Por Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI
7/4/2025. La llamada “guerra comercial” de los aranceles lanzada por el ultraderechista Donald Trump, está provocando un nuevo salto en la crisis económica mundial del capitalismo. Pocas veces se ha visto que una medida de un presidente de los EE.UU. provoque tal desbarajuste en la economía mundial. Trump lo logró.
El lunes 7 de abril se lo definió como un “lunes negro”: los mercados bursátiles mundiales se desplomaron tras los aranceles impuestos por Trump. Pero tal es la crisis que ya el jueves 3 hubo otra caída que se dijo que era “un jueves negro”
Los analistas ya calificaron lo ocurrido como una caída “histórica” e incluso como un verdadero “baño de sangre” en los mercados asiáticos y europeos y de “consecuencias devastadoras”. No quieren aún hablar de “crac” pero es lo más parecido.
La Bolsa de Tokio fue una de las más afectadas, desplomándose un 7,8 % y también experimentaron fuertes caídas en Seúl (5,6 %), Sídney (4,2 %) y Hong Kong, donde el índice llegaba a perder cerca de un 13 %. Las bolsas europeas no escaparon al pánico: el DAX alemán cayó un 6,5%, situándose en 19.311,29 puntos, mientras que el CAC 40 de París retrocedió un 5,9% hasta los 6.844,96 puntos. En Londres, el FTSE 100 perdió un 5%, cerrando en 7.652,73. También cayeron las bolsas de los EE.UU. con Wall Street a la cabeza.
Los aranceles es más leña al fuego a la crisis de la economía capitalista
Trump anunció con “bombos y platillos” esta “guerra arancelaria” planetaria como “el día de la liberación” y con el falso y ridículo argumento de que EE.UU. era un “victima” de los países del mundo que se “enriquecieron con EE.UU.”. Puso de ejemplo, casi grotesco, a Camboya. “Miren Camboya”-dijo, cuando según el propio Banco Mundial el trabajador camboyano promedio gana 6, 65 dólares por día. O sea, que no llegan ni a 140 dólares por mes.
La realidad es que los EE.UU., con sus multinacionales, sus bancos y el FMI, son los opresores y saqueadores de los países y pueblos del mundo. Las diez empresas más grandes del mundo, por ejemplo, son estadounidenses. Son parte del 1% de la población mundial (unos 56 millones de personas en un mundo de 8 mil millones de habitantes) que se apropian del 45% de la riqueza mundial.
La debacle y decadencia del sistema capitalista-imperialista lleva a que un desesperado ultraderechista como Trump lance esta “guerra” arancelaria pretendiendo extorsionar a los países con los que tiene intercambio comercial, incluso sus aliados y subordinados para negociar y sacarles concesiones políticas y económicas.
Tan locoide y desesperado ha sido el anuncio de los aranceles, que Trump incluyó en la lista a dos pequeños y remotos islotes solo poblados por pingüinos y focas. Las islas Heard y McDonald, ubicadas a 4.000 km al suroeste de Australia, solo son accesibles mediante un viaje en barco de siete días desde Perth, y no han sido visitadas por humanos en casi una década.
Según Trump, esta “guerra arancelaria” haría que los EE.UU. pase a tener “una era de oro” y que “salga de su declive”. Anunciando entusiastamente que ya “llegan las inversiones” y que se “abrirían nuevas fuentes de trabajo”. El “sueño americano” estaría otra vez a la vuelta de la esquina. Pero todo indica que puede ocurrir lo contrario, en EE.UU. y el mundo.
El terremoto económico en curso puede derivar, según los propios analistas imperialistas, en una recesión en EE.UU. y en el mundo. Lo que llevaría a un mayor estancamiento de la economía capitalista con caída del empleo y de los salarios. La inflación que Trump dice combatir podría crecer en el país del norte ya que los aranceles, a los productos importados (alimentos, juguetes, calzado o automóviles) hará que los empresarios descarguen esos impuestos sobre los precios, Con lo cual hará caer el nivel de vida del pueblo trabajador estadounidense.
Hasta sus aliados de las multinacionales y el FMI lo critican
Tal es el caos que ha provocado Trump que encumbrados aliados de Trump salieron a poner en duda o, directamente, a cuestionar esta política arancelaria.
Entre ellas está la directora general del FMI, Kristalina Georgieva, que señaló que los aranceles “representan claramente un riesgo considerable para las perspectivas mundiales en un momento de débil crecimiento”. (Clarín, Argentina,4/4/2025).
El presidente de JPMorgan, Jamie Dimon, se ha sumado al creciente clamor empresarial contra la guerra comercial: “La fragmentación económica con nuestros aliados puede ser desastrosa a largo plazo”, advierte el banquero. (…) que cree que los aranceles frenarán el crecimiento, aunque cree que aún está por ver si provocarán una recesión. Los analistas del banco, el mayor de Estados Unidos, han convertido ya la recesión en su escenario central para Estados Unidos y también ven crecientes probabilidades de recesión global. Dimon pide que se aclare el panorama lo antes posible para minimizar el daño” (El País, 7/4/2025).
