Por Prensa UIT-CI
El legado de Lenin sigue vigente en el siglo XXI
5/03/2024. Reproducimos las intervenciones de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista (Argentina) y Josep Lluís de Alcázar, de Lucha Internacionalista (Estado Español), ambos dirigentes de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) en el homenaje Lenin al cumplirse 100 años de su muerte (21 de enero de 1924). Evento realizado en la ciudad de Barcelos, Portugal, 21 de enero de 2024 en la sede del MAS (Movimiento Alternativa Socialista), sección portuguesa de la UIT-CI.
“Lenin sigue siendo una de las más grandes figuras del marxismo y del socialismo revolucionario”, señaló Miguel Sorans
Quiero empezar agradeciendo, en nombre de Josep Lluís y mío, a la dirección del MAS de Portugal por la invitación para dar esta charla. Que es en homenaje y recuerdo al gran dirigente socialista Lenin a los 100 años de su fallecimiento. En el VIII congreso mundial UIT-CI, realizado en diciembre, aprobamos hacer una campaña no solo de este día, sino durante todo el año, de recordación y difusión de su legado. Hoy es el primer homenaje. Entonces acá en Barcelos, el MAS de Portugal tiene ese privilegio de arrancar con esta campaña. Y en el contexto de que venimos de realizar ayer el congreso extraordinario de la sección portuguesa de la UIT-CI, el MAS. Hicimos un congreso exitoso, y para nosotros eso es en parte un primer homenaje positivo. Porque Lenin fue la cabeza visible de la lucha por construir partidos revolucionarios internacionalistas para hacer la revolución, para impulsar la movilización y lograr terminar con el capitalismo y el imperialismo.
Justamente, un día como hoy, 21 de enero, pero hace 100 años, en 1924, Vladimir Lenin fallecía Era el gran dirigente del Partido Bolchevique, que había tomado el poder con los soviets, y que en aquel momento se llamaba Partido Comunista de la URSS. Era el gran dirigente del primer estado obrero revolucionario socialista del mundo y el fundador de la Tercera Internacional.
La muerte de Lenin, muy prematura, fue un gran golpe para la URSS y para la Tercera Internacional y también para los revolucionarios del mundo. Fue prematura porque tenía apenas 54 años, o sea, podría haber tenido muchos años más para seguir encabezando el proceso revolucionario. Y fue un golpe porque su peso personal, subjetivo, más allá de la importancia del partido y sus dirigentes y sus militantes, era superlativo. Una primera cuestión, sobre Lenin, sobre el alcance de su personalidad y de su vigencia, porque nosotros lo que estamos haciendo no se trata de una recordación histórica solamente, sino es recordar lo que él aportó, porque para nosotros hoy siguen totalmente vigente sus aportes. Son muchos los que destacan la figura de Lenin como un personaje del pasado o utópico.
Lenin sigue siendo, después de los genios Carlos Marx y Federico Engels, una de las más grandes figuras del marxismo y del socialismo revolucionario, junto con León Trotsky. Sus aportes fueron muy importantes, y los llevó a la práctica y a la realidad. No se trató de solo de un gran intelectual, aunque él elaboró decenas y decenas o cientos de libros o artículos; sus obras completas abarcan 54 tomos. Pero lo esencial de Lenin es que sus aportes teóricos y políticos siempre fueron para la acción, para impulsar la revolución y para que progrese la humanidad.
Él creía, como lo que creían Marx y Engels en una etapa distinta a la que actuó Lenin, que sólo una revolución, sólo la movilización de las y los trabajadores y los sectores oprimidos, podían cambiar un país y la humanidad. La primera actualización que realizó fue sobre el carácter del partido que después un poco voy a desarrollar más respecto a lo que venían siendo, sobre el rol de los partidos socialistas u obreros hasta principios del siglo XX. Porque él le dio un carácter de partido revolucionario para la acción revolucionaria, valga la redundancia.
El segundo aporte fundamental que Lenin define la nueva etapa a partir de principios del siglo XX. El cambio de época histórica, que se da en el mundo capitalista. Que la define como el inicio de la etapa o época de la decadencia del capitalismo. Y esa decadencia llega a su punto máximo de expresión y va a ser profundizada, hasta nuestros días, con el estallido de la Primera Guerra Mundial de 1914. Donde él va a reafirmar también el carácter de internacionalista del proceso revolucionario.
