Ponencia presentada por Mercedes Trimarchi, Legisladora Ciudad de Buenos Aires y dirigenta de Izquierda Socialista FIT-U / UIT-CI en el III Evento Internacional León Trotsky realizado entre los días 22 y 26 de octubre de 2024
Para comenzar quiero citar una frase de Trotsky que dice que “Para transformar la realidad empecemos por mirarla a través de los ojos de las mujeres”. Una frase que nos sirve para ilustrar cómo bajo el capitalismo, las mujeres trabajadoras somos una variable de ajuste pero a la vez, podemos ser motor de transformación de esa sociedad. Al menos, desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional, apostamos a esa transformación social.
Actualmente, estamos atravesando una crisis capitalista sin precedentes. Por la profundidad y extensión de la crisis, se puede definir como la más grave de la historia.
Algunos datos que surgen de los propios organismos imperialistas como la ONU, lo demuestran.
- El 10% de la población mundial (820 millones) padece hambre crónica
- 24MIL personas por día mueren de hambre.
- El 24 % de la población no tiene agua potable en su hogar
- Casi el 10 % de la población mundial (760 millones) sin electricidad
- Casi el 40% de la población sin acceso a internet (37 por ciento)
Es decir que a pesar de que nos quieren vender que el capitalismo es el mejor de los sistemas posibles los propios datos demuestran que es un sistema que ni siquiera logra alimentar a todas las personas que habitamos este planeta.
Lo que crece en el mundo bajo el capitalismo es la desigualdad social porque a la par del crecimiento de la pobreza, cada vez más, se concentra la riqueza en pocas manos.
Según los datos de OXFAM, las cinco personas más ricas del mundo, que son varones y blancos, vienen aumentando su riqueza, a escalas inimaginables. ¿Cuánta riqueza tienen estos cinco tipos? Tanta que, si cada uno gastara un millón de dólares por día, les llevaría 476 años agotar su riqueza.
Es un delirio total. Cinco personas, tendrían que vivir cinco vidas, gastando un millón de dólares diarios mientras que 24 mil personas mueren cada día de hambre producto de la irracionalidad del sistema capitalista.
La mayoría de las personas pobres son mujeres. Es lo que se conoce como la feminización de la pobreza. Significa que las mujeres, por diferentes causas, somos más pobres que los varones. Por la división sexual del trabajo, por el trabajo reproductivo no remunerado y porque ramas completas de la economía están feminizadas como los sectores ligados a la limpieza, a la educación y al cuidado de las personas.
¿Por qué un empleador contrata para determinados trabajos a una mujer y no a un varón? Por prejuicio, por discriminación, por machismo y que tiene una explicación desde el punto de vista materialista histórico que me interesa recuperar.
Con Izquierda Socialista estamos reeditando el libro “Mujeres trabajadoras y Marxismo” de Mercedes Petit y Carmen Carrasco, un libro escrito en la década del 70 pero que tiene total vigencia para comprender la compleja relación entre la opresión y la explotación que sufrimos las mujeres y disidencias bajo el capitalismo.
Sinteticamente, la opresión es el sometimiento de un grupo social en base en diferencias raciales, sexuales, nacionales que produce una situación de desigualdad de derechos o de discriminación. Ahora, la explotación es una categoría más de tipo económica y que se puede reducir en la apropiación del trabajo ajeno por parte de la clase que tiene los medios de producción.
Esta distinción entre opresión y explotación nos permite precisar que la opresión es policlasista, abarca a sectores de todas las clases sociales. Por ejemplo, las mujeres somos todas oprimidas, somos todas víctimas del patriarcado y del machismo aunque las trabajadoras, lo sufrimos y padecemos de manera totalmente distinta que las de clase media.
La existencia de la opresión patriarcal no solo es un gran problema para las mujeres en general, sino que el sistema capitalista, empeora la condición de las mujeres trabajadoras que, además de ser oprimidas, somos también explotadas.
La opresión y la explotación no son dimensiones que operan separadas. Las patronales usan todas las herramientas que tienen a su alcance para aumentar la explotación. Así, las trabajadoras sufren la superexplotación. Además, se le suman las tareas domésticas, al llegar a casa a casa, que constituye una segunda jornada laboral.
Así como en los 70 (en el marco de la 2da ola) el feminismo socialista polemizaba con el feminismo radical, hoy (en la cuarta ola) polemizamos más con el feminismo popular, que en Aca. Latina tiene mucha influencia sobre todo en Brasil con el PT y en Argentina con el peronismo.
