Ponencia de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI en el Panel Inaugural del III Evento Internacional León Trotsky realizado entre los días 22 y 26 de octubre de 2024, del cual también participaron Christian Castillo (PTS), Gabriel Solano (PO), entre otros.
Lenin sigue siendo, después de los genios de Carlos Marx y Federico Engels, una de las más grandes figuras del marxismo y del socialismo revolucionario, junto con León Trotsky. Elaboró cientos de libros o artículos; sus obras completas abarcan 54 tomos. Pero Lenin no fue un intelectual sino un militante socialista revolucionario.
Sus aportes teóricos y políticos siguen vigentes. ¿Pero cuales podemos definir como los más importantes? Desde ya está su elaboración sobre el imperialismo. Pero para nosotros, podríamos sintetizarlo con las palabras propias de Lenin en dos “principios” fundamentales. 1) que para los revolucionarios la primera tarea es impulsar la lucha de clases con el objetivo de que la clase trabajadora tome el poder político, y avance al socialismo; 2) Organizar un partido obrero revolucionario que se proponga esa tarea. Nosotros lo tomamos como nuestras dos estrategias permanentes. Esto puede sonar a nada nuevo.
Pero hay que tomar en cuenta que esto Lenin lo escribió, con toda claridad en una nota de 1899, que está en el tomo 4 de los 54 de sus Obras Completas. Y que lo escribió siendo parte del Partido Socialdemócrata ruso, que era integrante de la Segunda Internacional, que ya tenía distintas alas que, en su mayoría no compartían estas dos definiciones. Lenin, ya a fin del siglo 19 tuvo la brillantez de empezar a encabezar el ala revolucionaria de una socialdemocracia que ya comenzaba a apuntar hacia el reformismo, hacia el parlamentarismo, etc. Era la época aún de auge capitalista y de las concesiones a los grandes partidos socialistas europeos.
Lenin peleaba por actualizar y dar continuidad a Marx y Engels y a los principios del Manifiesto Comunista que ya planteaban esos dos objetivos que el ala mayoritaria de la Segunda Internacional empieza a abandonar. Lenin continua su batalla, era su obsesión. Esta batalla estalla primero en 1902 cuando Lenin plantea su programa y el tipo de partido revolucionario en el congreso del partido socialdemócrata ruso. Textos que luego tomaría forma de libro conocido históricamente como el ¿Que hacer? El ala reformista rechaza el concepto de un partido para la acción revolucionaria y de militantes. Se los denominó los mencheviques.
En esa oportunidad Trotsky no va a acompañar a Lenin en la concepción del partido. Pero sin apoyar a los mencheviques. Recién comprenderá la necesidad del partido revolucionario y se va sumar al partido en 1917 en las vísperas de la revolución. Desde entonces, como dijera Lenin, pasará ser “el mejor Bolchevique”. Desde ese momento la hermandad revolucionaria entre Lenin y Trotski no se va a separar más. Solo ante la muerte de Lenin en 1924. Trotsky tomará el legado de Lenin para seguir la pelea central de esos dos principios: Impulsar la movilización revolucionaria y el partido para la acción para tomar el poder e impulsar el socialismo mundial.
Desde 1914 se da otro hito en la pelea de Lenin por la dirección revolucionaria. Hasta el estallido de la Primera guerra imperialista, Lenin y su fracción rusa, el partido Bolchevique, siguió actuando en la Segunda Internacional. Y eso va a culminar en 1914 con la ruptura definitiva por el salto a la traición de las direcciones de los partidos socialistas que apoyan a sus burguesías para avalar una guerra inter imperialista. Una carnicería, que los llevó a defender a sus burguesías y a sus intereses y enfrentar militarmente a la clase obrera y a los pueblos de cada país en una guerra devastadora.
Eso fue una traición total, La mayoría de la conducción de la Segunda Internacional cruzó la línea de clase. Lenin lo definió como la bancarrota de la Segunda Internacional, por su ruptura con el internacionalismo.
Así Lenin suma a su legado la defensa de ese principio esencial del marxismo que es el Internacionalismo.
Por eso en el año 1915, Lenin con otros revolucionarios, que estaban contra la guerra y eran una minoría, hicieron una reunión en Zimmerwald, en Suiza. Eran muy pocos. entre ellos Trotsky, que aún no era integrante del partido bolchevique. Se decía que todos los internacionalistas cabían en dos autos en el viaje de Berna a este pueblo para hacer la reunión
Este fue un poco el embrión de lo que sería después la Tercera Internacional que se va a fundar en 1919, después del triunfo de la Revolución Rusa.
