Ponencia presentada por José Castillo (Economista, UBA-IEALC, dirigente de Izquierda Socialista) en la mesa de debate “Trotsky y la situación política mundial” del III Evento Internacional León Trotsky realizado entre los días 22 y 26 de octubre de 2024
Introducción: Es muy importante que podamos precisar acuerdos y diferencias en nuestras elaboraciones sobre la situación mundial. Hagamos un esfuerzo, más allá de las denominaciones concretas que le demos a cada uno de los fenómenos a analizar.
Primero: nosotros, desde la Unidad Internacional de las y los Trabajadores Cuarta Internacional, caracterizamos la presente crisis del capitalismo imperialista, la que se abrió a partir de 2007/2008 como la más grande de la historia. Superior a la del ´30.
Por su duración, porque forma parte a la vez de una crisis más larga, la crisis crónica de la economía mundial que ya lleva más de medio siglo. Porque, comenzando como una crisis aguda especulativa, con epicentro en Estados Unidos, se expandió por todo el planeta. Pero luego encadenó con otra crisis, la que surgió con la pandemia del Covid, la posterior con la reaparición de la estanflación, las guerras, como la de la invasión a Ucrania o la agudización en Palestina, la crisis ambiental, que pone en riesgo la mera supervivencia humana en el planeta.
Pero además porque incluye otro elemento, que también existía previamente al 2007/2008, pero se sigue agudizando: la crisis económica, política y militar del imperialismo yanqui. Que también es previa, recordemos en que terminó la ofensiva yanqui tras las Torres Gemelas: Estados Unidos se terminó empantanando y tuvo que salir de Irak y Afganistán. La expresión de la actual elección yanqui es un punto gráfico de esa crisis.
¿Qué sucede entonces? Que hay un enorme desorden mundial y una polarización extrema.
- Ahora vamos a lo concreto. ¿Porqué el capitalismo-imperialista no logra resolver sus crisis? Porque desde que se abrió la crisis crónica, a fines de los sesenta-principios de los setenta. Y seamos marxistas en el análisis, hablamos del fin del boom de la posguerra, del ascenso de masas de ese entonces, de la caída de la tasa de ganancia de las ramas más importantes de la economía capitalista. El capitalismo imperialista viene intentando resolverlo, con un programa de guerra contra la clase trabajadora y los pueblos del mundo. Una auténtica contrarrevolución económica permanente. Por muchos motivos no nos gusta la expresión “neoliberalismo”, pero no importa, nos entendemos, es eso.
Pero, y aquí sí tenemos una diferencia, compañeras y compañeros del PTS, del Nuevo Mas, no pudieron. No pudieron imponer plenamente ese programa. No pudieron derrotar a la clase trabajadora y a los pueblos del mundo. Las resistencias, las luchas, fueron impresionantes. No pudieron, a pesar nada más y nada menos que de la restauración capitalista. ¿Qué querían? ¿Qué necesitaban? Una clase trabajadora planetaria superexplotada al nivel de lo que fue durante décadas China, o aún es hoy partes importantes del sudeste asiático. Ahí lo lograron, en el resto no.
Lamentablemente se perdieron las conquistas de los Estados Obreros, pero eso sucedió en medio de tremendas revoluciones contra la burocracia stalinista. Por eso los resultados contradictorios: parte del programa de esa contrarrevolución era la semicolonización de esos estados. Y le salieron dos países imperialistas, China y Rusia. Capitalistas, plenamente restaurados, para nosotros no hay duda, por eso no entendemos, o mejor dicho creemos que es un error grave de caracterización todavía plantear que no es así, como hace el Partido Obrero.
Pero volvamos, porque sigue y se profundiza el desorden mundial, la crisis. Y va a ser cada vez peor. Porque, y entendemos que en esto no hay debate, estamos de acuerdo, porque seguimos en medio de la época imperialista, de decadencia del capitalismo, de estancamiento de las fuerzas productivas. Marquemos a fuego si estamos de acuerdo con esta definición trotskista, porque en esto vemos una deriva mandelista en el PTS.
