Por MST, sección de la UIT-CI de República Dominicana
¡No al cierre de la frontera que perjudica a ambos pueblos! ¡Reapertura de la frontera ya!
¡Por un uso compartido, justo y sostenible de los ríos binacionales!
¡Por la defensa de los ríos binacionales ante la depredación capitalista! ¡Fuera Unigold y Barrick Gold de la frontera!
¡Contra la agitación derechista a ambos lados de la frontera! ¡No a la xenofobia y el racismo, unidad obrera y popular!
¡Que la Mesa Hídrica Binacional incluya a las organizaciones populares, obreras, campesinas y académicas!
El 15 de septiembre, se inició la ejecución de las medidas anunciadas en el ultimátum del lunes 11 por parte del presidente Abinader, ante la construcción de un canal de riego en Haití sobre el Río Dajabón o Masacre, un río binacional. Se cerró y militarizó la frontera, se suspendió el otorgamiento de visas, se aplicaron sanciones individuales a ciudadanos haitianos y se anunciaron nuevas obras para captar agua del río e impedir su aprovechamiento por parte de Haití, en una actitud abiertamente violatoria del tratado binacional de 1929. Nos sumamos a las voces de ambientalistas, socialistas y religiosos que con dignidad, sensatez y valentía han llamado a deponer estas medidas agresivas y respetar el derecho del pueblo haitiano a acceder al agua de los ríos binacionales, y a construir lazos de cooperación y solidaridad para un uso racional y sostenible de un recurso amenazado en ambos lados de la frontera por el calentamiento global, la deforestación, y la sobreexplotación agroindustrial, ganadera y megaminera.
Abinader anunció que construirá la represa Don Miguel y reabrirá la toma de agua de La Aduana, sustrayendo una cantidad importante de agua para reincorporarla al río aguas abajo del canal haitiano. En su rueda de prensa del lunes, Abinader planteó que como parte de sus retaliaciones construiría unilateralmente una represa sobre el río Artibonito, que nace en República Dominicana pero es el principal río de Haití, y aclaró que la represa Don Miguel no sería para uso binacional sino exclusivamente dominicano.
Las medidas del gobierno dominicano fueron precedidas por la movilización de militares y equipos de maquinaria pesada al lado dominicano de la frontera, lo cual generó a su vez una importante movilización popular del lado haitiano. Las medidas de Abinader demuestran que pretende negar sus derechos al pueblo haitiano a cualquier costo, incluso arruinando económicamente a las comunidades fronterizas dominicanas con el cierre de la frontera. Lo rechazamos y exigimos reconocer la igualdad de derechos entre ambos pueblos.
El tratado de 1929 respalda el derecho a acceder al agua de los ríos binacionales
El gobierno dominicano interpreta el Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje de febrero 1929 como si le otorgara un derecho a veto sobre cualquier proyecto haitiano de aprovechamiento de los ríos binacionales. Esa interpretación se descarta en el propio texto del tratado. En su artículo 10 se establece que los dos Estados se comprometen a “no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente” de los cursos de agua ni modificar “el producto de sus fuentes”. El mismo artículo reza: “Esta disposición no se podrá interpretar en el sentido de privar a ninguno de los dos Estados del derecho de usar, de una manera justa y equitativa, dentro de los límites de sus territorios respectivos, dichos ríos y otros cursos de agua para el riego de las tierras y otros fines agrícolas e industriales” (resaltado nuestro). El tratado no se puede interpretar como lo hace Abinader. El artículo 3 establece un mecanismo para resolver diferencias, que no es la aplicación de cierres de fronteras o castigos colectivos, como pretende Abinader, sino el arbitraje, luego de agotada la vía diplomática. Ese artículo también está siendo violado por Abinader.
