Por Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
7/02/2024. Conocida la noticia, la militancia reunida en la Plaza de los dos Congresos estalló de alegría, al igual que en gran parte del país, contando con una amplia simpatía como se vio con los bocinazos y cacerolazos. “Unidad de los trabajadores, al que no le guste, se jode, se jode”, se cantó. No es para menos. Nos sentimos parte de este gran paso que se ha logrado.
El pedido de “pase a comisión” fue la forma elegante del gobierno por intentar tapar una derrota estrepitosa, ya que todo vuelve a fojas cero. “Dura derrota de Milei; Milei sin ley; El gobierno sufrió un duro revés”, son algunos de los titulares de los diarios de hoy. Un hecho inédito, ya que se trata del traspié de la primera ley de un gobierno recién electo. Los llamados de Pichetto para salvar al gobierno llegaron tarde. De 644 artículos habían quedado 300. Tan brutal es la ley que hasta las y los diputados de los gobernadores (los mismos que aplican el ajuste en sus provincias) terminaron retaceando el apoyo a gran parte de su articulado. Gobernadores “dialoguistas” que no tienen ninguna puja de fondo con el gobierno, sino que todos defienden a los grandes empresarios y están en contra del pueblo trabajador. Hasta la derechista Carolina Píparo votó en contra de uno de ellos. La suerte estaba echada. El todo o nada le fracasó a la ultraderecha en el gobierno.
Un periodista de TN dijo anoche “Milei está en llamas”. Le avisaron del resultado a las tres de la mañana y empezó a tuitear acaloradamente. Estaba en Israel, dándole el apoyo al genocidio sionista contra el pueblo palestino.
Milei dice “la casta se puso en contra del cambio que los argentinos votamos en las urnas”. El mismo latiguillo justificativo de siempre pero que por estas horas hace aguas. Primero, porque gran parte de lo que Milei llama “casta” de políticos patronales que vienen actuando desde la dictadura hasta acá, se integraron a su propio gobierno. Segundo, porque si bien millones, hartos del gobierno anterior, votaron equívocamente a Milei creyendo que podría haber un cambio favorable, a dos meses empiezan a ver que no lo hay. Todo lo contrario. Milei ha redoblado el ajuste que ya venía aplicando el gobierno anterior de Alberto Fernández, Cristina y Massa.
En el día de ayer se vio por televisión el repudio popular en los entrevistados ante el aumento salvaje del transporte en el AMBA del 250%. El salario en diciembre perdió el 13% real. El propio gobierno reconoce que la pobreza ya alcanza al 50%. Son las consecuencias de la estanflación anunciada por Milei al servicio del FMI, es decir, recesión con una inflación desenfrenada fogoneada por el propio gobierno, dando vía libre para la “libertad de precios” y con feroces tarifazos como se vendrán con la luz y el gas, con su consiguiente e inédita pérdida salarial y jubilatoria en tan poco tiempo.
La ley cayó en medio del crecimiento de la protesta social. El 24 de enero hubo un paro con una gran movilización que fue arrancado a los dirigentes de la CGT. Repudio que había comenzado el 20 de diciembre donde el sindicalismo combativo y la izquierda ganaron la Plaza de Mayo contra el protocolo represivo de Bullrich. Después se dieron los masivos cacerolazos y la marcha de la CGT a Tribunales el 27 de Diciembre. Crecieron las asambleas barriales, los espacios unitarios nacionales como Unidos por la Cultura, se dieron distintas medidas de lucha en algunos lugares de trabajo contra los despidos, contra los recortes en los ferrocarriles por parte del Cuerpo de Delegados combativo ferroviario del Sarmiento, paro en Bridgestone contra los despidos, etcétera. Esta lucha y el creciente malestar social fueron esenciales para obligar al retroceso de la ley.
“La votación o no de la ley no va a cambiar el rumbo económico”, dijo el macrista Ministro de Economía, Luis Caputo. Está claro. El gobierno no va a cambiar. Por eso hay que aprovechar que esta derrota del gobierno tonifica la pelea contra el mayor ajuste y la represión, mostrando que se puede ganar. Hay que seguirla contra cualquier intento del gobierno de volver con la ley ómnibus, contra el DNU y el conjunto del plan motosierra, contra los tarifazos, los despidos y fundamentalmente por un aumento inmediato de salarios y jubilaciones. Para todo esto hay que seguir exigiendo a la CGT y CTA un nuevo paro general y plan de lucha nacional. La CGT estuvo borrada después del paro del 24 cuando Daer había dicho “vamos a seguir la lucha”. La CGT no estuvo en los días claves frente al Congreso donde las y los luchadores y la izquierda repudiamos el inicio del tratamiento de la ley y sufrimos la represión. Desde cada lugar de trabajo, asamblea y marcha hay que seguir haciendo esa exigencia.
Desde Izquierda Socialista saludamos a las y los luchadores por este gran paso que hemos dado. Reivindicando el rol del Frente de Izquierda Unidad, con sus bancas dando la pelea en el Congreso y en las calles, mientras el peronismo le dio votos a Milei como el de los tucumanos, Scioli se unió al gobierno y solo algunos dirigentes sindicales del kirchnerismo tímidamente participaron de la concentración del jueves 1 pero sin llamar a movilizar con fuerza para que caiga la ley. Llamamos a fortalecer al Frente de Izquierda con políticas unitarias, por un plan económico obrero y popular, por romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa y por un gobierno de las y de los trabajadores y de la izquierda con una Argentina Socialista. Manteniendo bien alto la guardia para seguir enfrentando el plan motosierra de Milei.