Por Ezequiel Peressini (*)
28/06/2024. A 5 meses de las elecciones generales, el muy anciano Joe Biden trató de esconder su complicidad con el genocidio que Netanyahu ejecuta sobre Palestina y su responsabilidad en que el pueblo trabajador de los Estados Unidos viva cada vez peor. El brabucón ultraderechista, racista y misógino Donald Trump insiste en su plan reaccionario para restaurar la hegemonía imperialista de los Estados Unidos. Trump y Biden solo son expresiones seniles de la crisis de dominación del imperialismo norteamericano.
El debate organizado por la cadena internacional CNN fue un papelón mundial. A cinco meses de las elecciones generales la crisis de dominación del régimen imperialista demostró ante los ojos del mundo un nivel de descomposición sin precedentes.
Mientras se desarrolló el debate presidencial, se acumulan cerca de 40.000 palestinos asesinados por las armas yanquis en manos del Estado de Israel y el Gobierno de Netanyahu desde el comienzo de la guerra. 820 millones de personas (el 10% de la población mundial) pasan hambre y 600 millones viven en regiones del mundo que se encuentran fuera del “nicho ecológico” saludable y en condiciones climáticas preocupantes producto de la destrucción y el saqueo capitalista. Pero, los candidatos a jefes del imperialismo norteamericano hacían el ridículo televisado al invitarse mutuamente a competir una partida de golf y ver quien tiene el mejor hándicap, para resolver así, cuál de los dos estaba en mejores condiciones físicas y cognitivas para gobernar el país.
Los más de 334 millones de personas que habitan los Estados Unidos, vieron como los candidatos momificados del Partido Demócrata y el Partido republicano, se tiraron la pelota uno con otro para esconder sus responsabilidades por el grave costo social que el imperialismo le está haciendo pagar a los trabajadores, a la juventud, a las mujeres y en particular a la comunidad negra, hispana y migrante.
El “debate económico” mucho circo y poco pan
Desde la crisis del 2008 y el fracaso de la políticas de rescates empresariales impulsadas por Barack Obama, quien dilapidó 5 billones de dólares para darle liquides a grandes empresas y bancos, los Estados Unidos vive una grave crisis económica de la que –a pesar de mejorar relativamente algunos indicadores- aun no puede salir. Pasaron los 2 gobiernos demócratas de Obama, 4 años del republicano Trump y 4 años Biden y el pueblo trabajador paga la fiesta de los capitalistas y multimillonarios con una mayor desigualdad económica y social por la que, según Human Rigth Watch, el 10 % de los que más ganan acapara casi la mitad de todos los ingresos y el 50 por ciento inferior obtiene solo el 13 por ciento.
Hoy, a pesar de que la desocupación se ubicó cerca de en un 4%, los bajos salarios y la precarización laboral característica de los 800.000 nuevos de trabajo que Biden se adjudicó, provocan que 41 millones de personas (el 12,4% de la población) gane menos de 26.000 dólares al año y caiga si en la pobreza o este muy cerca de hacerlo. La crisis de vivienda no para de crecer y cada vez más personas viven en las calles, en casas precarias o bajo los puentes de las grandes ciudades. Solo en el Estado de California, 172.000 personas viven en la calle por el altísimo costo de la vivienda. La crisis social se agrava en un país donde 28 millones de trabajadores estadounidenses se encuentran sin seguro médico.
Las momias-candidatos debatían entre ellos cuál de los dos había sido el peor gobierno de la historia. Para el pueblo trabajador la respuesta es clara: ¡Ambos son el peor gobierno de la historia de los Estados Unidos! Y hacen mucho circo para esconder la falta del pan.
Ucrania y Palestina. Putin y Netanyahu. ¡Todos contra el pueblo palestino!
Biden defendió su política de buscar un fortalecimiento de la OTAN bajo la recurrente mentira imperialista de la defensa de los derechos humanos en Ucrania, Polonia y Bielorrusia; países “bajo riesgo de la política expansionista de Putin”. Trump, se mostró amistoso con Putin diciendo que había conversado con él y que él había invadido Ucrania por la vergonzante retirada de Biden de Afganistán que transformó a los Estados Unidos en “un país tercermundista” al que nadie respeta.