Y también rompió definitivamente con el reformismo socialista y con la conciliación de clases, de gobernar dentro de la democracia burguesa para los burgueses. Y esto lo pudo hacer Lenin, porque él vivía un período histórico distinto al de Marx y Engels. Ellos fueron dos grandes revolucionarios, pero que no tuvieron planteada las condiciones para que se hiciera un cambio socialista, porque fue la época del desarrollo y auge del capitalismo. Estamos hablando del siglo XIX y en particular de los años de 1870 y en principio, esquemáticamente, hasta 1910. Una etapa de gran desarrollo de las fuerzas productivas, de saltos tecnológicos y de la gran industria, y también de gran explotación.
Pero el capitalismo, fundamentalmente de los grandes países europeos, por esa explotación, crecimiento y ganancia dieron muchas concesiones al movimiento obrero, tanto económicas como políticas, pero fundamentalmente en políticas sociales. Entonces no era una etapa, un período que predominó las revoluciones, sino que predominó las reformas. Y que la clase obrera creyera en la posibilidad de que se evolucionara pacíficamente en el mundo con reformas y no con revoluciones.
La burguesía daba muchas concesiones incluyendo el funcionamiento legal y político de los partidos. Se formaron los grandes partidos obreros. Los grandes partidos que hoy en Europa todavía persisten de aquellos originarios de la Segunda Internacional socialista. Encabezado por el Partido Socialista alemán, que eran partidos de masas que participaban de elecciones. Por ejemplo, el Partido Socialista alemán en 1911 llegó a tener 173 diputados. Dirigían grandes sindicatos, tenían clubs obreros, prensa y tenían mucha entrada de dinero también.
Entonces era la etapa donde se fue fortaleciendo lo que nosotros llamamos el reformismo: creer en la reforma y que hoy tenemos 100 diputados, mañana 300, y así iremos progresando. En cierta forma se dio, porque hubo gobiernos de los partidos obreros socialistas, pero gobiernos “socialistas” con la burguesía, sin cambiar el sistema. Por eso en Alemania -no voy a detenerme, para no irme muy largo- terminó donde terminó, con Hitler en el poder, después de gobiernos compartidos con la burguesía, del Partido Socialdemócrata. Tenemos que recordar que Rosa Luxemburgo, con Karl Liebknecht, por oponerse a todo ese proceso reformista y de unidad con la burguesía imperialista, fueron asesinados en enero de 1919 por un gobierno “socialista”.
Entonces en esa época terminaba el auge, el desarrollo capitalista y empezaba su decadencia irreversible. Se terminó el libre Mercado, la libre competencia del liberalismo, y se instalaba el imperialismo, los monopolios, la pelea entre países imperialistas para copar mercados, y las fuerzas productivas ya no crecieron. Y esto Lenin lo definió en un libro “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, que escribió en 1916. Esto de fase “superior” no se refería a que era de progreso, sino de decadencia, de lo que lo que ya estaba sucediendo, que se abría una época de guerra, de crisis, de revolución, ocasionadas por el crecimiento de la desigualdad, la miseria y la opresión. Ratificando el concepto que ya estaba en Marx y Engels y el Manifiesto Comunista, de que el socialismo debe ser un cambio mundial, porque el sistema capitalista era un sistema mundial. Más allá de que el capitalismo explotara al mundo dividiéndolo en fronteras nacionales.
También Lenin aportó, dado el cambio de época, sobre la actualidad de la revolución obrera en los distintos países. Con el enfoque legado por Marx, quien presuponía que la revolución se tenía que dar primero en los grandes países imperialistas, los más avanzados. Se consideraba qué al punto final, más alto, del desarrollo de las fuerzas productivas devenía una crisis y que sólo el proletariado lo podía cambiar. Que como concepto era correcto, pero el imperialismo fue avanzado hacia explotar más colonias, semicolonias y con esa vía fue dando a su proletariado importantes conquistas, mejores condiciones de vida. Y por eso Lenin sacó la definición que la revolución podía empezar por países atrasados. El lo definió como que la cadena imperialista se podría romper por “el eslabón más débil”. No es que él dijo “se va a hacer la revolución” en Rusia exactamente. Pero efectivamente así ocurrió porque Rusia era uno de los países más atrasados de Europa. Entonces elaboró esa hipótesis y a raíz de eso su otra innovación fundamental fue qué dada esa situación, de que sólo una revolución podía cambiar las condiciones de vida de obreros y campesinos sometidos a la explotación y opresión del zarismo.