Sigamos. ¿Cómo caracterizamos la etapa que se abrió post caída del muro? Para nosotros hubo y hay montones de luchas, de todo tipo y color. Con centralidad de la clase obrera, sin centralidad de la clase obrera, huelgas, insurrecciones que tiraron gobiernos, auténticas revoluciones democráticas, como la del movimiento de mujeres y disidencias, la emergencia de gigantescos movimientos de masas, como el de la lucha ambiental. ¿Derrota? ¿No pasó nada? ¿Desde Chiapas para acá?
El capitalismo imperialista vive ajustando, planteando planes de ajuste y saqueo. Y las masas reaccionan y luchan. A veces ganan, y logran frenar parcialmente, a veces pierden. Pasa de todo. Ahora, hay una característica: una auténtica rebelión desde las bases. Se cayeron las viejas direcciones, que traicionaron y enchalecaron por décadas al movimiento obrero y a los pueblos del mundo, empezando por el stalinismo, el aparato contrarrevolucionario más grande del planeta. Se cayó. La socialdemocracia, los movimientos nacionalistas burgueses, o tenemos que explicar que era el peronismo de Perón para la clase obrera argentina.
Surgieron nuevas direcciones reformistas, mucho más débiles, que duran mucho menos, zapatistas, chavismo, Evo, kirchnerismo, o Podemos, Syriza. Se hunden rápido. Surgen justamente producto de estos ascensos y se hunden rápido, implementado el ajuste.
En este desorden, en esta polarización creciente. Pasa de todo. Por supuesto, también surge la ultraderecha, y hay que saber enfrentarla, tenemos un acervo programático único en el trotskismo para hacerlo. Contra los fachos, todos juntos, con el diablo y con la abuela del diablo, decía Trotski. A veces nos olvidamos de estas verdades elementales. Declamamos hipotéticos frentes únicos, y entre nosotros no nos podemos poner de acuerdo para armar una lista estudiantil, ni hablemos potenciar unitariamente el sindicalismo combativo. Y, sí, son las taras del sectarismo, una enfermedad del trotskismo, de décadas de aislamiento. Que nosotros, en Argentina, superamos un poquito, somos más adultos, tenemos el Frente de Izquierda. Pero nos falta todo lo demás.
Decíamos que hay luchas de todo tipo. Últimos años: ¿luchas obreras quieren? Europa está llena, Francia el año pasado, ahora Estados Unidos. ¿Luchas populares ante gobiernos de ultraderecha? Mirémonos nosotros mismos, Argentina 2024.
Sin duda, hay mesas específicas, pero no podemos dejar de decir que el centro, el punto más álgido de la lucha de clases mundial, es Medio Oriente. Y ahí tenemos todo concentrado: un gobierno sionista de ultraderecha, que lleva adelante un genocidio. Un gobierno yanqui que lo apoya, porque es su portaaviones en la región, pero que no sabe como ordenar y equilibrar. Se cae, casi que absolutamente, la salida de los dos estados. Y no pueden derrotar al pueblo palestino. Y el aislamiento internacional de Israel es histórico. Y surgió un movimiento de masas mundial, solo asemejable al contra la guerra del Vietnam. Esa es la foto del mundo hoy, la resistencia palestina. No profundizo porque hubo mesas específicas y es uno de los puntos en que acá tal vez tengamos mayor acuerdo.
Entonces vamos al último punto, el más importante. El capitalismo imperialista sigue engendrando miseria, marginación social, saqueo, crisis ambiental, genocidios, guerras. Eso es lo que tiene para ofrecerle a la humanidad. En medio de su propia crisis. Con un imperialismo decadente, pero hegemónico, el yanqui, y otros que le disputan pedacitos.
