Por MST, sección chilena de la UIT-CI
La clase trabajadora norteamericana y los pueblos del mundo estamos amenazados por el fuego directo de la ultraderecha más peligrosa y reaccionaria de todas. La que responde directamente a los intereses de los grandes monopolios y el capital financiero encabezado sin contrapeso por los magnates del imperialismo yanqui. Los mismos que encabezan el 1% de los super millonarios del mundo que según la ONG Oxfam poseen el 95% de la riqueza mundial.
Esa ultra minoría que detenta el poder en el planeta está dispuesto a todo: A matarnos de hambre, quitarnos nuestros derechos y libertades, condenarnos al control absoluto de las maquinas y la inteligencia artificial, a la destrucción del ecosistema que hace posible nuestra vida y dirigirnos a una tercera guerra mundial apocalíptica.
Ahora no ese trata de un loco “outsider” al que se le arrimaron los grandes magnates e incluso la ultraderecha luego que llegó al poder tras una discutible elección en 2017. Ahora se trata del poder directo de esos mismos magnates y esa misma ultraderecha que usan la ambición sin límite de Trump para llevar adelante su ataque directo al pueblo, a los trabajadores, a los migrantes, las mujeres, las disidencias e incluso contra los que son sus aliados capitalistas más cercanos. Su objetivo es reafirmar su lugar privilegiado en el concierto imperialista desregulando, eliminando pactos para rehacerlos a su manera y atacando directamente a su propia clase obrera y a sus aliados más cercano.
Este nos es simplemente un nuevo gobierno de Trump. Es el gobierno de un demente desquiciado, misógino y explotador con el jefe y cabeza de uno de los más grandes imperios financieros e industriales del planeta. El Gobierno de Trump 2.0 es en realidad el gobierno Trump-Musk.
Cuando enfrentarse al criminal es mejor que enfrentarse al estafador
Aún cuando nadie puede esperar nada bueno de esta dupla de desquiciados su forma de actuar si tiene algo que los revolucionarios destacamos. Ponen los intereses de su clase social que defienden lo suficientemente al desnudo como para que ningún luchador y luchadora social se llame a engaño. Los imperialistas en particular y los capitalistas en general aprendieron -por el temor a las revoluciones- a encubrir sus intereses detrás de un régimen “democrático” que como una araña venenosa oculta el verdadero carácter clasista de la dictadura del capital. Montan acuerdos y alianzas supuestamente por el bien del pueblo cuando en realidad esas mismas alianzas portan el veneno de los grandes empresarios. Los encubren detrás de sotanas y pulpitos. Detrás de supuestos políticos nobles que aparentan velar por el bienestar de todos. De jóvenes supuestamente inexperto. Detrás de pactos y acuerdos que los burócratas sindicales alejados de sus bases pasan como avance para los
trabajadores.
A la ultraderecha no le interesa nada de eso. Prefiere imponer sus intereses a golpe de manotazos, sin pactos ni acuerdos sociales, pasando por sobre sus organismos multilaterales y chantajeando al pueblo y colocando una pistola al pecho de amigo y adversarios.
Su gran punto débil es que lo hacen sin el amparo de una dictadura criminal como la de Pinochet, ni sin el respaldo de bandas fascistas que puedan hacer el trabajo sucio desde abajo apaleando a los manifestantes y a los trabajadores al interior de sus propias marchas y sindicatos como lo hacían los nazis con Hitler.
Ellos usan y se apoyan para avanzar tras sus objetivos en los aspectos más “bonapartistas”, menos democrático, del mismo régimen “democrático” que los lleva al poder. De hecho llegan al poder gracias a la podredumbre de toda la democracia capitalista con su izquierda traidora y su progresismo inoperante pero se siguen apoyando en ellos para imponer sus intereses extremos.
Su talón de Aquiles es que mientras no derroten físicamente a las masas como lo hicieron en su momento las dictaduras genocidas en Latinoamérica al final del siglo pasado o el fascismo en Europa a principios del mismo, la posibilidad de que el pueblo se revele y derrote a estos gobiernos ultraderechistas es algo con lo que podemos contar y es lo que debemos alentar desde el mismo día que asumen el poder.
La llama de un piloto que se puede apagar en cualquier momento
El segundo gobierno Trump-Musk está inspirado en el triunfo de Milei. A ese payaso lo usaron como un piloto de prueba, como un conejillo de indias, que esperaban demostraría que se puede hacer realidad la agenda ultraderechista apoyado en la propia democracia que ellos repudian. Encendido el piloto ahora intentan imponer la reacción a escala dantesca en el corazón mismo del imperialismo mundial.
Sin embargo, ese frágil piloto acaba de hacer frente a un verdadero huracán que de continuar con igual vigor lo apagará. La semana pasada dos millones de argentinos marcharon contra la agenda fascistoide de ese desquiciado ultraderechista.