La época de la reforma se terminaba y se abría toda esta etapa de guerras y revoluciones y que se necesitaba un partido socialista, pero revolucionario para la acción. Opuesto al carácter de los partidos que venían predominando de la socialdemocracia, de creer que todo se iba a hacer a través de elecciones, usar el parlamentarismo y creer qué pactando con la burguesía, en forma evolutiva y pacífica, se podía superar la miseria y la explotación.
Para no alargarme, el concepto que se contrapuso al reformismo era la necesidad de la lucha revolucionaria, que la lucha sindical era positive y necesaria, pero insuficiente, que la clase obrera tenía que hacer política, tener su partido revolucionario, que tenía que tener un carácter político y de no conciliación con la burguesía y que tenía que tomar el poder, cambiar el Estado en forma de revolucionaria. Tenía que lograr un Estado obrero y para eso se necesitaba un partido que dirija, que encabece la toma del poder de la burguesía y la construcción de uno nuevo. Planteó un funcionamiento centralizado, lo que se llamó el centralismo democrático. O sea, un partido que fuera democrático en sus debates, en la elaboración de sus líneas, en su vida interna, en sus discusiones, tal cual nosotros lo seguimos practicando como socialistas revolucionarios, como trotskistas. Pero al presentar su política y consignas, al momento de una acción, una huelga, de una acción política, también de unas elecciones, todo el partido actúa como un solo puño.
Y más que más, si hay un proceso revolucionario, el partido tiene que actuar con una sola política, porque es un partido que enfrenta a los demás partidos políticos, reformistas y burguesas, los aparatos policiales y a todo el poder del Estado burgués. Tiene que intervenir ante la clase obrera con una sola línea y no con la característica de los partidos socialdemócratas, de que uno dice una cosa, otro te dice otra. Son partidos parlamentarios.
Lenin planteaba que el Partido Revolucionario no puede actuar así, pues está enfrentando sus enemigos para encabezar una revolución. Eso se llamó centralismo democrático. Lamentablemente después, de la mano de Stalin, se va a transformar en un centralismo burocrático. Con la dictadura de Stalin se distorsionó la construcción de lo que fue el partido para Lenin. Se hace una caricatura de Lenin. Esta concepción nueva de la construcción de los partidos revolucionarios fue original de Lenin. La plasmó en el famoso libro “¿Qué hacer?” en 1902, mucho antes de definir la época nueva, la época del imperialismo. Y así es que desarrolla su alternativa revolucionaria política y organizativa contra el reformismo de la vieja socialdemocracia.
Y eso va a culminar en 1914 con la ruptura definitiva. Hasta el estallido de la guerra imperialista, Lenin y su fracción rusa, el partido bolchevique, siguió actuando en la Segunda Internacional. Ese salto a la traición se produjo cuando las direcciones mayoritarias de todos los partidos socialistas apoyan a sus burguesías para avalar una guerra inter imperialista, una carnicería, que los llevó a defender cada a burguesía y a sus intereses y enfrentar a la clase obrera y a los pueblos de cada país militarmente en una guerra devastadora. El Partido Socialista alemán, llamó al proletariado alemán a guerrear contra el proletariado francés y el Partido Socialista francés, aliado con su imperialismo. hizo lo mismo contra el proletariado alemán. Y así en el resto de Europa. Eso fue una traición total, La mayoría de la conducción de la Segunda Internacional cruzó la línea de lo que ya se venía rozando con sus políticas reformistas y ya la Segunda Internacional pasó a ser, digamos, un monstruo, lo que Lenin se definió como la bancarrota de la Segunda Internacional, por su ruptura con el internacionalismo.
Por eso en el año 1915, Lenin con otros revolucionarios, entre ellos Trotsky que todavía no era parte del partido bolchevique, que estaban contra la guerra y que eran una minoría, hicieron la reunión en Zimmerwald, en Suiza. Creo que se decía que todos los internacionalistas cabían en dos autos en el viaje de Berna a este pueblo para hacer la reunión. Eran muy pocos.
