15 de agosto se suceden paros y movilizaciones. Las protestas se han extendido a otras ciudades y pueblos. Exigen la renuncia de Bashar al-Assad y retirada de tropas rusas e iraníes que lo respaldan.
11/9/2023. El medio de comunicación local Sweida 24 informó de que las protestas se habían extendido a la ciudad meridional de Daraa y a la localidad de Jableh, cerca de la ciudad costera de Latakia, junto con otras en zonas controladas por la oposición en el noroeste ciudad de Idlib, capital de la provincia homónima, considerada el último bastión opositor al dictador, luego de la guerra civil iniciada en 2011, y donde sí se suelen registrar protestas con cierta asiduidad, partes de la provincia de Alepo limítrofes con Idlib y la ciudad de Deir el-Zur junto al Éufrates, en el este. Al-Monitor informó de que también se habían cerrado las oficinas del partido Baath en otras ciudades de la provincia de Sweida.
El gobierno dictatorial de Bashar al Assad reprime para intentar frenarlas. Según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede el Reino Unido y con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, los servicios de seguridad de Damasco han arrestado a «unos 55 civiles en varias provincias sirias por temor a las manifestaciones y protestas”.
El 15 de agosto, el gobierno de Bashar al-Assad anunció el levantamiento total de las subvenciones a la gasolina y al diesel, y una devaluación masiva de la libra siria: oficialmente, el dólar se situaba a 8.542 libras, pero en el llamado mercado paralelo, la cotización era de 14.300. Esta caída provocó un aumento de los precios de más del 50% en un mes, desde los bienes de consumo hasta los medicamentos, pasando por el transporte y los servicios básicos. A esto se suman los permanentes cortes de electricidad, con sus repercusiones en la vida cotidiana. Este fue el detonante de las protestas que rápidamente tomaron una dinámica política de cuestionamiento de la dictadura.
La rebelión popular del 2011 y la represión genocida apoyada por Rusia y otros países
En marzo de 2011, el pueblo sirio desató una movilización revolucionaria con la consigna Abajo Al Assad. Fue parte de la revolución abierta en enero en Túnez y que se extendió a todo el Norte de Africa y Medio Oriente, derribando a viejos dictadores. Bashar Al Assad, apoyado por Putin y tropas rusas, lanzó una represión genocida con tanques y hasta bombardeos, masacrando y destruyendo ciudades enteras. Apoyado también por Turquía, Irán y Estados Unidos. Luego de años de guerra civil y de heroica resistencia popular, puedo evitar su caída.
Siria, desde la guerra civil, tuvo un derrumbe económico y social. Partes del país en el norte se separaron y ya no están controladas por el Estado sirio, entre ellos el Kurdistán Sirio. En el noreste hay tropas norteamericanas que ocupan la zona petrolera y el país sufrió bombardeos yanquis en el 2018 ordenados por Trump. Y también tropas turcas ocupan sectores. Y las tropas rusas, que causaron miles de muertos y bombardearon en Alepo, son las que sostienen a la dictadura de Al Assad en la mayor parte de Siria que sigue dominando.
Una dimensión adicional de la crisis humanitaria es el desplazamiento forzoso de 6,7 millones de sirios dentro del país y de 5,6 millones refugiados en los países vecinos, y 500.000 que murieron en la guerra civil, y otro millón de heridos graves y mutilados, en la gran mayoría por la violenta represión de la dictadura. En un país que hoy quedan, se estima, 20 millones de personas.
En lo económico se derrumbó la producción agraria en gran parte del país. Hoy la principal exportación es la droga captagón, que según la agencia de noticias AFP suma 10.000 millones de dólares al año y en gran parte es controlada por la familia de Al Assad. Esta droga se exporta fundamentalmente a Arabia Saudita y otros países árabes, pero una parte también va a Europa.
Según la ONU, la mayor parte de la población siria, un 90%, vive actualmente por debajo del umbral de pobreza.
¡Solidaridad con la lucha del pueblo sirio contra al Assad y contra las intervenciones imperialistas!
Ante las nuevas protestas populares en Siria, reiteramos la posición de la UIT-CI de plena solidaridad con la lucha del pueblo sirio contra las medidas de ajuste económico, por las libertades, libertad a los presos, la justicia social y los derechos de los oprimidos, para que se vaya la dictadura de Al Assad, por la retirada de las potencias imperialistas invasoras, Rusia, Estados Unidos, y las regionales como Turquía, Irán o Israel. Ninguna de esas potencias defienden los derechos de la mayoría del pueblo sirio empobrecido y oprimido. Apoyamos estas protestas populares en la perspectiva de que el pueblo sirio pueda retomar el camino abierto en la revolución popular del 2011 para terminar con la dictadura y autodeterminarse logrando su propio gobierno. Llamamos a la solidaridad internacional con la lucha del pueblo sirio.