Aunque puede haber consensos dentro del movimiento feminista y acciones unitarias frente a demandas especificas como el derecho al aborto, lo que prima son los debates. Esto es así porque es un movimiento heterogéneo y policlasista que centralmente se organiza contra la opresión patriarcal por la conquista de derechos.
Dentro del movimiento existen muchas organizaciones y muchos debates. Por ejemplo, en Argentina, en las reuniones preparatorias al 8M se discute cada una de las consignas de la convocatoria. Un debate clásico en estas reuniones con las corrientes del feminismo popular es si se denuncia al gobierno de turno o solo al “Estado” de manera abstracta sin mencionar la responsabilidad de los gobiernos por la falta de políticas públicas.
Otro debate con el feminismo popular representado por la burocracia sindical peronista es sobre la convocatoria a un paro general para el 8M y cómo se convoca a la huelga feminista. Ellas sostienen que no es necesario exigir el paro a las centrales sindicales porque las mujeres podemos por ejemplo no lavar los platos ese día. Otro debate es que el paro debería ser solo de las mujeres y no de la clase trabajadora en su conjunto.
Pero más allá de los debates tácticos, con el feminismo popular, tenemos una profunda diferencia que es estratégica. Sobre si es posible reformar el capitalismo como sistema opresor. Nosotras decimos que no porque el capitalismo nace patriarcalizado. No es un debate nuevo, ya existía en la década del 70, con el feminismo liberal o radical.
El patriarcado es un sistema milenario de dominación del mundo masculino sobre el femenino es aprovechado por el capitalismo (un sistema más moderno) para superexplotar a más o menos la mitad de la humanidad y obtener así mayores ganancias.
Por eso nuestra lucha, como feministas socialistas, no se reduce solo a la conquista de derechos democráticos sino que es más profunda y estratégica. Peleamos para que la clase obrera tome el poder y desde allí, impulse la lucha por el socialismo con democracia que planifique la economía en función de las necesidades de las mayorías sin darle lugar ni a la explotación ni a la opresión.
- Los avances que hubo en la Revolución Rusa para las mujeres.
El primer gobierno obrero de la historia luego de la Revolución Rusa avanzó enormemente en la liberación material de las mujeres, que hasta ese momento no se había concretado en ninguno de los países capitalistas más “avanzados”.
Por ejemplo creó un sistema amplio de maternidades, casas cuna, jardines de infancia, comedores y lavanderías colectivos. Se estableció el matrimonio civil (quitándoselo a la Iglesia), el divorcio con un trámite sencillo, la despenalización de la homosexualidad, el voto femenino y el acceso al parlamento de las mujeres, la legalización del aborto.
Este proceso magnífico de transformación social realizado durante los primeros años de la revolución de 1917 fue bloqueado por la burocratización de Stalin. Trotsky, que había enfatizado en la emancipación de las mujeres como una tarea fundamental de la revolución socialista, alertaba el significado que tenía la reacción conservadora del estalinismo ya en 1936 con “La revolución traicionada”. Allí describe cómo, la degeneración del Estado obrero y la propaganda stalinista, fue liquidando también, los aspectos de la vida cotidiana, la familia y sus consecuencias terribles para las mujeres.
Como ninguna conquista es para siempre, las luchas deben ser hasta el final. Desde nuestro feminismo socialista sostenemos que “quien es socialista y no es feminista carece de profundidad. Quien es feminista y no es socialista carece de estrategia.” por eso somos parte activa de todas las luchas de las mujeres y disidencias contra la opresión patriarcal y al mismo tiempo, luchamos junto a nuestra clase contra la explotación capitalista impulsando la lucha por el socialismo con democracia.
- Socialismo con democracia o catástrofe.
Hay mucha distorsión con la palabra “socialismo”. Se le dice socialista a cualquier intervención estatal capitalista. Por ejemplo, Milei el año pasado en campaña electoral le decía socialista al Jefe de gobierno porteño, Horario Rodriguez Larreta del partido de Macri. De ahí para atrás, todo.
Tenemos una ardua tarea para explicar lo que realmente significa. Arrancando por aclarar que en la Ex URSS, China y Cuba no hubo socialismo. Sí hubo revoluciones muy importantes con las que se logró expropiar a la burguesía pero al no extenderse a escala mundial se terminó retrocediendo y se restauró la propiedad privada en esos países y con ella, la miseria para el conjunto de la clase obrera y con especial saña contra las mujeres.
El socialismo debe expropiar a los expropiadores, a las multinacionales, a los bancos y a los terratenientes. Democráticamente se debe planificar la economía según las necesidades de la clase trabajadora y de todos los sectores populares, sin opresión de ningún tipo y buscando un equilibrio con el cuidado del planeta.