Y allí hubo la primera reunión, donde se pusieron de acuerdo, aunque no hubo un texto escrito, que ya la Segunda Internacional no iba más y que había que construir algo nuevo con un programa de ruptura con la burguesía. Romper con la conciliación de clase, con gobernar con la burguesía o para la burguesía, sea imperialista o no imperialista y ahí se esbozó de hecho un programa revolucionario para una revolución y para al otro año aplicarlo en la Revolución Rusa que se desató entonces. Este fue un poco el embrión de lo que sería después la Tercera Internacional que se va a fundar en 1919, después del triunfo de la Revolución Rusa. Incluso en medio de la guerra civil, cuando se toma el poder, triunfa la revolución socialista en Rusia, Lenin en su concepción internacionalista, dice “es necesario que la revolución continue, se extienda”. Rusia era un país atrasado, pero Lenin no dijo “que bueno que sea un país atrasado”. Que la primera revolución socialista se hiciera en un país capitalista atrasado tenía sus dificultades. Rusia era un país predominantemente agrario y campesino. aunque tenía grandes industrias y un fuerte proletariado.
Entonces Lenin decía que para desarrollar el socialismo necesitaban que se hiciera la revolución fundamentalmente en Alemania por su gran potencia industrial, también en Francia. Y había condiciones ya que. después en 1918, saltó la revolución alemana. Es obvio que la revolución tiene que empezar por un país. Lo decían Lenin y Trotsky, y lo decimos nosotros, No es que el socialismo internacionalista sostiene que la revolución tiene que empezar al mismo tiempo en todos lados. Empieza en un país, pero tiene que continuar, expandirse a otros países, para avanzar. Y ese era el pronóstico y la línea de Lenin y Trotsky.
En Rusia se desata, como ustedes saben, una guerra civil, porque a partir del triunfo de la revolución, catorce países imperialistas apoyados por los “blancos”, los reaccionarios y, los contrarrevolucionarios rusos provocaron una guerra de tres años. Y en medio de esa situación gravísima para la revolución, Lenin y Trotsky convocan a la fundación en 1919 de la Tercera Internacional. Sus cuatro primeros congresos, sus textos y sus resoluciones fueron un compendio de un programa y políticas revolucionarias que siguen vigentes.
Por eso nosotros, para no alargarme más, consideramos en primer lugar, que el legado de Lenin sigue vigente. Porque 100 años después se puede constatar en la vida real que la decadencia del sistema capitalista imperialista, es más agudo que nunca. Acá mismo en Europa, que décadas atrás todavía la clase trabajadora podría tener un mejor nivel de vida, obviamente superior a los otros países del mundo, Latinoamérica o África, ni hablemos de Asia. Eso ya es pasado, muchas veces decimos que Europa se “latinoamericanizó”, hay inflación, la crisis de la inmigración que afecta a los pueblos que emigran a cada país. Es todo un estallido social y humanitario tremendo, sumado la destrucción capitalista ambiental y más que nunca está planteado la necesidad de un cambio revolucionario.
Y segundo, también, se ha confirmado el fracaso de los gobiernos de conciliación de clase y de los gobiernos pseudo izquierdistas que en nombre de un falso socialismo gobiernan contra la clase obrera, contra las mujeres y contra los sectores oprimidos. Como ustedes lo viven en carne propia en Portugal diciendo que viene gobernando el socialismo, el Partido Socialista. Y es casi lo mismo que gobernar un gobierno liberal o en el Estado español, que rotan entre el Partido Socialista Obrero Español, con el mismo nombre de la época de la revolución española, y que después se pasa al Partido Popular de derecha liberal. A veces no se notan ni cuáles son los cambios, más allá del lenguaje, si uno habla de “socialismo” para los días de fiesta y el otro no.
O en Latinoamérica Lula; nosotros en Argentina, el peronismo; el fracaso de Syriza en Grecia; el desastre hecho por Chávez y Maduro en Venezuela; Podemos en el Estado español. Que con sus dobles discursos y mentiras terminan, como estamos viendo, favoreciendo peligrosamente a un resurgimiento de la ultraderecha, porque las masas tienen una confusión. El descrédito de los partidos patronales tradicionales, incluso de la propia democracia burguesa que también comienza a cuestionarse. Ese descrédito es alimentado por estos dirigentes políticos tradicionales de izquierda que hacen gobiernos desastrosos y luego le echan la culpa a la gente, dicen que la gente “no entiende nada”. No, no, la culpa la tienen ellos de que crezca en Portugal, el ultraderechista Ventura. Vox en el estado español. O que, en la Argentina, inéditamente, tengamos un loco facho como Milei. Le Pen en Francia, Meloni en Italia o Trump en los Estados Unidos, son parte de un fenómeno adecuado a la realidad de cada país, pero muestra políticamente esta decadencia también.