Lenin y Trotsky encabezarán, desde la conducción del Partido Bolchevique, la primera revolución socialista triunfante en octubre de 1917 en Rusia, que expropia a la burguesía, que aplica la democracia obrera basada en los soviets. consejos, de obreros, campesinos y soldados. Luego seguirán juntos enfrentado la incipiente burocracia encabezada por el ala oportunista de Stalin. Lamentablemente después, de la mano de Stalin, ganó la burocracia. El partido con centralismo democrático se va a transformar en un centralismo burocrático.
Con la dictadura de Stalin se distorsionó la construcción de lo que fue el partido para Lenin. Se hace una caricatura de Lenin.
En los últimos años de su vida Lenin daría lo que muchos llamaron “el último combate de Lenin” junto a Trotsky. Hay un buen libro del autor Moshé Lewin que se llama así. Los últimos años de la vida de Lenin son muy importantes, aunque están continuamente interrumpidos por su grave enfermedad. La muerte de Lenin en enero de 1924 debilitó esa pelea,
León Trotsky batalló para darle continuidad al marxismo y a la lucha de Lenin. Fundando la Cuarta Internacional en 1938 y elaborando el Programa de Transición. Trotsky nunca se desvió del legado de enfrentar a la burguesía, la independencia de clase, y construir partidos y una Internacional. Por eso Trotsky escribió que la “Crisis de la humanidad es la crisis de la dirección revolucionaria”. Sostenía que las derrotas sufridas en aquellas décadas por la clase obrera eran debido a las fallas en la conducción. Bautizó a Stalin como “el gran organizador de derrotas”.
Hubo importantes figuras del marxismo que no comprendieron o no acordaron con los dos principios de Lenin, sintetizadas en la necesidad de construir un partido revolucionario. Ellas fueron Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci. Para la gran revolucionaria alemana el centro era el rol de la clase obrera y las masas. Para ella la movilización de las masas era el todo. El partido no era vital. Desconocía el concepto de Lenin y Trotsky que sin partido no hay revolución socialista victoriosa. Hoy en día muchas corrientes revolucionarias, entre ellos el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), resaltan el rol político de Gramsci, el revolucionario italiano que murió en 1937 en las cárceles de Mussolini. Pero muchas veces se minimizan sus puntos débiles. Que justamente están relacionados con las concepciones de Lenin sobre el carácter y papel del partido. Gramcsi nunca vio la necesidad de formar otro partido diferente del Partido Comunista orientado por los estalinistas. Y adhería a la concepción del “socialismo en un solo país” de Stalin. Aunque es justo reconocer que no apoyó los métodos burocráticos de Stalin.
Es un hecho que han pasado 100 años de la muerte de Lenin y no se ha repetido un triunfo revolucionario como el de octubre de 1917. ¿Cuál es la causa? ¿No va más la lucha por el poder obrero y popular? ¿Es utópico luchar por gobiernos de las y los Trabajadores y el socialismo? El problema es la subsistencia de los aparatos reformistas y la no superación aún de la crisis de dirección revolucionaria.
Este es el debate central de la izquierda mundial y de todas y todos los luchadores. Hay muchos que dicen que el problema es la falta de protagonismo de la clase obrera o su atraso en la conciencia. Esos problemas existen como existieron en la misma revolución rusa del 17 (un país esencialmente campesino, con una minúscula clase obrera). Otros dicen que la causa es que no hay revoluciones. No, es así. El problema es la falta de una dirección revolucionaria.
Hay y hubo importantes revoluciones como, por ejemplo, las revoluciones del 2011 en el Norte de Africa y Medio Oriente que derribaron dictadoras de más de 30 años. O el proceso revolucionario de las mujeres en Irán en 2022. O las grandes rebeliones populares de Chile, de Colombia, de Sri Lanka, de Bangladesh, Tampoco a la clase obrera le falta protagonismo. Basta recordar las grandes huelgas obreras de Francia, del Reino Unido, de Grecia. Este año en Estados Unidos, la gran huelga obrera triunfante de los portuarios y últimamente la huelga en Boing, En Argentina hubo este año dos huelgas generales y ahora la rebelión estudiantil contra el facho de Milei. Las masas siguen luchando. Como la heroica resistencia del pueblo palestino en Gaza, apoyada por un movimiento mundial que recuerda al de la guerra de Vietnam. Lo que sigue faltando son los partidos socialistas revolucionarios que encabecen esas luchas y se pueda avanzar hacia la conquista de un gobierno obrero y popular. Eso es lo que tenemos que discutir y encarar la izquierda trotskista.