Abinader lanzó su ultimátum antes de las negociaciones diplomáticas, que se realizaron los días miércoles 13 y jueves 14. Tanto el ultimátum como las negociaciones echan por tierra el falso argumento de que el gobierno haitiano desautoriza la obra pero que no ejerce control sobre ese territorio. Si esa afirmación fuera cierta, ¿a quién dirigió Abinader su ultimátum, a quién pretende presionar con las sanciones y con quién estuvo negociando los días 13 y 14? Abinader admitió que el canal fue diseñado por DINVAI, una empresa estatal cubana, en el año 2011. Según Olgo Fernández, ex director del INDRHI, hubo solicitudes haitianas de un visto bueno por parte del gobierno dominicano para la obra en 2013, 2015 y 2017. Las tres veces el gobierno dominicano las rechazó, pese a tener del lado dominicano once tomas de agua. Esta evidente injusticia ha sido señalada por sectores del Servicio Jesuita en República Dominicana, que han llamado al gobierno dominicano a reconocer que se trata de recursos binacionales y que deben ser compartidos. Además, en una carta del canciller Roberto Álvarez de julio de 2021 a su homólogo haitiano, el Estado dominicano reconoce que creó las numerosas tomas de agua dominicanas sobre el río Masacre de manera inconsulta.
Como es sabido, en los últimos tres años el gobierno de Abinader ha exigido en la ONU y la OEA la invasión y ocupación militar extranjera contra Haití, y al insistir en que el conflicto no es con el Estado haitiano sino con particulares, instrumentaliza el conflicto por el canal de riego para continuar exigiendo la intervención militar imperialista.
El gobierno de Abinader admitió que el canal de riego haitiano no desviaba el río en 2021
En mayo de 2021, el INDRHI emitió un informe, reseñado en la prensa dominicana, en el que reconoció que el canal haitiano demandaría 1,5 metros cúbicos de agua por segundo, “por debajo de las extracciones que se hacen del lado dominicano”, agregando que casi el 70% “de los terrenos agrícolas en suelo dominicano, tienen sus obras de toma localizadas aguas arriba del punto de derivación proyectado para el canal”, y no serían afectados. Sobre esa caracterización técnica, el gobierno dominicano firmó el 27 de mayo la declaración binacional en la que reconoció que “la obra iniciada en el río Dajabón o Masacre para la captación de agua no consiste en un desvío del cauce del río”. En la declaración se acordó conformar una Mesa Hídrica Binacional para elaborar un protocolo técnico para el manejo coordinado de todas las cuencas hidrográficas transfronterizas y garantizar la gestión de los recursos de manera conjunta, convocando la asistencia técnica internacional. No se acordó en esa declaración conjunta detener la construcción del canal.
¿Por qué el gobierno de Abinader dio un giro de 180 grados sobre el tema y ahora habla de un supuesto desvío del río si esto fue desmentido por el INDRHI? Sectores neotrujillistas y de extrema derecha criticaron al gobierno en 2021 por aceptar que el Estado haitiano derivara agua de ese río binacional. Ante las críticas de esos sectores, Abinader adaptó su discurso y su política. A fines de mayo de 2021, minimizó lo acordado en la declaración binacional, alegando que lo único pactado era la conformación de una comisión técnica. Abinader pasó a una posición agresiva, exigiendo que se detuvieran los trabajos en el canal de manera unilateral e incondicional, violando la letra y el espíritu del tratado de 1929. De esa manera se boicoteó la mesa técnica, que en consecuencia nunca se reunió.
Contra la agitación derechista y el saqueo megaminero, solidaridad entre los pueblos
Rechazamos el clima de histeria derechista que amenaza con imponerse en la discusión pública dominicana, bajo las arengas demagógicas de un presidente que pretende reelegirse apelando a los más bajos sentimientos xenófobos y racistas, al estilo de Trump y Bolsonaro. La tensión fronteriza ha sido antecedida por tres años de violencia racista contra los trabajadores inmigrantes haitianos, incluyendo deportaciones masivas y detenciones arbitrarias de mujeres embarazadas e infantes no acompañados, entre otros graves crímenes, con el silencio cómplice de los gobiernos de facto de Jovenel Moïse y Ariel Henry.