Bueno hasta aquí llego para dar lugar a la exposición del compañero Josep Lluis de Alcázar, sobre lo que podríamos llamar la última batalla de Lenin. Por su genialidad y por su habilidad de percibir la realidad en el marco de sus concepciones revolucionarias, empezó a notar el peligroso avance de la burocracia, fundamentalmente en el Partido Comunista que gobernaba en la antigua URSS. Lenin, en sus dos últimos años, que ya estaba muy enfermo, casi no hablaba, empezó a dar su última batalla contra la burocratización, que era encabezada por Stalin.
“Lenin identificaba la posibilidad de continuar con el proceso revolucionario, desplazando a Stalin” – dijo Joseph Lluis de Alcazar
Como decía Miguel Sorans, los dos últimos años de la vida de Lenin son muy importantes, aunque están continuamente interrumpidos por una enfermedad, entre 1922 y 1923, y muere en enero del 24. En el 22, prácticamente tuvo seis meses de alejamiento, ya que no estaba en condiciones de trabajar. Por ejemplo, ni en el congreso del 22, ni en el congreso del 23 del Partido Comunista va a poder intervenir.
Hay un documento siempre de referencia, que se conoce como su testamento, que lo dictó en marzo de 1923, y hablaremos luego de él. También hay una serie de cartas y algunos artículos importantes para terminar de confirmar cuáles eran esas preocupaciones que le llevan a dar en lo que llamamos “la última gran batalla de Lenin”.
Esa batalla va a tener como dos pilares. Uno que tiene que ver con cómo se estaba tratando la cuestión nacional. Y la segunda, como decía ahora Miguel, en un proceso que el viene advirtiendo de que hay un proceso de burocratización dentro del Partido y el Estado, Y a esos dos temas les va a dedicar sus esfuerzos en los dos últimos años de su vida. Prácticamente a partir marzo del 23 cesa, por la cuestión de la enfermedad todo tipo de escritos, cartas, etcétera.
Nosotros le damos mucha importancia a esos dos temas centrales. La cuestión nacional está también interrelacionada con la cuestión de burocratización, porque casualmente el comisario para la cuestión de las nacionalidades era Stalin, y el secretario del partido era Stalin. Con lo cual, efectivamente este tema iniciaba un enfrentamiento político que acaba llevando a una ruptura completa entre Lenin y Stalin.
El tema se desarrolla en el territorio de donde era originario Stalin, que era Georgia, y hay una política de centralización respecto a esa nacionalidad que lleva a enfrentamientos entre lo que es el comisario político y su enviado especial a Georgia y la dirección del ex Partido Bolchevique, que ya se había cambiado el nombre y era el Partido Comunista. Los dirigentes georgianos se oponen a toda esa política de centralización de Stalin y sus enviados. Entonces Lenin interviene, va subiendo el tono de la intervención, hasta una famosa carta donde directamente contra Stalin, denunciando que “este es un operativo gran ruso” es decir, de opresión rusa sobre el pueblo georgiano. Incluso hubo enfrentamientos físicos entre dirigentes que manda Stalin con los dirigentes georgianos. Lenin denuncia esos hechos y la deslealtad entre dirigentes. Esos métodos, van a llegar hasta extremos con Stalin, que va a imponer temas políticos y eliminar discusiones y diferencias a través de métodos brutales de persecución y eliminación de dirigentes, etc. Estos antecedentes en vida de Lenin contra Stalin tienen su importancia.
Lenin reivindica lo que ha sido la tradición del partido bolchevique y es ese derecho de autodeterminación de las naciones ante la mucho mayor y poderosa Rusia. Justamente el dictador Putin dijo que el problema de Ucrania de hoy viene de aquella manía de Lenin de defender el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Y que eso lo estaba pagando un siglo después él, que tenía que resolverlo a su manera, invadiendo a Ucrania, que según él “siempre fue una parte de Rusia”. Coincide con Stalin negar ese derecho a la autodeterminación nacional, y lo había significado de importancia en la lucha por derrocar al zarismo y el legado de Lenin.