En el siglo XXI estamos en debates parecidos a los del sigloXX. ¿Por qué no hubo un “octubre” en la Alemania de 1918-19, con la fuerza que tuvo la movilización de la clase obrera alemana y sus poderosos soviets? ¿Porque no hubo un “octubre” en la Italia de 1920, donde el proletariado tomaba masivamente las fábricas y se organizaba en los consejos obreros? No hubo “octubre” en Alemania e Italia de entonces, por la ausencia de fuertes partidos revolucionarios, del tipo bolchevique leninista.
Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI, como parte de la izquierda trotskista mundial, consideramos que la pelea por esos “dos principios” que nos legó Lenin, y también Trotsky, estas dos estrategias permanentes de la época imperialista, siguen vigentes para lograr nuevos octubres en el siglo XXI.
Se ha confirmado el fracaso del neo reformismo y de los gobiernos de conciliación de clase, que en nombre de un falso socialismo gobiernan contra la clase obrera, contra las mujeres y contra los sectores oprimidos. En Europa, por ejemplo, con el fracaso de Syriza en Grecia. En Latinoamérica en Argentina, con el peronismo; el desastre hecho por Chávez y Maduro en Venezuela; Daniel Ortega en Nicaragua, El PC en Cuba. O los gobiernos de Lula y el PT en Brasil.
Esta centroizquierda, luego le echa la culpa a la gente del surgimiento de la ultraderecha. Dicen que la gente “no entiende nada”. No, no, la culpa la tienen ellos de que crezcan los Bolsonaro o Milei. Por gobernar para la patronal en nombre de la izquierda.
Para Izquierda Socialista y la UIT-CI la gran tarea es luchar por construir esa nueva dirección revolucionaria siguiendo los criterios de Lenin y Trotsky.
Nuestra corriente fundada por Nahuel Moreno lleva décadas y sigue luchando por la necesidad de unir a los revolucionarios, no unir a cualquiera, sino a los revolucionarios. Ahora, para eso hay que combatir tanto al oportunismo como al sectarismo auto proclamatorio, que lamentablemente existe mucho en el FIT-U.
El FIT-U es una conquista inmensa, no existe en el mundo la influencia que tiene el trotskismo en Argentina. Y no se mide solo por la imagen muy positiva de Myriam Bregman, ni por lo electoral, sino que se mide por ser la única izquierda que está en la clase obrera y el movimiento estudiantil luchando en la perspectiva de lograr un gobierno de las y los trabajadores.
El FIT-U es un gran avance unitario, pero tiene muchas limitaciones. En este evento, por ejemplo, el compañero Cristhian Castillo del PTS, nos habló de la necesidad de impulsar consejos obreros y populares, los soviets en Argentina. Apoyaríamos hacer un buen trabajo de propaganda sobre futuros consejos obreros y populares. Pero hay un problema con el PTS. Hablan de impulsar consejos obreros o soviets, pero muchas veces con el PTS no nos podemos poner de acuerdo en cosas como en una lista sindical antiburocrática o mantener la Coordinadora del Plenario del Sindicalismo Combativo, porque los compañeros han abandonado el Plenario del Sindicalismo Combativo como también lo abandonó el Partido Obrero (PO), que serían variantes de frente único obrero que tanto mencionan. Pero proponen soviets y sucede que en las elecciones estudiantiles de la Universidad de Buenos Aires (UBA) el PTS dividió al FIT-U, haciendo su propia lista e hizo retroceder a la izquierda trotskista en Ciencias Exactas y en otras facultades, haciendo la campaña de que son “el partido de Myriam Bregman”. Entonces es importante reflexionar sobre todo esto.
Nosotros seguimos creyendo en eso que escribió Lenin en 1899 y lo practicó, dió la vida y luchó, por movilizar a las masas y construir un partido. Porque en Argentina necesitamos, y en el mundo, necesitamos grandes partidos revolucionarios. Porque no es con el PTS solo, no es solo con el Partido Obrero, no es solo con Izquierda Socialista, que va a surgir esa dirección revolucionaria. Tenemos que barajar que el Frente de Izquierda sea más que un frente electoral, eso es lo que está en discusión.
Porque efectivamente a 100 años de la muerte de Lenin y 84 del asesinato de Trotsky, está planteado en Argentina y el mundo seguir luchando por el socialismo mundial con democracia para la clase obrera y los sectores populares.
Hay que seguir avanzando. Porque necesitamos construir partidos revolucionarios en Argentina y el mundo en base a un programa de lucha por el poder obrero y popular y el Socialismo con democracia para las y los trabajadores.
A 100 años de la muerte de Lenin y a 84 del asesinato de Trotsky seguimos diciendo que sus legados están más vigentes que nunca. En plena crisis del capitalismo imperialista, desde Izquierda Socialista y la UIT-CI continuamos luchando y creyendo que solo un Socialismo mundial con democracia para el pueblo trabajador es la única solución a los desastres sociales y ambientales que vive la humanidad.