Por Miguel Lamas, dirigente de ARPT y la UIT-CI
28/06/2024. La frustrada asonada militar del miércoles 26 de junio se da en un contexto de grave crisis económica, ambiental y política, con el MAS dividido en dos fracciones entre Evo Morales y el presidente Arce, y sin claridad sobre una salida económica ni de las candidaturas en las elecciones del próximo año, mientras aumenta el descontento popular.
El 26 de junio fuerzas militares, con soldados encapuchados y con tanques, ocuparon durante casi 3 horas en la tarde la Plaza Murillo, plaza principal en La Paz frente al Palacio Quemado (la antigua casa de gobierno), encabezados por el comandante del ejército Juan José Zúñiga, acompañado del jefe de la Armada. Zúñiga había sido destituido recientemente como jefe del Ejército tras declaraciones en las que amenazó con encarcelar a Evo Morales si era candidato.
Después de derribar una puerta del Palacio Quemado y de un diálogo de 15 minutos con el presidente Luis Arce, Zúñiga se retiró a la plaza. Rato después fue detenido junto a otros 6 militares. Según informaciones estaba esperando a otras unidades militares que supuestamente se habían comprometido con él, pero nunca llegaron.
Mientras Zúñiga esperaba en la plaza, el presidente Luis Arce posesionó a nuevos comandantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.
Zùñiga dijo a la prensa en la Plaza Murillo que se iba a cambiar “el gabinete de gobierno” para “establecer una verdadera democracia” y que se “liberará a los presos políticos, la ex presidente interina Jeanine Añez (del 2019-2020) y el gobernador cruceño Fernando Camacho”, que también fue parte de la toma del poder del 2019. Y dijo que “por ahora” reconocía como presidente a Luis Arce.
El gobierno calificó al hecho de “intento de golpe”. No tuvo evidentemente el apoyo del conjunto de las Fuerzas Armadas, ni de ningún sector político importante. Todos los sectores repudiaron el hecho. Pero fue interpretado por muchos sectores, incluyendo la corriente opositora del MAS que responde a Evo Morales como un “autogolpe” un show político de Luis Arce para victimizarse.
Zúñiga ya detenido y tratando de justificar lo sucedido dijo que fue Arce el que le dijo que llevara los tanques a la plaza principal, que quería un “autogolpe” para “levantar su popularidad”. Por supuesto que es indemostrable que hubiera un acuerdo con Arce para ocupar la Plaza.
La crisis política
El hecho sucedió en medio de una profunda crisis económica, ambiental y política que esta afectando a Bolivia, al igual que a muchos países del mundo.
En medio de un caos político que para muchos parece no tener salida, el ahora encarcelado, y por ahora fracasado, Zúñiga intentó dar desde las Fuerzas Armadas una opción política encabezada por él, es decir una opción golpista de gobierno militar, aunque no fuera inmediata, y el hablara de “verdadera democracia”. Esto es una total falsedad reaccionaria y repudiamos cualquier alternativa militar golpista.
El MAS está profundamente dividido entre dos fracciones encabezadas por el presidente Arce y Evo Morales, ambos pretenden ser candidatos presidenciales en futuros comicios a realizarse entre agosto y octubre del 2025. Mientras que la derecha opositora, que tomó el poder en el 2019, está dividida en múltiples fracciones.
Hoy es imposible con la actual ley electoral legalizar nuevos partidos para lo que se exige más de 100.000 afiliados y múltiples condiciones. Pero además el propio MAS gobernante dividido no logra realizar su Congreso y el presidente Arce dijo que podría “perder la legalidad” (tratando de impedir la candidatura de Evo Morales que por ahora controla al MAS). También hay interpretaciones constitucionales que ilegalizan la candidatura de Evo Morales, que ya fue presidente por tres períodos.
Es decir, por ahora, aunque hay muchos que se proclaman candidatos a presidente, no se sabe quienes podrían serlo.
La crisis económica y ambiental
Toda esta pugna política ocurre en un momento económicamente muy complejo para Bolivia. Bolivia durante el primer gobierno del MAS, de Evo Morales desde el 2006, prosperó con importantes ingresos de la exportación de gas, que aunque nunca fue nacionalizado como se reclamó popularmente en la insurrección de octubre del 2003 (la llamada Agenda de Octubre), si se aumentaron los impuestos a las transnacionales que lo producen como Petrobrás, Repsol y otras. Pero estas transnacionales no invirtieron en nuevas exploraciones y bajó fuertemente la producción de gas a menos de la mitad, esto bajó mucho el nivel de dólares que ingresan al país.
Es decir, Evo Morales, con su ministro de economía que era el actual presidente Luis Arce, traicionaron la Agenda de octubre y terminaron acordando con las multinacionales y después también con la oligarquía terrateniente del oriente del país. Esto llevó a la crisis actual pues las riquezas naturales siguieron siendo saqueadas.