Nosotros seguimos defendiendo y utilizando esos criterios de Lenin a la hora de analizar los conflictos con los que nos identificamos que hay siempre en la lucha de clases. Por lo tanto, estamos con la clase trabajadora y los pueblos, contra la burguesía y la opresión que hay. Estamos con los pueblos oprimidos frente a los opresores. Y a la vez entendemos cuando hay choques inter imperialistas que efectivamente estamos por el derrotismo en los dos campos.
Ese fue un poco el esquema que se dibujó y que permitió abordar tanto la Primera Guerra Mundial como el tema de los conflictos que hubo, hasta la propia solución que va tomando lo que luego sea la Unión Soviética, la URSS, que es la que nosotros reivindicamos como actual y así es como analizamos hoy el tema palestino. Estamos con el pueblo oprimido frente al pueblo opresor. O entendemos así el tema ucraniano, donde efectivamente hay una o un intento de ocupación, un intento de poner a Ucrania bajo el dominio de Rusia. Siguiendo esta rectificación histórica de Lenin, que se le ocurrió dar derechos a los pueblos y que Putin quiere rectificar y volver a poner a Ucrania bajo la bota de la dominación rusa. Eso es independiente de cómo lo hacemos en un caso u otro tomando en cuenta a las direcciones y las relaciones internacionales que pueda tener o no tener. Con las cuales nosotros no tenemos nada que ver. Pero seguimos utilizando el mismo método que entendimos nos legó Lenin y que creemos que hoy continúa siendo lo que nos permite hacer compatible apoyar al levantamiento de pueblos como por ejemplo en Irán frente a los ayatollah. O sea, tener una comprensión que no divide al mundo en dos bloques, sino que lo que hace es analizar al proletariado, o sea la lucha de clases, la lucha de los oprimidos y las tensiones inter imperialistas. Identificar un poco los temas de este tipo.
En ese momento estaba dando, porque siempre se ha dicho que se hizo la revolución y se constituyó la Unión Soviética”. Esto no es así. Hubo una serie de etapas intermedias y una cantidad enorme de acuerdos para ir encajando el crisol de pueblos que había hundido el zarismo. Eso de la unión era lo justo lo que estaban haciendo cuando se da la primera batalla. Es decir, se llega a la Unión en 1922, pero hasta entonces se habían buscado crear una federación. Una unión siempre es más fuerte, y ellos fueron trabajando asociaciones incluso no comunes para cada república soviética que se iba constituyendo. Iban encajando, iban buscando, respetando lo que Lenin decía: “un poco, torcer el bastón en el sentido contrario a la historia”. O sea, sí la historia ha ido empujando los pueblos tras siglos de opresión rusa, hay que intentar volver, ser más pacientes, incluso más. Porque les tenemos que demostrar que efectivamente, lo que no queremos es continuar con ninguna opresión bajo el socialismo.
Entonces todos esos encajes en ese momento, cuando empieza el primer choque, estas últimas batallas de Lenin, estaban forjando lo que era la unión. Lo que luego sería la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Y precisamente era Stalin el que, como antes comentaba, estaba como comisario de las nacionalidades. Y ante ese tema, como se quiere imponer, empezará una primera batalla.
Hay una característica estos dos últimos años, y es que en cartas y luego también lo veremos en el testamento, Lenin busca el apoyo de Trotsky. Le escribe a Trotsky para dar conjuntamente esas batallas. Y eso se va a dar en los dos casos principales, este que he dicho de la lucha por el tema nacional, después con el tema de la burocratización. Y también con otro que puede pasar desapercibido, que fue en noviembre del 22. El Comité Central, en el cual en ese momento no está ni Lenin, porque estaba con la enfermedad, ni Trotsky, se toma una medida que debilita el monopolio del comercio exterior. No me quiero extender en esto Lenin escribe a Trotsky y le dice: hay que inmediatamente volver para atrás esa medida.
Desde diciembre, el propio Stalin y el aparato del partido, elimina la medida de noviembre y queda ahí.
Entonces con el tema nacional directamente, Lenin establece un contacto con la oposición georgiana frente a la política centralista y “gran rusa” de Stalin. Y pide ayuda, no, les dice a los dirigentes georgianos que hay acuerdo. Por tanto, vamos a la batalla conjuntamente en el Congreso. El creía que iba a estar presente en el Congreso, luego por motivo de la enfermedad, esa batalla no la puede dar directamente.