Un ejemplo reciente de esta violencia sistemática antihaitiana ha sido la conformación de grupos paramilitares en Dajabón, encabezados por el alcalde Santiago Riverón, del mismo partido de Abinader, y la expulsión de numerosos trabajadores haitianos y sus familias de sus viviendas en esa zona, incluso el retiro de niños haitianos de las escuelas bajo amenazas de muerte de bandas neofascistas que operan con apoyo oficial. Todo ello luego de que un grupo de criminales asesinara a cuatro personas en una localidad rural fronteriza. Aunque las autoridades y la prensa inicialmente dijeron que el crimen había sido perpetrado por una “banda haitiana”, posteriormente la Policía Nacional admitió que el líder del grupo delictivo era un ciudadano dominicano, David Cruz Jiménez. También recordamos y rechazamos los brutales eventos represivos en el complejo industrial Codevi que han cobrado la vida de varios trabajadores haitianos en los últimos meses. Aunque marginados y perseguidos, siempre ha habido sectores del pueblo dominicano que han rechazado esas políticas racistas y represivas, solidarizándose con sus hermanos de clase haitianos.
Ni el gobierno de facto de Ariel Henry representa al pueblo haitiano ni la derecha neotrujillista representa al pueblo dominicano. Aunque se disfracen de nacionalistas, nunca olvidaremos que la derecha dominicana apoyó la invasión y ocupación estadounidense de 1965 y en el caso de la derecha haitiana apoyó la ocupación militar de la MINUSTAH entre 2004 y 2017. Ante los intentos de las dos burguesías serviles al imperialismo de dividir y enfrentar a la clase trabajadora de ambos países, llamamos a no caer en sus manipulaciones. Debemos fortalecer más que nunca los lazos de solidaridad entre nuestros pueblos, pues ambos sufren ya los efectos negativos del cierre de la frontera. Ambos pueblos tienen derecho a la autodeterminación y al uso de los recursos necesarios para su vida. Luchemos juntos para que finalmente prevalezcan criterios científicos y de justicia en el manejo de los ríos binacionales, para lograr un aprovechamiento del agua en base a la cooperación y de manera sostenible ambientalmente.
El pueblo haitiano movilizado debe garantizar que el nuevo canal en no sea privatizado, sino que realmente sea de provecho colectivo, y el pueblo dominicano debe resistir a los intentos del gobierno de Abinader de imponer una nueva ley del agua privatizadora, de la mano de la empresa israelí Mekorot, y entregar amplios territorios fronterizos a empresas megamineras que consumen y contaminan enormes cantidades de agua, muchísimo mayores a las que aprovecharía el canal haitiano en el centro de la disputa.
En plena crisis ambiental y climática mundial, los dos países de la isla son muy vulnerables a eventos extremos como sequías e inundaciones. Por ello es necesario aunar esfuerzos por la preservación de las cuencas de los ríos, reforestarlas, e impedir que avancen los planes criminales del gobierno dominicano de profundizar la megaminería al servicio de capitales imperialistas canadienses. El gobierno de Abinader entregó en marzo de 2023 a la empresa Unigold una concesión de explotación de oro en el municipio fronterizo Restauración, en la provincia de Dajabón, que afectaría no solo los ríos dominicanos sino también a los ríos binacionales como el Artibonito y el propio Río Masacre. Unigold se asoció a la también canadiense Barrick Gold para explotar la concesión Neita Norte, de más de diez mil hectáreas, y está en trámites para obtener otra concesión, Neita Sur, de más de nueve mil hectáreas.
La derecha dominicana pseudonacionalista, mientras agita el antihaitianismo, apoya el entreguismo de Abinader y el saqueo megaminero. Es necesaria la alianza isleña obrera, campesina y comunitaria para resistir ante estos planes de saqueo y destrucción ambiental, pues ambos pueblos tienen enemigos comunes.
Por eso decimos:
¡No al cierre de la frontera que perjudica a ambos pueblos! ¡Reapertura de la frontera ya!
¡Por un uso compartido, justo y sostenible de los ríos binacionales!
¡Por la defensa de los ríos binacionales ante la depredación capitalista! ¡Fuera Unigold y Barrick Gold de la frontera!
¡Contra la agitación derechista a ambos lados de la frontera! ¡No a la xenofobia y el racismo, unidad obrera y popular!
¡Que la Mesa Hídrica Binacional incorpore a las organizaciones populares, obreras, campesinas y académicas!