Analizar la realidad dialécticamente, no aristotélicamente, es ver la dinámica, pero también cada momento. Es saber usar el capital programático que tenemos, del marxismo revolucionario, de los 4 primeros congresos de la Internacional Comunista, de Trotsky, de la IV. No disolver lo particular en lo general. Hay una guerra en Europa. Un país pequeño, agredido por una potencia imperialista, invadido. ¿De qué lado estamos? ¿Su dirección es apoyada por la OTAN? ¿Dé que lado estuvimos en cuando Japón invadió China en los 30? la China de Chiang Kai Shek, apoyada por Estados Unidos, por Gran Bretaña. Los republicanos españoles, ¿acaso no le pedían armas a las potencias imperialistas que se decían democráticas y las denunciaban porque no se las daban? Hoy no hay una Tercera guerra mundial. Si mañana la guerra rusa-ucraniana muta a guerra abierta entre la Otan y Rusia, cambiaremos de posición. Desde Marx y Engels en la guerra franco-prusiana tenemos experiencia programática al respecto. Pero confundir causas justas, con direcciones traidoras, es grave. Ya la izquierda mundial, y una parte importante del trotskismo, hizo un aberrante silencio de neutralidad contra el genocidio con el que en Siria se ahogó en sangre la revolución hace apenas una década.
CIERRE: pero somos troscos, y tenemos que ir al centro del problema. La frase más importante de Trotsky, lo más estratégico: la crisis de dirección revolucionaria. Por eso sigue el capitalismo, por eso no hay una nueva revolución de octubre triunfante.
Las masas van a seguir luchando, van a seguir hasta tirando gobiernos. Estemos o no estemos los troscos. En eso no hay ningún problema de subjetividad obrera, o de centralidad obrera. Compañeras, compañeros: somos troscos, no gramscianos. La crisis de dirección es la existencia de direcciones contrarrevolucionarias, que traicionan a las masas. Los griegos, tenían un problema de subjetividad, acaso no votaron masivamente contra en aquel plesbicito de 2015 contra el ajuste de la Unión Europea. ¿y que pasó? Tsipras y Syriza los traicionaron. En Perú, votaron por un candidato que se definía marxista leninista. Y los traicionó. En Chile, voló por el aire todo, ganó la izquierda, ganó Boric. Y traicionó.
Es, entonces, un problema de construir la dirección revolucionaria, partidos nacionales y la internacional. ¿Viene difícil? ¿Viene lento? Sí, por supuesto. Por supuesto, con la nueva vanguardia que surge hay que discutir. Y ahí está el balance del siglo XX, y discutir que es el socialismo.
Y nosotros tenemos un gran desafío. Porque en la Argentina el trotskismo es la izquierda mayoritaria. Porque existe el Frente de Izquierda. Porque somos un actor político que existimos. El trotskismo en la inmensa mayoría del resto del mundo no está en esa situación.
¿Qué hacemos? Nosotros decimos: unidad de los que luchan. Apoyemos unitariamente todas las luchas, para que ganen. Creemos organismos unitarios, coordinemos. No dejemos las luchas aisladas, fortalezcamos entre todos los organismos que ganamos. Basta de sectarismo. Unidad del sindicalismo combativo. Fortalezcamos y desarrollemos el FIT en las luchas.
Y en otro nivel, unidad de los revolucionarios. No pongamos el carro delante del caballo. Partido único del FIT, no sé. Partidos de tendencias sí o no. Puede ser. Todos los presentes estamos en algunos casos en algunos países y en otros no.
Unidad con quienes vienen de otras tradiciones. Sí, claro. Miren, 10 puntos. Les resumo lo más importante: apoyamos todas las luchas, decimos que la salida es expropiar a las multinacionales y los grandes empresarios, no apoyar a ningún gobierno burgués, por la democracia obrera y de masas, por gobiernos de las y los trabajadores y sectores populares, por una Internacional revolucionaria y la construcción de partidos revolucionarios en cada país. Por supuesto por el socialismo con democracia obrera y popular.
Ese es el piso para refundar la Cuarta, y empezar a resolver el problema estratégico: la crisis de dirección.