Pero además Bolivia fue aumentando sus importaciones de diesel y gasolina, que son subsidiadas por el Estado, en más del 50% de su valor, y que superan ampliamente en dólares al gas que se exporta. Además, otras exportaciones como las de soya y carne de la agroindustria casi no pagan impuestos y reciben un enorme subsidio estatal (se calcula en 1000 millones de dólares al año) en díesel para sus maquinarias, y además se llevan los dólares que ganan con la exportación. De igual forma ocurre con la minería, en especial con la minería del oro, supuestamente en manos de “cooperativas” que no pagan impuestos (exportan 3000 millones en oro y pagan impuestos por 60 millones) y son en realidad empresas privadas asociadas a transnacionales chinas y de otros países. Por otro lado, esta minería del oro está contaminando los ríos con mercurio.
Junto con esto hay un grave deterioro ambiental por los incendios de bosques que organiza la agroindustria del oriente y cada vez hay menos lluvias en todo el país. Las regiones agrícolas tradicionales con tierras que desde la revolución agraria de 1952 están cultivadas por campesinos indígenas, cada vez producen menos y muchos campesinos migran a las ciudades. Esto está produciendo un aumento de los precios de productos de alimentos básicos.
Hoy en Bolivia faltan dólares (ya hay precio de dólar oficial que es difícil o imposible conseguir y un dólar paralelo que vale 30% más), escasea la gasolina (se dice que mucha gasolina importada que se entrega con subsidio estatal a menos de 50 centavos de dólar el litro, sale de vuelta de contrabando para revenderse en más de un dólar en países vecinos).
Esto produjo inflación y una gran disminución de las reservas estatales en dólares. Según los informes del Banco Central, estas pasaron de US$15.122 millones en 2014 a US$1.796 millones en abril de 2024.
Por toda esta situación el gobierno está atacando conquistas obreras, como es el caso de las jubilaciones que se ven rebajadas y otras, y abandonando a su suerte a los campesinos pobres, sin obras de riego, con impuestos a los pequeños comerciantes, y sin resolver la escasez y aumento de alimentos y productos de primera necesidad.
La necesidad de una alternativa del pueblo trabajador
Ninguna de las corrientes políticas que se aprestan a una disputa electoral está planteando soluciones de fondo al servicio de las mayorías trabajadores urbanas y rurales, que más de un 70% viven de economía informal, pequeños campesinos, vendedores ambulantes o trabajos temporales sin derechos laborales.
Si se elimina el subsidio a la gasolina, que el Estado cada vez tiene menos para pagar, se triplicaría el precio interno y se dispararía la inflación. Esto hasta ahora no lo ha hecho el gobierno de Arce y trata de llegar hasta las elecciones sin hacerlo, porque causaría un estallido popular.
Por eso hacen falta soluciones de fondo a favor del pueblo trabajador, que ninguno de los bandos del MAS (de Arce o Evo Morales), ni menos la derecha opositora jamás llevarán a cabo, ni tampoco obviamente ningún golpista militar. Todos ellos al servicio de multinacionales y oligarcas.
Para eso se fundó el Partido de los Trabajadores en el 2013, impulsado por sectores de base mineros y de otros sindicatos, para romper con la traición del MAS y cumplir la Agenda de octubre expropiando a multinacionales y oligarcas. Pero la dirección de la COB lo traicionó y pactó burocráticamente con el MAS. Por eso el PT no pudo legalizarse.
Hoy la Central Obrera Boliviana está totalmente burocratizada y controlada por el gobierno, se niegan sus dirigentes desde hace muchos años a hacer ningún Congreso. Y por eso, pese al descontento de sus bases, no se toma ninguna medida de lucha.
Pero desde Alternativa Revolucionaria del Pueblo Trabajador (ARPT), de la UIT-CI, fuimos parte fundadora del PT y junto a otros grupos. Y hoy, con compañeros y compañeras dirigentes regionales, entre ellos Gualberto Arenas, electo en el II Congreso fundacional del 2013 como representante nacional campesino y Humberto Balderrama, también electo como representante nacional estudiantil, mantuvimos el PT y hoy planteamos su reconstrucción, como una gran necesidad popular, siendo parte de la unidad con grupos de trabajadores urbanos y campesinos, y de estudiantes, que están buscando una alternativa política independiente de las fracciones del MAS y de los grupos de derecha.
Esta alternativa tiene también que luchar por recuperar la COB y los sindicatos de manos de burócratas corruptos, para una lucha por un cambio de fondo en el país, por un verdadero socialismo que significa en primer lugar cumplir la Agenda de Otubre y por un gobierno del pueblo trabajador de la ciudad y el campo.