Pero este tema es importante. Expresa la preocupación, no sólo para que no se vuelva a generarse opresión nacional, sino también por el trato interno del partido. Es decir, porque entre las relaciones en el partido y las relaciones que buscamos en una sociedad soviética, no dan espacio a la deslealtad o la falta de reconocimiento, en la relación entre camaradas.
Bueno, es evidente que la historia le daba la razón a Lenin, porque la aceleración del aparato centralizador genera de nuevo la presión sobre nacionalidades que en ese momento habían encontrado por primera vez durante siglos un espacio de construcción propia. Que eso voluntariamente les había llevado para lo que nosotros estamos, justamente la libertad, la mejor garantía para encontrar relaciones de unidad. No hay unidad que sea firme, si no se basa en la libertad. Es el convencimiento que tiene que hacer el internacionalismo. No vamos a imponer un internacionalismo en el que las fronteras van a caer. No, es justamente con la libertad de los pueblos. No hay contradicción, al contrario, esa es la unidad que nosotros buscamos.
De hecho, Trotsky tiene un librito que es sobre la última gran batalla de Lenin. Y él dice que el problema no era el de diferencias políticas sobre el tema nacional. No es que uno dice “esta medida es excesiva”, sino que se enfrentan dos sistemas políticos. El que él reivindica con Lenin, parte de la necesidad histórica y hacia dónde queremos avanzar. El de Stalin parte de la necesidad de un aparato y cómo gestionar mejor, más fácil y según qué necesidades propias genera un aparato para un territorio. Trotsky dice: “no es que tengamos diferencia, es que tenemos dos maneras opuestas ver un mismo problema”.
Entonces a mí me parece que este también no es un detalle, porque efectivamente todo esto indicaba una tendencia de que lo de Stalin era como un “socialismo” equivocado. No, no era otro. No es que fuera un socialismo equivocado en puntos, en cosas, sino que efectivamente genera un sistema, un razonamiento que no tiene nada que ver con el marxismo, que no tiene nada que ver con la tradición leninista.
La segunda parte. Stalin había concentrado en el año 22 tres cargos muy importantes dentro del partido. Hasta 1919 el secretario de organización había sido Sverdlov, y el papel que había jugado había sido muy importante dentro del partido. Tras su muerte, Lenin no había querido su sustitución por una sola persona, sino que se nombran tres miembros en una especie de comisión que funcionara con los temas de organización del partido.
Hasta aquel momento no había secretaría general. Pero hay una serie de intereses internos dentro del partido que hacen que Stalin sea nombrado secretario general en el 22. Y en aquel momento era secretario general, era comisario a las nacionalidades. Y además ocupaba otro cargo que era comisario para la inspección obrera y campesina, que debía ser el instrumento que garantizara que no iba a haber acumulación de poder, de gestión. O sea, tenía que proteger a la gente. La Inspección Obrera y Campesina tenía esa finalidad. No había instrumentos de gestión de fábricas. Y luego había un contrapoder que intentaba efectivamente velar por las condiciones de vida de la gente para que hubiera un encaje, un control. Los tres quedaban en la figura de Stalin.
El comentario de Lenin, el momento en que se nombra, dice “es un cocinero que puede preparar demasiados platos picantes”. Un poco lo que hay que tener es sensibilidad mayor al plato, explica.
De ahí empieza una batalla. Y esa batalla es porque empieza a detectar efectivamente el proceso de burocratización, de alejamiento, de un control que se escapa. O sea que se va gestando como un poder autónomo dentro del partido, dentro del Estado y que efectivamente el camino hacia el socialismo no puede venir por ahí.
En esto tiene también el acuerdo con Trotsky. Sobre cómo damos la batalla para intentar crear contrapoderes, para evitar que esa acumulación de poder acelere un proceso de burocratización. Escribe algún artículo intentado avanzar con propuestas: ampliemos el Comité Central, creemos en el Comité Central una comisión de control con compañeros que no tienen nada que ver con la estructura administrativa para compensar, para evitar, para vigilar. Y ahí el choque con Stalin va creciendo aceleradamente. Al punto de que en ese enfrentamiento frenan o se intentan frenar publicaciones de artículos de Lenin que escribe para Pravda, el periódico del partido. O sea, empieza a actuar todo el aparato para intentar aislar a Lenin. Porque ha emprendido una batalla, que choca directamente el núcleo principal de la dirección, que en aquel momento no solo era Stalin; ahí también estaba todo el buró de la organización. Kamenev creo que estaba dentro en ese momento.
