Por Izquierda Socialista, sección argentina de la UIT-CI
Se acaba de protagonizar otra movilización histórica en defensa de la universidad pública, que copó masivamente las calles del centro porteño y de las principales plazas del país. Desde Tierra del Fuego a Jujuy, más de un millón de personas se expresaron contra la política antieducativa de Javier Milei y su veto a la Ley de Financiamiento Universitario, recordando el masivo 23 de abril que ya lo había golpeado duramente.
No cabe duda que detrás de este masivo movimiento en defensa de la universidad pública, se coló también el enorme malestar por la inflación, los bajos salarios, la pobreza creciente y el derrumbe de las expectativas, provocando otro duro revés al plan motosierra y represivo de Milei, los gobernadores y el FMI.
La semana pasada se conocieron datos impactantes del Indec. La pobreza creció al 52,9% y la indigencia al 18,1%, donde el 66% de los menores de catorce años se hunden en la miseria. Una verdadera catástrofe social. En ese contexto, resultó obscena la imagen de Milei y su hermana Karina (con su nuevo perro) fotografiándose en la Casa de Gobierno con Susana Giménez, en el mismo momento en que se daban a conocer estas cifras. Otro capítulo provocador que se suma a la foto del presidente festejando el veto a los jubilados con un asado en Olivos.
Nada de esto es gratis. Las encuestas de los más diversos orígenes coinciden en que está bajando aceleradamente la imagen presidencial y que crece la bronca contra el ajuste. Una señal ya había sido el “apagón” a la cadena nacional del domingo en que Milei presentó el Presupuesto 2025 en el Congreso. Luego se dio el deslucido y minúsculo acto en el anfiteatro de Parque Lezama, donde apenas pudo reunir a 3.000 personas, muchas de ellas traídas en colectivos alquilados al mejor estilo de la casta, mostrando un claro fracaso del lanzamiento de La Libertad Avanza como partido nacional.
O Milei no registra el crecimiento de la bronca (aunque es imposible porque lo dicen todas las encuestas) o quizás siga confiando en que sus mentiras la puedan contrarrestar. Como por ejemplo, decir que la marcha de este 2 de octubre “fue política” y que las y los estudiantes se dejaron llevar como marionetas de la mano de políticos de la oposición patronal. Un claro despiste de alguien que apuesta a que con un discurso grotesco, misógino y autoritario, criticando al periodismo o a la remanida “casta”, le puede dar resultados. Por eso miles empiezan a decir públicamente que se arrepienten de haberlo votado.
A tal punto llega el delirio de Milei que en el comunicado que sacó despotricando la marcha habla de que Cristina Kirchner, Martín Lousteau, Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió quieren conformar un “frente de izquierda populista” para obstruir su plan económico. Desopilante.
Probablemente Milei crea que pueda repetir, en el Congreso, con la complicidad de los “87 héroes”, el veto a la Ley de Financiamiento Universitario. Pero hay que ver si es así. O que la tregua que le están brindando los burócratas sindicales de la CGT podrá seguir pavimentando una colaboración sólida de “gobernabilidad” para llevar su brutal plan motosierra hasta el final. Pero a pesar de todo esto, la movilización de este miércoles 2 fue extraordinaria en todo el país. Esa es la pura realidad. Las encuestas y el malhumor social, que tanto incomodan al león libertario, por primera vez lo empiezan a señalar como el responsable de los males actuales.
La multitud en las calles de este miércoles vuelve a reeditar la película que se vivió en el primer semestre, donde millones ganamos las calles enfrentando el DNU y la Ley Ómnibus que al final terminó cayendo. Ese es el camino a retomar. Por eso es tan repudiable que después del exitoso segundo paro general del 9 de mayo, la CGT haya entrado en una tregua con el gobierno, negociando la reglamentación de la reforma laboral, con la pérfida política de hacer creer que el gobierno debe escuchar y cambiar. La reunión de la CGT de este lunes con el gobierno abona en ese sentido. A tal punto que el burócrata Fernández de la UTA dijo que él “estaba en contra” del posible paro del transporte anunciado para el próximo 17 de octubre.
Las y los trabajadores necesitan otra cosa. Así lo están entendiendo las y los jubilados que se siguen movilizando los miércoles; las y los trabajadores de Aerolíneas que protagonizan una dura pulseada por el salario y contra la privatización; el personal del Hospital Garrahan que con sus paros contundentes arrancó un bono de 500 mil pesos; la docencia que está revelada en algunas provincias, como en La Rioja, entre otras luchas en curso, coronadas por la tremenda movilización universitaria.
Apoyar esas luchas y coordinarlas es clave para que triunfen. En primer lugar, mantener una movilización permanente contra el veto de Milei para lograr que el Congreso ratifique el proyecto de Financiamiento Universitario. Y desde cada lucha, repudiar la tregua de la CGT, exigiendo que junto a las CTA convoquen a un nuevo paro general y a un plan de lucha nacional para frenar y derrotar el plan motosierra de Milei. Tarea que para Izquierda Socialista va unida a la pelea por imponer otro plan económico, obrero y popular, que parte del no pago de la deuda externa. Llamando para todo ello a fortalecer al Frente de Izquierda Unidad, la única alternativa política para las y los trabajadores y la juventud, contra Milei y todos los que nos vinieron gobernando hasta ahora.