Más allá de que Putin aprovechó las grietas abiertas por la crisis militar y de dominación yanqui y que Biden busca fortalecer a la OTAN y que ambos dijeron estar contra de la avanzada Rusa, tanto Biden como Trump esconden que, al comienzo de la guerra, buscaron la rendición de Ucrania junto a la UE y la iglesia católica. Solo la resistencia del pueblo ucraniano paró la invasión Rusa. Biden y Trump quieren aprovechar ese triunfo relativo de las masas para paralizar la movilización y la independencia de Ucrania. Su objetivo es disputar una mayor cuota de semicolonización con Rusia en medio de la crisis abierta por la guerra en Europa. Para esto, cuentan con el apoyo de Zelenzky que busca refugio en la UE y bajo las barras de la bandera norteamericana.
Los acampes en las universidades, las movilizaciones en apoyo al pueblo palestino y el creciente repudio popular al genocidio Israelí en gaza, provocaron un mayor aislamiento de Netanyahu que tras 9 meses de masacre constante no logra aun derrotar a la heroica resistencia. Esto ha golpeado fuertemente al Gobierno de Biden. Según las encuestas (ver Gallup), desde noviembre de 2023 a marzo de 2024, quienes aprueban la guerra son cada vez menos, pasando del 50% al 36% y quienes rechazan la guerra son cada vez más, pasando desde el 45% al 55% de la población.
Ante esta situación, Biden busca desmarcarse de Netanyahu para parar la perdida de simpatizantes, presentó una hipócrita propuesta de tregua y retacea él envió de bombas de alto tonelaje. En el debate insistió con la mentira de que Israel la aceptó su propuesta de alto el fuego y esconde que su gendarme en medio oriente todavía bombardea campos de refugiados. Biden se puso la camiseta de Israel y afirmó que hay que “eliminar a Hamas como hicieron con Bin Laden con cuidado de no matar inocentes”. Trump aprovechó la tibieza para denunciar que “Biden se está trasformando en palestino” y nunca respondió ante la pregunta sobre si reconocería el estado palestino demostrando que Trump apoya la política colonialista de Netanyahu, y el exterminio de todo el pueblo palestino. La utópica y reaccionaria política de los dos Estados ha fracasado y ha quedado olvidada en los cajones del olvido del imperialismo senil mientras todos juegan en contra del heroico pueblo palestino.
¡A fortalecer las luchas obreras y juveniles para construir una alternativa de izquierda por fuera del partido demócrata!
El debate desnudó que ni Trump, ni Biden son alternativa para el pueblo trabajador. Sus candidaturas no son más que las marionetas con las que el decadente capitalismo imperialista busca tratar de resolver la crisis capitalista, con ese objetivo ambos candidatos seguirán golpeando al pueblo trabajador dentro y fuera de los Estados Unidos.
Seguramente millones de luchadoras y luchadores jóvenes y trabajadores vieron el debate y se preguntaran ¿Podemos enfrentar al peligroso ultraderechista Donald Trump votando y acompañado a Joe Biden? La respuesta es la misma que a la pregunta: ¿Podemos ayudar al pueblo palestino y su resistencia apoyando a Biden? La respuesta vuelve a ser negativa.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional llamamos a las trabajadoras y trabajadores que se juegan en las luchas obreras y sindicales la búsqueda de una salida a la crisis social y a la juventud que lucha en defensa del pueblo palestino a no votar a ninguno de los dos candidatos que en este debate demostraron ser nuestros enemigos. Llamamos a las organizaciones políticas de izquierda, a las nuevas direcciones sindicales en lucha, que desde hace años buscan hacerse lugar en medio de un régimen opresor y reaccionario, a construir una alternativa de izquierda independiente por fuera del Partido Demócrata que de manera senil es y será garante de más guerras, hambre y miseria capitalista en todo mundo.
(*) Ezequiel Peressini, dirigente de Izquierda Socialista, sección argentina de la UIT-CI. Fue legislador del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en la provincia de Córdoba en el periodo 2015 a 2019.