El buró de organización y Stalin empieza una campaña incluso donde se intenta justificar que algunos de los artículos vienen por la influencia personal de Krupskaia, la esposa de Lenin. Que Lenin estaba muy enfermo… Un mal trato de Stalin hacia ella termina con una carta de Lenin con la ruptura concreta de su relación con él. Lenin dice -en uno de los artículos- que no solo es el tema nacional, sino que la inspección ya no actúa como garantía y hay que buscar nuevos recursos para restablecer la confianza de la gente en los soviets, en el régimen soviético y demás. Porque se está deteriorando y eso hay que recuperarla. Y se expresa en el testamento donde directamente él se plantea la necesidad de apartar a Stalin del papel que ocupa. En ese texto va caracterizando a los dirigentes que tiene el partido bolchevique, y particularmente se detiene en Trotsky. Reconoce el hecho de que puede continuar el trabajo y a pesar de que a veces le pesan demasiado las tendencias administrativas a resolver y demás. Que a veces tiene un exceso de confianza en sí mismo, etcétera. Pero hay como una apuesta hacia Trotsky.
Lenin dirige su carta “testamento” al congreso partidario. pero Stalin impide que los delegados accedan a ese texto. La primera lectura se hace es en mayo en una comisión restringida del Congreso. Lenin quería de alguna manera asegurar un punto más abierto que se leyera en el conjunto del Congreso. El aparato del partido lo prohíbe y se hace una lectura restringida para algunos militantes. Y luego ese documento se guarda, no se divulga para nada, para que no debilite la posición de Stalin.
En ese momento, cuenta Trotsky, que Radek, otro dirigente del partido, le dijo d “con este testamento ya no van a poder ir por ti” (…) “desde ahora estás avalado por Lenin”. Y Trotsky le contesta: “no, ahora van a ir por mí, sin ninguna objeción”. Y efectivamente, a partir de aquel momento se construye una fuerte campaña contra Trotsky. Se resucitan las diferencias que habían existido en el pasado de Trotsky con Lenin. Se ubica a Stalin el continuador natural de Lenin y Trotsky como el continuador de las diferencias anteriores. Todo para derrotar a Trotsky en su enfrentamiento contra la burocracia.
Naturalmente hay un punto evidente de ruptura con todo esto, que avanza un proceso de burocratización y de control absoluto. Incluso cuando Kamenev y Zinoviev caen en desgracia y pasan a la oposición, ellos explican cómo habían construido la idea del trotskismo como un referente a enfrentar, justamente porque había que compensar lo que Lenin identificaba la posibilidad de continuar con el proceso revolucionario, desplazando a Stalin y apoyándose en cuadros como Trotsky.
Entonces me parece que el tema es importante, porque una parte de la lectura que se hace desde los medios burgueses es la continuidad entre Stalin y Lenin. No fue así. La revolución tuvo un reflujo, ese reflujo sirvió, ese aislamiento, sirvió para que surgiera con fuerza, digamos, la acomodación a esa situación y apoyándose en esa tendencia… Es así como surge un aparato y efectivamente es capaz de construir un socialismo incompleto, de ser una fuerza contrarrevolucionaria en el Estado obrero. Que es un poco a la definición a la que nosotros llegamos.
Los 100 años de Lenin y la defensa del socialismo necesariamente tiene que dar una explicación y una lucha implacable contra todo lo que han sido esos procesos de burocratización, de degeneración que no tienen nada que ver con el socialismo que pregonaban no sólo Marx y Engels, sino Lenin, Trotsky, etcétera. Y que pregonamos nosotros.
En el momento actual, en plena crisis del capitalismo y demás, nosotros continuamos pensando que la solución es el socialismo y al socialismo se llega por una vía revolucionaria. Que somos parte de una internacional como la que defendieron estos dirigentes hace 100 años y que ese es el camino que puede dar una perspectiva y una solución a la crisis del capitalismo y a los sufrimientos de la clase obrera y la humanidad.