El multimillonario dueño del grupo Virgin, multinacional que invierte en diversos sectores, como viajes, telecomunicaciones, música y entretenimiento, Richard Branson, critica los aranceles y dice que “este es el momento de reconocer un error colosal y cambiar el curso”.
Dan Ives, analista principal de Wedbush Securities califica a los aranceles de Trump como «el mayor desastre visto en los mercados. Será en Armagedón económico” (Clarín, 6/4/2025).
Insólitamente, hasta las grandes multinacionales tecnológicas, que apoyan a Trump, se ven afectadas en sus super ganancias. Son las llamadas “Siete Magníficas”. Entre ellas, Apple, Amazón, Alphabet (Google), Microsoft, Nvidia y hasta Tesla, de Elon Musk, que sufrió una caída del 50% en sus acciones. Además, casi todas estas empresas tienen la mayor parte de su producción en China o Vietnam, países que sufren altos aranceles de Trump.
En menos de una semana, por la caída de las bolsas, se perdieron la extraordinaria suma de 6 billones de dólares (millones de millones) de las principales empresas que cotizan en Wall Street (Datos AP, Bloomberg, en Clarín, 6/4/2025).
Ante la crisis provocada, Trump no piensa aflojar. Salió a amenazar a China con poner un 50% más de arancel, por sobre los ya anunciados.
Ante las críticas y las protestas callejeras, un Trump virulento no tuvo pelos en la lengua y señaló: “Estados Unidos tiene la oportunidad de hacer algo que debería haberse hecho hace décadas. ¡No sean débiles! ¡No sean estúpidos! ¡No sean unos “Panican” (un nuevo partido basado en personas débiles y estúpidas)! Sean fuertes, valientes y pacientes, ¡y la grandeza será el resultado!” (Ambito, Argentina, 7/4/2025)
Trump expresa que el capitalismo sufre la crisis más grave de la historia
Esta pateada de tablero de Trump, político y económico, se explica porque desde hace décadas, el capitalismo imperialista está atravesando una crisis enorme, económica, política, social y ambiental.
No es una crisis coyuntural. Pero si la política de Trump está provocando el comienzo de un nuevo pico agudo de crisis económica global.
Los socialistas revolucionarios consideramos que es la más grave de su historia porque incluso es superior a la del año ´29 del siglo XX. Primero y principal porque es más duradera, se extiende más en el tiempo que aquella. Comenzó en 2007/2008 y ya lleva 17 años. Segundo porque se terminó encadenando con otras nuevas y con el agravamiento de la crisis ambiental generada por el propio capitalismo.
Se trata de un proceso más amplio de decadencia absoluta y de desorden del capitalismo imperialista. La causa más importante de no superación de la crisis tiene que ver con que pese a los planes de ajuste y saqueo de los gobiernos capitalistas, la clase trabajadora y los pueblos, continúan resistiendo con sus luchas. Por eso la perspectiva, es a más crisis y a su profundización sino logramos su superación con gobiernos de las y los trabajadores que abran el camino del socialismo.
En este marco Trump lanza una contraofensiva imperialista contrarrevolucionaria. Busca subordinar a su política de saqueo y explotación, a los imperialismos como China, que es la segunda potencia mundial, a los imperialismos menores, como la Unión Europea o Rusia y las semi colonias del mundo. Y, por otro lado, trata de derrotar las luchas de movimiento de masas, revertir las conquistas de la cuarta ola de las mujeres, los derechos de las disidencias sexuales. Unido a una ofensiva racista y anti migratoria en los EE.UU. y el mundo.
Trump combina esta ofensiva de cambio buscando un nuevo realineamiento mundial, rompiendo los acuerdos inter imperialistas pos Segunda Guerra Mundial. Se acerca, por ejemplo, a un pacto con Putin y Rusia, rompiendo los acuerdos con la Unión Europea. Pretende quedarse con territorios, como Groenlandia, o con el control del canal de Panamá, que violaría las propias leyes internacionales de la burguesía imperialista que formalmente se impusieron hace 80 años.
El intento de Trump de superar la crisis y el desorden mundial que vive el imperialismo, está condenado al fracaso. La tendencia de la realidad es a que pegue un salto la crisis económica global, que aumenten los roces y choques inter burgueses y que, sobre todo, crezcan las luchas obreras y populares en EE.UU. y el mundo contra las consecuencias de mayor pobreza y crisis social que provoca el plan de Trump y de los planes de ajustes y resortes de sus gobiernos aliados.
La primera gran respuesta la comenzó a dar el pueblo estadounidense con más de 1200 movilizaciones, el 5 de abril, en distintas ciudades del país y que también se replicaron en muchas capitales de Europa. En EE.UU. la movilización tenía como consigna central ¡Quita tus manos! Dirigida contra Trump y Elon Musk, quien está a cargo de los despidos masivos de trabajadoras y trabajadores del estado. Se habrían movilizado más de 5 millones de personas.
Estas movilizaciones de trabajadores, estudiantes, inmigrantes, mujeres y disidencias marcan el camino para enfrentar y derrotar los ataques reaccionarios del ultraderechista Donald Trump en Estados Unidos y todos los países del mundo.